Un día después de mi suicidio

72 horas antes

Tengo la fecha.

Me quedan 3 días de vida, es el momento de partir, todo ahora pasa más lento, monótono. Sonreír, platicar, entregar trabajos, ir a casa, comer, tareas, clases extras, cenar bañarte, dormir y la misma rutina todos los días.

Aquí está mi madre arreglando el traje de mi padre en tacones y traje sastre, después realizará el desayuno, me gritara y bajaré corriendo para desayunar, lo haré rápido y mi padre me dejara en la escuela.

Hoy me despediré de mis amigos, esos tontos, pero los mejores, hoy será la última vez que me vean con vida y yo a ellos. Tengo tantas cosas que hacer hoy... ¿Tengo miedo? Sí, pero decisiones, decisiones. La tristeza está en mi alma. Tengo todo ya listo,  la cuerda, una nota a mi familia y a mis amigos.

Me siento vacía desde hace años, tengo que hacerlo, así sentiré paz, dejaré de aparentar que me esfuerzo, ya no tengo ganas de vivir, todo es monotonía en mi vida.
Llega a mi el siguiente recuerdo:

no tienes las notas suficientes.- Dice mi padre.

Es un señor que perdió la calidez en los ojos después que entre a estudia, Roberto, mi padre es un abogado, sensacional, ama el orden un poco más que a mi madre, tan perfeccionista que da miedo.
Orgulloso de mis 2 hermanos mayores, Josué un médico de 28 años, tan disciplinado como él, Miranda que decidió seguir los pasos de mi padre, 25 años y está al nivel de otros tantos abogado. Y luego yo Cinthya 18 años a punto de terminar la preparatoria, soñando con cocinar, algo que nadie ve el amor que le tengo.

Mi madre Adriana, siempre tan soñadora, con los ojos verdes, maestra y madre de familia, siempre dividiendo su tiempo entre nosotros. Sabiendo que podría llegar más lejos, pero dejaría su carrera por cualquiera de nosotros.

Estoy disfrutando mis últimas 72 horas, decir adiós a todos es difícil, pero mi alma está rota. Veo todo más lento, como si disfrutará todo, mi comida, el agua, mi helado favorita. Y estoy aquí en medio de todo, existiendo sin existir.

Si algún día ya no estoy... Me gustaría que olvidarán como mori. Hoy al bajar del coche le dije a mi padre:

- Te quiero, papi - Me miro de la misma forma que ve a todos, casando y viendo su reloj. El solo contestó:

- Ve que ya es tarde - mire en sus ojos cafés algún indicio de que me quería pero no,.solo había seriedad que da miedo y arrancó aquel carro nuevo, parece que nunca siente, aquel hombre cariñosos que fue en mi niñez desapareció. Entre a la escuela, mi propio infierno.

Están ahí Jose Luís, Mauro, Diego, Lucí, Lili y Claudia. Mis amigos. Extrañare a estos muñecos.