Cuando Roller Jones se enlistó en la policía de Gotham, ya sabía que su vida iba a ser una mierda.
La ciudad oscura y despiadada nunca dio tregua, los índices de criminalidad eran tan altos como sus nubes borrascosas y densas, las calles frías, los adoquines sucios y gastados, la comida grasienta y mala y un sinfín de almas miserables jugando a sobrevivir.
No, Gotham nunca estuvo hecha para los débiles.
Con el paso del tiempo en su servicio como patrullero, Roller llegó a conocer al murciélago, lo vio varias veces a la distancia: grande como un tanque y aterrador como una jodida pesadilla de esas que muerden de madrugada y calan hasta la primera luz de la mañana.
Como si la presencia de Batman no fuera suficiente había otros locos por ahí pero, si le preguntaban a él, el peor de todos era sin duda Red Hood. Un sujeto de casi dos metros, tocado por el diablo que gozaba ejecutando a pobres desgraciados, y no se refería a una ejecución como esas donde te ponen una bala en medio de las cejas, no señor, Red Hood tenía la sensibilidad de un carnicero. La última vez, Roller había tenido que hacer turnos extras para bajar unos cadáveres que habían sido colgados de un puente con sus propias tripas.Si bien era cierto que los cuerpos habían sido descubiertos con un montón de evidencias que los vinculaban a una red de pornografía infantil, había que estar tan frío como un hielo para idear una mierda tan sádica.
Y así, entre sangre, corrupción y llovizna gris, la noche de Halloween sorprendió a Gotham un año más.
Como en cada treinta y uno de Octubre, el ambiente se llenó de acentos otoñales, los turnos en las patrullas se hicieron más largos y, algo le pasó al aire que augura misterios y horrores desenfrenados. Las luces mortecinas del alumbrado parecían fuegos fatuos suspendidos en expectante contemplación y Roller encendió su tercer cigarrillo mientras se sacudía el frío dando unos golpecillos en el suelo con las suelas de sus botas.
Las brujas cantaban, las momias pedían dulces y por la puerta de una desvencijada bodega, el oficial de policía vio aparecer su peor pesadilla: Red Hood, con el casco rojo bien puesto, la chaqueta de cuero medio maltratada y las correas en sus muslos regios cargando dos pistolas Glock de nueve milímetros."Santísimo carajo"
Por puro instinto de supervivencia Roller se escondió detrás de un apestoso contendor de basura, desde ahí, pudo ver como Red Hood se tomó un momento para envolver algo, con la calma de un demonio a la mitad del infierno. El paquete en las manos del asesino tenía una forma irregular y a media luz parecía que la tela que lo envolvía estaba lleno de salpicones de sangre, luego el forajido montó en una motocicleta, pateó el pedal del encendido y arrancó.
Ese instante fue crucial para él, su patrulla estaba cruzando la calle y si arrancaba ya mismo era probable que pudiera alcanzarlo. ¿Y después? Bueno, ya lo pensaría luego.
Con la adrenalina a tope, fantaseando con el ascenso que le darían por atrapar al terrible criminal del casco rojo, Roller comenzó la persecución.La patrulla era vistosa y el oficial ni siquiera había encendido las luces o la sirena, guardó casi una calle entera de distancia pero no lo perdió sin importar las vuelvas de la motocicleta. La tensión se le acrecentaba ene le estómago y casi le hizo sentir nauseas. Después de diez minutos de conducir hacia la zona industrial, Red Hood se detuvo en la entrada destartalada de una bodega de tres pisos, desmontó, bajó el paquete envuelto y entró por las escalerillas de incendios.
El interior de la bodega era tan oscura como la boca de un lobo. Al oficial de policía le temblaron las muñecas mientras sujetaba su arma y seguía los pasos del forajido:Un piso...
Dos...
¡Y en el tercero!
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Trick or Kiss
Fanfiction¿Qué hace Red Hood una noche de Halloween mientras Nightwing está enfermo? #JayDick #SecretHalloween #EDEN2020