–Bien, chicos. Debo irme, mis padres me están esperando– anunció la rubia, para posteriormente tomar su mochila y dirigirse a la salida realizando un ademán en forma de despedida.
–Nos vemos mañana, Cyn– se despidió el pelinegro mientras le dedicaba una media sonrisa.
El resto de los chicos sólo se despidió de ella con un ademán.Cuando finalmente los cuatro quedaron sólos George fue el primero en hablar.
–¿Y bien...?– cuestionó el colmilludo.
–¿"Y bien" qué?– indagó John.
–Pienso que deberíamos jugar otra ronda– respondió éste con una sonrisa traviesa en su rostro.
–Pero sin las chicas será aburrido– dijo finalmente el pelinegro en un suspiro.
–Yo creo que Geo tiene razón– comentó Ringo por primera vez desde que Cyn se había marchado de la casa.
–Me apunto, Mimi no llegará hasta dentro de unas 4 horas– dijo John haciendo una mueca.
–¿Qué dices, Macca?– cuestionó Harrison mientras lo miraba atentamente.
–Está bien...me quedo– respondió éste mientras rodaba los ojos y posteriormente sonreía.
Y entonces George tomó la botella y la posicionó en el centro de la "ronda" en la que se encontraban sentados. El juego consistía en que a los dos que apuntara la botella tendrían que hacer algún reto juntos o decir algo que les preguntaran sobre el otro.La botella finalmente se detuvo apuntando a John y Paul. Ringo y George se dirigieron una mirada cómplice, mientras que los otros dos sólo se miraron nerviosamente, temiendo escuchar a que los retarían sus amigos.
–Ringo, ¿estás pensando lo mismo que yo?– indagó Harrison con una pícara sonrisa curvandose sobre sus labios.
–Me temo que sí– confesó divertido.
–Oh...entonces lo siento mucho chicos, pero tendrán que besarse– Lennon y McCartney se dirigieron una mirada rápida.
–¡No!– espetaron ambos al unísono.
–Bien, no nos iremos de aquí hasta que se besen, y...¡ah! No olviden que tengo copia de las llaves– advirtió éste intentando parecer serio, pero las caras que habían puesto sus amigos eran dignas de algo más que un buen meme.
–Maldito vampiro– refunfuñó Lennon.
Paul parecía que estaba paralizado.
–¿Qué esperan?– agregó Ringo de repente, por lo que ambos se tensaron, no sabían como actuar ni qué hacer.
John dió la iniciativa, ya que el pelinegro parecía estático en donde estaba.
Se acercó lentamente al rostro del menor, y éste sólo pudo reaccionar en ese momento. ¡Él y John estaban a punto de besarse! ¡Eso definitivamente era una locura!
Pero cuando iba a moverse era ya demasiado tarde, John ya había fundido sus labios en los suyos. Y en algún momento pensó en apartarlo, pero por el contrario, lo único que hizo fué acercarlo más a él tómandolo suavemente de su cabello castaño.
Sus labios eran suaves y casi como una droga o tal vez peor.
Ya que en el momento en el que se separaron para recuperar algo de oxígeno sabían que querían perderse en los labios del otro para siempre, y no separarse nunca.
–Rings, creo que estamos de sobra por aquí...–FIN.