III

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Luego del ajetreado día, al fin dispuse de unos minutos para mí en mi alcoba, me tumbé en la cama mirando al lujoso techo mientras tenía los ojos abiertos. No estaba preparado para casarme con la princesa de otro reino, más era mi obligación como Príncipe proveer un heredero al trono, suspiré y sentí como la institutriz me llamaba de nuevo mientras tocaba suavemente la muerta de madera

-Príncipe Richard, vuestro padre, el Rey, demanda vuestra asistencia pues quiere que seáis vos quien primero reciba a los reyes

-Dile a Padre que bajare en unos minutos- mandé a la Institutriz, cuando sentí que ya no estaba, me levante y asomado en la ventana observe las vidas simples de todo el pueblo

Pese a mi estatus social, siempre había anhelado poder pasar un día entre la plebe, pero por obvias razones me era imposible, observaba plácidamente a todos aquellos ciudadanos hasta que uno de ellos reparó en mi presencia.

-El Principe esta bendiciéndonos con su presencia, ¡Viva el Príncipe Richard y viva el Rey!-dijo mientras apuntaba con su dedo escuálido hacia mi persona, a continuación toda la gente se giró para observarme y seguido hacer una reverencia , para continuar gritando. Yo, solemne sonreí, iba a regresar al interior de mi alcoba, pero Padre irrumpió en ella, y actuando como un Rey debe hacerlo, se colocó a mi vera.

-Querido y amado pueblo, es de gran agrado vuestras ovaciones hacia mi hijo, y futuro Rey, el Principe Richard-todos vitorearon- no obstante hoy es un día glorioso, un día grandioso, mi hijo, Richard el Hermoso contraerá matrimonio con la Princesa Nil, hija de los reyes del Imperio Lejano- padre puso su mano sobre mi hombro, todo el pueblo vitoreó-¡viva el príncipe Richard y su futura esposa!-alguien dijo-y ahora mi hijo dirá algunas palabras tras el anuncio de tan gran suceso

Todo el pueblo me miraba expectante, esperando a que las palabras fluyeran de mi boca, observe a toda la plebe, todos tenían su mirada en mi, todos menos una persona, mi rostro torno un aspecto no tan real y sonriente, aunque no me agradase la idea de mi matrimonio concertado, ¿Por qué aquel plebeyo no estaba esperando con expectación las palabras de su futuro Rey? Mire directamente a ese campesino, el cual portaba un barril mas grande que él, el reparo en mi mirada y vi como sus ojos tornaban angustiados

-¿Campesino del barril, cual es tu nombre?- él se vío sorprendido y antes de responder hizo una reverencia

-Mi Príncipe, mi nombre es Paul El Tabernero

-¿Cómo osas a burlarte de mi hijo, campesino? Los apodos son solamente dados por gente de la corona, has tenido la osadía de mentir hacia tu Príncipe y futuro Rey- hablo Padre con tono autoritario, aquel campesino respondió

-Mi rey, no sería capaz de mentir antes vos y ante el Príncipe, mi apodo me fue concedido por vuestro mejor hombre en las armas, ayer, en mi humilde bar, os ruego que me creáis

-Till, el hombre mas valiente de todo nuestra armada-me dirigí yo- podríais confirmar lo que este tabernero dice-pregunte intrigado

-Mi Señor, lo que el tabernero dice es verdad-respondío Till a lomos de su corcel negro-yo mismo le concedí dicho apodo

Gire mi cabeza y vi que Padre estaba irritado.

-¿Porque le concedisteis dicho apodo?-pregunte curioso

-Porque juro su lealtad hacia la corona y es un hombre trabajador y humilde-respondió Till de manera segura

-Siendo eso así-me dirigí hacia esa Paul-¿tu taberna debe estar rebosante de gente y vida, no es asi?-el negó

-Desgraciadamente no mi Príncipe, mi humilde tienda no tiene clientela alguna, pese a su excelente cerveza y demás bebidas.

-Si tan seguro estas de que tu cerveza es la mejor, yo el Principe Richard el Hermoso, te declaro Paul El Tabernero Real, proporcionaras todo la bebida necesaria para el día de mi boda, y se te ofrecerá un gran pago además de reconocimiento, pero obstante, si tus bebidas no están a la altura de este evento, tu cabeza será degollada y beberé de tu cráneo el mismo liquido que te sentencio a muerte- ahora me dirigí a todo el pueblo- todo aquel que teniendo oro para gastar decida no comprar los servicios de Paul El Tabernero Real, será degollado de la misma manera- y finalizadas esas palabras Padre y yo, regresamos a mi alcoba

Königliches BlutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora