::Tres::

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_xxsw_ aquí tienes, pero no te alteres, mi amor 🥹




Cansado, TaeHyung suspiró mientras cargaba las bolsas de su padre. Llevaban cerca de una hora caminando por el mercado y aún no terminaban de comprar. Ya quería irse a casa; le dolían los pies y los brazos, pero en ningún momento se quejó. Aprovecharía todo el tiempo que pudiera pasar con él.

El joven león tenía ya 17 años desde hacía unos meses y se había convertido en un chico alto y bien parecido. SeokJin trataba de enseñarle todo lo que sabía sobre la preparación de medicamentos, deseando que TaeHyung se convirtiera en boticario. El rubio amaba ver a SeokJin tan feliz al enseñarle; el hombre tenía tantos planes para TaeHyung y su futuro prometedor.

Pero TaeHyung tenía una deuda que pagar, y le dolía el corazón saber que tendría que irse pronto. El tiempo se estaba agotando: solo faltaban tres meses, exactamente una semana después de su cumpleaños número 18. Aún no sabía cómo despedirse o cómo irse. Le aterraba contarle a su padre lo que había hecho y temía su reacción.

Agradecía la oportunidad que le había dado JungKook; por un momento pensó que lo mataría al ofrecer su vida como sacrificio... Pero, en su lugar, le permitió disfrutar un poco más de su familia. Sin embargo, ese privilegio también hacía más difícil el decir adiós.

¿Qué haría JungKook con él cuando fuera a saldar su deuda?

¿Lo torturaría como a los hombres que había visto fuera de su castillo?

¿Se comería su alma?

Miles de ideas locas invadían su mente como posibles respuestas. Durante esos casi cuatro años había visto a JungKook muchas veces, pero JungKook nunca mencionaba nada al respecto. Simplemente aparecía y quería que TaeHyung jugara con él. Siempre traía consigo algún juego de mesa, incluso un tablero de ajedrez que parecía bastante costoso. Además, traía un montón de rompecabezas. JungKook parecía amar los juegos y le encantaba jugarlos con TaeHyung. Sin embargo, el pelinegro no parecía particularmente interesado en él ni quería hablar de sí mismo; seguían siendo completos desconocidos.

A pesar de todo, le gustaba hablar con TaeHyung para que este le explicara cosas que no entendía, como qué era una familia. JungKook no parecía comprender del todo cómo funcionaba el mundo a su alrededor. Tenía una forma peculiar de interpretarlo, pero le gustaba aprender conceptos nuevos.

No le parecía una mala persona; al contrario, JungKook era agradable y dulce. TaeHyung disfrutaba del ambiente ameno con él y de las radiantes sonrisas que soltaba constantemente. Era como un rayo de luz. Aun así, no podía confiar completamente en él; esa alegría podía ser solo una máscara que ocultaba un monstruo camuflado tras una curiosa e inocente personalidad.

Esa ambigüedad, sumada a la falta de conocimiento sobre JungKook, le hacía sobrepensar cada pequeña interacción.

—Oye, TaeHyung, deja esto aquí —dijo SeokJin al llegar junto a otro hombre—. Él me ayudará a llevar las cosas. Luego iré a ver a un paciente. Toma —le entregó una pequeña bolsa con monedas mientras el hombre castaño le quitaba las bolsas—. Diviértete en la feria y cómprate algo. Te veo en la casa del señor Lee cuando comience a anochecer.

—Está bien... —respondió TaeHyung, viendo cómo se alejaban. Suspiró y bajó la mirada; debía encontrar un momento para hablar con SeokJin.

Caminó lentamente entre la multitud, con su cola moviéndose de un lado a otro mientras se perdía en sus pensamientos, hasta que un pequeño grito escapó de sus labios al sentir que alguien la agarraba. Algunas personas lo miraron con extrañeza, y cuando volteó, se encontró con JungKook, quien aún sostenía su cola.

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⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

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