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-"Y este cuarto será el tuyo, está al lado de del (T/n), así que si le sucede algo vas a poder oir sin problema"

Fue el último lugar que tu padre le mostraba a Fukunaga, había pasado al menos 45 minutos desde que habían dejado tu cuarto para empezar con el tour.
No era que la casa era inmensamente grande, solo que en cada lugar que el señor Akumane le mostraba a Fukunaga daba una explicación de tu rutina más reglas que debían tenerse en cuenta, esa fue la razón de la tardanza del mismo.

-"Está todo bien? Entendiste todo? Tienes alguna duda? Si necesitas que repita algo-"

-"Todo está claro señor Akumane"

Él suspiró con alivio al escuchar esas palabras del chico, se dio cuenta de la hora, las 16:34, en ese momento el rostro de alivio desapareció.

-"Ya debo marcharme! Por favor cuida bien de ella, si? Mañana puedes ir a buscar tus cosas! Puedo ayudarte pero ahora debo irme!"

Decía el hombre mientras caminaba a la puerta de entrada y se iba poniendo sus zapatos algo apurado.

Fukunaga simplemente observó la escena hasta que el hombre cerró la puerta. Él dio un suspiro y miro la puerta de tu cuarto, se acercó y dio tres golpes.

-"Pasa"

Cuando le diste el permiso él entró en el cuarto, te vio sentada en la cama con tu brazo apoyado en el marco de la ventana que estaba al lado de la misma, y tu rostro apoyado en tu mano, observando el patio.

-"Ya te dio una explicación de la rutina y las reglas?"

-"Si..."

Cuando él afirmó ante tu pregunta no pudiste hacer más que suspirar con cierta tristeza.

-"Estás enferma?"

Esa pregunta hizo que voltearas a verlo, acercaste tus piernas a tu pecho y las abrazaste.

-"Yo no me siento enferma, pero papá dice que lo estoy, por eso es tan estricto"

Fukunaga se acercó a tu cama y se sentó a tu lado para mirarte durante un momento.

-"Ven"

Dijo para extender su mano hacia ti, esperando que la tomes, lo miraste con confusión durante un momento pero terminaste tomando su mano.
Cuando lo hiciste él se levantó y te llevó hasta la cocina.

-"Voy a prepararte algo dulce, que te gusta?"

Tu lo miraste y ladeaste la cabeza durante un momento para luego sonreír.

-"Dorayaki!"

-"Muy bien, veré si hay ingredientes para-"

Antes de que pudiera terminar la frase tú ya estabas buscando en las puertas de la mesada de la cocina todo lo que necesitaban, los ibas colocando todos sobre la mesada.

-"Como se prepara? Quiero ayudarte"

Fukunaga no pudo evitar sonreír leve por cómo lo mirabas con emoción por solo querer ayudarlo a cocinar.
El acepto tu propuesta, y te fue indicando los pasos a seguir para ir preparando ese dulce.

-"Podemos reemplazar en algunos la pasta que lleva dentro por chocolate?"

Él aceptó sin mucho problema, haciendo que te pongas aún más feliz por ello.

Cuando terminaron se sentaron para empezar a comer su tanda de 6 dorayakis, 3 de pasta de judías y 3 de chocolate. Fukunaga estaba hirviendo agua para beber algo y acompañarlo al dorayaki.

Sirvió dos tazas de té y las colocó en la mesa, ambos se sentaron enfrentados.

-"Se ven muy bien... Y huelen muy bien..."

Decías mientras tomabas uno de los de chocolate y le dabas una mordida, sonreíste y diste otra mordida llenando tus mejillas.

Fukunaga soltó una risilla, verte con las mejillas llenas le recordaba a una ardilla o un hamster.

-"Estan muy buenos!"

Seguiste comiendo llenando completamente tus mejillas y luego bebiendo de té que había preparado Fukunaga.

-"Qué vamos a hacer luego?" preguntaste con cierto brillo en tu mirada, ansiosa de qué respondería.

-"Qué te gustaría hacer?" respondió el chico con otra pregunta

-"Quiero salir al patio!"

Él ciertamente se sorprendió un poco por la simpleza de tu pedido, pero no iba a darle muchas vueltas al asunto.

