¿Lo Recuerdas? - Eris Mornigstar

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Las palabras no tienen el poder de impresionar la mente son el exquisito horror de su realidad.

Edgar Allan Poe.

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Para el teniente Darién Larius y su equipo, las misiones que se les habían asignado eran pan comido.

Pertenecían a un escuadrón de elite en donde estaban los mejores agentes.

Desde detección de bombas, hasta los mejores tiradores. Sus tiempos de juventud en la universidad fueron para ellos los mejores.

Todos eran amigos, estudiaron juntos y emprendieron el camino de la justicia que es como ellos le llamaban.

El helicóptero Boeing CH-47 estos medios de transporte son capaces de transportar pequeños vehículos militares dentro o fuera de sí mediante tres ganchos para izar carga externa., los transportaba hasta un lugar en el bosque, donde recibieron el llamado de emergencia de que hombres armados hasta los dientes, tomaron como rehén a una familia adinerada mientras descansaban en su cabaña.

Mientras se acercaban a su destino, tres hombres, entre ellos Darién, bromeaban como camaradas que eran, recordando sus tiempos en la universidad. Tuvieron un pequeño y no muy agradable deja vu cuando bajaron de su transporte aéreo, que los dejó con la promesa de esperarlos hasta su regreso.

—Cuida bien nuestra carrosa Luck—bromeo Derek, uno de los tres hombres, sumándole un guiño, que hizo al otro rodar los ojos y mostrarle el dedo medio.

—A eso es lo que yo llamo amor—le siguió Daniel.

Así se despidieron con un gesto las tres D, sí, era el grupo que se había juntado y que por una casualidad sus nombres comenzaban con esa letra. Quizás el destino los había reunido para hacer algo importante, al menos es lo que ellos pensaban.

Darién, Derek y Daniel, conformaban el equipo perfecto.

Se encaminaron a pie. El bosque les permitiría camuflarse, para no ser interceptados. Un viento repentino les sobrevino y el escalofrío se instaló en su espina dorsal. Intercambiaron miradas, era extraño que el viento soplara tan fuere dentro del bosque sin que haya alguna tormenta.

Los arboles comenzaron a mecerse de un lado a otro, de repente, un rayo cayó sobre uno de los arboles derribándolo y tomándolos desprevenidos, a duras penas pudieron esquivarlo antes de ser aplastados.

—¿Qué mierda? —Espetó con rabia Derek levantándose con esfuerzo del suelo— No está nublado ¿Cómo es eso posible?

—No tengo indicios de ninguna tormenta eléctrica—respondió Daniel mostrándoles el artefacto para monitorear el clima en la zona.

—Sigamos. Entre más rápido terminemos esta misión más pronto regresaremos a casa—animó Darién.

Pero el mal presentimiento estaba presente en todo su ser.

Continuaron caminando, el localizador funcionaba a pesar de estar dentro del espeso bosque gracias al sistema avanzado que utilizaban, el punto rojo parpadeaba justo en la dirección a la que se dirigían.

—Estamos por llegar—anuncio Darién, el jefe— Derek, activa el escáner infrarrojo, para saber cuántos hombres hay y en qué posición se encuentran. ―El aludido obedeció de inmediato en cuanto se encontraron cerca del lugar.

La cabaña era grande, lo suficiente para albergar cinco numerosas familias.

—Muy modesta—el sarcasmo no pudo evitar salir de la boca de Derek al ver la estructura.

Relatos, El lado oscuro de una ninfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora