Y ahí estaba yo, observándola como lo hacía ya desde hace unos meses, ella caminaba con sus auriculares puestos y su libro favorito en la mano, note como su boca se movía al compás de la canción que escuchaba y su mirada estaba perdida en algún punto del suelo. Llevaba unos jeans ajustados, su tapado de invierno, guantes y su gorro favorito, mi gorro.
Lucia como siempre, pero no era la de siempre.
Hace unos meses me di cuenta que después de todo lo que pasamos sería estúpido rendirme, tenía que luchar por volver a tenerla hasta el último segundo. Tenía que hacer que los recuerdos vuelvan a ella, que recuerde todo lo que vivimos, todo lo que hicimos para estar juntos. Tenía que hacerle recordar esas tardes en las que solo nos tirábamos en la cama a hablar y dejábamos el tiempo pasar, esos momentos en los que no importaba lo que hiciéramos, solo nos bastaba con estar juntos, tenernos el uno al otro... Y yo estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por lograrlo.
Mis amigos aún siguen preguntándome porque no aparezco, pero yo solo quiero verla. Me duele saber que siguió adelante... Sin mí. Sé que de alguna forma la vida me dio otra oportunidad, sé que puedo hacer que se vuelva a enamorar de mí, sé que puedo volver a lograr que sea mía. Puede que no la merezca, pero también sé que no pierdo nada intentándolo otra vez, solo necesito hacer que suceda. Probablemente nadie lo entienda ni este cerca de enterme pero yo no puedo separarme de ella, y tampoco quiero hacerlo.
Nuestro amor esta hecho a prueba de fuego.