Ambos se dirigieron al patio, él llevando una manta para que se puedan sentar en el césped sin ensuciarse.

-"Sabías que todas las flores tienen distintos significados?" preguntaste mirando las flores de la pasión que habían en los arbustos a tu lado.

-"He oido de eso"

-"Me gustaría saber qué significan todas, es algo muy interesante. Podría comunicarme sólo con flores"

Fukunaga te miró con cierta confusión, lo habías notado.

-"No es que no me guste hablar, pero es difícil"

-"Conmigo hablas muy bien"

-"Porque te ves alguien fácil de hablar, y simple de hacerlo"

Él simplemente hizo una mueca alzando sus cejas y mirando a un lado, estando de acuerdo a lo que habías dicho a lo que tu reiste levemente.

-"Eres muy expresivo"

-"De verdad crees eso?"

-"Para mi si, no haces gestos exagerados, por lo que no se notan tanto a no ser que te miren con atención, pero el rostro a veces habla mucho más de uno que sus propias palabras"

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho mientras te observaba.

-"Mi padre a que hora va a llegar? Sabes?"

-"Probablemente a las nueve de la noche"

-"Entonces hay tiempo"

Dijiste para levantarte y caminar por el césped hasta el pequeño galpón que se encontraba en el jardín, moviste algunas herramientas que había ahí y quitaste una lona que ocultaba algo.

Cuando saliste tenias una tabla junto con unas sogas unida a la misma.

-"Puedes ayudarme a colgarla? Es una hamaca"

Él ladeó levemente la cabeza.

-"Como no la uso papá la escondió, si él no está puedo usarla, pero no puedo colgarla, la escalera también está donde no puedo encontrarla. Me ayudas? Tú eres alto. Cuanto mides?"

-"179"

-"Si vas a alcanzar la rama con solo subirte a algún banco"

Te dirigiste a él para dejarle lo que sería la hamaca en las manos y luego buscaste un banco, el por mientras te miraba y luego observaba el árbol, la rama se veía bastante firme.

-"Aquí"

Colocaste un banco cerca del árbol, él se subió y comenzó a atar la soga a la rama, como tu habías pensado él llegaba a la perfección.

Una vez confirmó de que estuviera bien sujeto se alejó llevándose el banco con él para que puedas subir.

Y eso hiciste, te sentaste en la tabla de la misma y comenzaste a hamacarte por tu cuenta con una sonrisa en los labios.

Fukunaga simplemente te observaba, y otra vez sintió ese golpeteo en su pecho.

Le llamó mucho la atención que pudieses ponerte tan feliz con cosas tan simples.

-"Salto!"

Gritaste y aún cuando estabas en el aire te soltaste de la hamaca cayendo al suelo y rodando por el suelo mientras reias. Cuando hiciste eso alarmaste a Fukunaga y rápidamente fue hacia ti para revisar si te habias herido.

-"Estoy bien, creo que solo me raspe la rodilla cuando caí"

Dijiste eso y él dirigió su mano a tu rodilla derecha la cual tenía un pequeño raspón.

-"Por qué saltaste?"

-"Sólo...porque sí"

Fukunaga te dio una mirada de confusión antes de levantarse e ir a buscar algo para limpiar el raspón en tu rodilla, cuando él regresó y comenzó a limpiar la herida seguiste hablando.

-"Sólo para sentir algo de adrenalina"

-"Deberías ser más cuidadosa"

-"Prometo no repetirlo, sólo fue por esta vez"

Él sonrió y puso una pequeña bandita suficiente para cubrir el raspón.

-"Quieres subirte a la hamaca tú?"

Ante tu pregunta él sólo respondió negando con la cabeza.

-"Me empujas?"

Fukunaga había entendido a qué te referías, pero lo primero que hizo fue darte un suave empujón.

Tú lo quedaste mirando primero con el ceño fruncido en confusión para luego reír y devolverle el empujón. Te levantaste y volviste a la hamaca, moviste tus pies los cuales colgaban, mientras observabas a Fukunaga con una sonrisa en los labios.

-"Vienes?"

Recibiste como respuesta un asentir, se levantó de donde estaba y se colocó detrás de ti para empezar a darte empujones en la hamaca para que te vayas elevando con la misma. 

Libre - Fukunaga x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora