Página En Blanco

Capítulo 2

Él era el culpable de eso, él mismo se lo había buscado. Quiso demostrarles a todos de lo que era capaz, y terminó a manos de quien principalmente había sido su presa. Ahora él era la presa, y El Joker era el cazador.

La palanca se estrellaba contra su cuerpo, y los únicos momentos donde se sentía en paz era durante ese breve intervalo de tiempo donde la palanca se alejaba de su cuerpo para tomar impulso y volver a golpearlo.

Podía sentir cada uno de sus huesos hacerse pedazos, y el sabor amargo de su propia sangre manchando su boca. Sus muñecas ardían por lo fuerte que se las habían atado.

Finalmente el payaso lo dejó. El sonido de la palanca estrellándose contra el piso le dio alivio y esperanza, y creyó que podría escapar de esa.

El Joker se fue, claramente no lo hizo sin antes hacer un mal chiste y reírse del mismo.

De alguna manera encontró las fuerzas para levantarse, pero al instante cayó al suelo. Y así, con los huesos rotos y deseando nada mas que morir, se arrastró hasta la puerta. Su propia sangre marcaba el doloroso recorrido que se vio obligado a tomar.

Nunca se sintió tan feliz como en el momento que alcanzó la puerta. Pero esa felicidad se esfumó antes de que pudiera disfrutar de ella.

La puerta estaba cerrada.

Ahora le tocaba aguantar el dolor hasta que Bruce se apareciera y lo sacara de ahí. No era lo que inicialmente quiso, pero se conformaba.

Sin embargo, el pitido del reloj que contenía la cuenta regresiva para su muerte no decía lo mismo.

¡15. Malditos. Segundos! En pocas palabras, nada.

Hasta ahí había llegado su vida, y lo comprobó cuando el lugar explotó consigo ahí dentro, y luego todo se volvió oscuridad.

.....

Luego la oscuridad fue iluminandose por una intensa luz verde que le obligó a abrir los ojos.

Ya no estaba en su descanso eterno, el cual probablemente había sido uno de los momentos más tranquilos de su vida, estaba en el pozo de lazaro.

Su vida había reiniciado, sin que él lo quisiera, o le hubiera dado permiso a alguien para hacerlo. No era justo.

No era justo haber despertado sin saber quien era o que hacía ahí. Lo único que sentía era ira. Una ira incontrolable que se reflejó en violencia.

Asesino a todos los que estaban a su alcance, excepto a Talia y Ra's, de alguna manera no sentía culpa ni arrepentimiento.

No sentía nada. Estaba vacío. Carente de vida... Que irónico. De hecho matar a toda esa gente le dio satisfacción, y no podía ni quería parar. Lo único que quería era acabar con los que sean necesarios para liberarse de ese insoportable sentimiento.