Samhain

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Día a día era la misma rutina, la fuerza los mantenía al pendiente del otro y les permitía sentir lo que les cruzaba por la mente. En Rey era decepción y enojo, en Kylo era traición y tristeza. Algunas noches, cuando ambos yacían recostados en distintas partes de la galaxia, la fuerza les conectaba y parecían estar el uno al lado del otro, incluso sentían el calor corporal que emanaban sus cuerpos y en algunas ocasiones, cuando el sueño les tomaba profundamente, se buscaban inconscientemente y dormían acurrucados. Por la mañana todo volvía a la normalidad, se ignoraban y rebuscaban la manera de terminar con la conexión.

Se encontraron en el campo de batalla, pelearon violentamente, descargando la tensión de tener que verse diario, Rey había mejorado muchísimo y aprovechaba la conexión para leer a Kylo y adelantarse a sus movimientos, él pensaba que eso era trampa y utilizaba técnicas nuevas para mantenerla sobre sus talones, Rey perdió el equilibrio cerca de un barranco y Ren se lanzó por ella, cuando despertó estaba en el Halcón Milenario, con Finn; parches bacta le curaban las heridas. Cuando preguntó cómo llegó ahí, le dijeron que la encontraron en una cueva, envuelta en una capa negra.

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No le había contado a nadie sobre la conexión. En la Resistencia tenían que compartir todo y realmente no le importaba, pero dentro de sí misma, quería que aquello fuera solo suyo.

"¿Por qué lo hiciste?" preguntó rápidamente cuando un enlace se abrió. Ren iba vestido con una camisa negra sin mangas, parecía que terminaba de ejercitarse. "Contesta" Kylo bebía agua de una botella metálica, la miró de reojo y se encogió de hombros. "¡¿Qué tramas?!"

Caminó hasta ella y Rey se agitó "De nada" le dijo pasando a su lado y empujándola con el hombro. En enlace se cerró.

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Siguieron viéndose en el paso de los días, ahora Ren le sostenía la mirada más tiempo y ella odiaba deberle algo, a veces lo encontraba observándola al despertar, sus ojos ocultaban algo y no sabía bien que. Durante este enlace, Kylo apareció tras ella, estaba sentado en una silla grande, Rey practicaba poses de combate con su bastón, parpadeó un poco incomoda y siguió sin prestarle atención, Ren se recargó en su silla, abriendo las piernas y se tocó la barbilla, estudiándola.

Un pensamiento ajeno se entrometió en su cabeza ¿Cómo alguien tan linda puede ser tan letal?

Rey perdió la concentración y tiró el bastón al suelo, al recogerlo se enredó con la orilla de su túnica y cayó de rodillas, respiró profundo y vio por el rabillo del ojo a Kylo, quien miraba al suelo, apretando los labios, tratando de reprimir una sonrisa. Jamás se había sonrojado tanto en su vida.

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Los enlaces seguían y seguían, a veces en momentos inoportunos, como Ren tomando un baño descaradamente y Rey en un rincón tratando de no hacer ruido. Podrirá simplemente voltearse a la pared, pero no iba dejar que Ren le intimidara. No tenía nada que ver con la manera en que los músculos de su espalda se marcaban cuando flexionaba los hombros o ver las pecas que le recorrían la el área de la cadera, no tenía que ver el hecho de que su mente traicionera imaginara como se sentiría tocar el vello que le cubría la piel del vientre bajo o mirar de cerca aquella parte que por de desgracia el vapor del baño no le dejaba ver bien. 

Cuando ese enlace terminó sintió algo húmedo entre las piernas y calor por todos lados.

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Mientras meditaban sus mentes se unían por completo, era como perderse en una inmensidad oscura donde solo estaban ellos, veían sus recuerdos y sentían de una manera hiperrealista, lo que el otro sintió en aquel momento. Kylo sintió el hambre, la negligencia, el sol lacerándole las manos por recolectar metal caliente, Rey sintió el rechazo, el miedo, los días de soledad en un gran palacio vacío. Al salir del trance, se miraban y ambos entendían el dolor. Durante la noche se sentaban dándose la espalda, pero apoyados en el otro, a millones de kilómetros de distancia.

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