Capítulo 2
Desperté casi al medio día, mi madre estaba furiosa porque recién salía del cuarto y apenas pude evitar el golpe que me lanzo a la nuca. La noche anterior no había logrado cerrar los ojos y me giraba en la cama todo el tiempo, esperando conciliar un sueño que no llegaba. En cuanto empezó a amanecer, noté como me calmaba, pude dormirme luego de escuchar a mi padre caminar en la casa.
Luego del almuerzo, nos vimos con los chicos otra vez y en esta ocasión nos sorprendió que Luis no llegaba.
- Estará haciendo mandados – dijo Daniel.
Todos teníamos ojeras. Ninguno había logrado pegar ojo la noche anterior, Jorge nos dijo que las fotos las tendría en esos días y eso en parte nos alegró, al menos teníamos algo bueno de haber pasado aquel susto.
- Me quedé pensando en algo... - empecé, pero me interrumpió Jorge.
- No vamos a hablar de eso.
- Cállate y deja que hable. Creo que está pensando lo mismo que pensaba anoche – Daniel me hizo una seña para que continuara.
- Creo... deberíamos ir a colocar nuevamente el candado que sacamos.
- ¡¿Qué?! – gritó Jorge como un cerdo que ve el cuchillo antes de que lo carneen.
- Pensaba lo mismo, anoche esa idea me quedo rondando por la cabeza. Tal vez eso no es solo algo que debamos evitar... si ese candado estuviera puesto para que eso no saliese – los tres guardamos silencio y nos pusimos pálidos, luego Daniel continuo – No quiero pensar de lo que puede ser capaz.
- Su sonrisa no era normal – dije mirando al suelo – era como si estuviera agradeciéndonos... no era como si se estuviera despidiendo, sino que agradeciéndonos... era como si nos estuviera dando ventaja para correr.
- Lo de anoche solo fue una alucinación, no fue otra cosa más que eso.
- Si solo fue una alucinación. ¿Por qué entraste en pánico? – preguntó Daniel.
- Yo... justo por eso. Solo...
- Pregúntale a Luis porque se largó al suelo, quiero entender porque mierda no pudo mirar a la ventana.
- Eso... solo fue el susto del momento – sonaba poco convencido – no podemos creer que eso fuera verdad. Tal vez solo era una persona jugándonos una broma desde la ventana. Alguien que nos siguió y se disfrazó.
- Cree lo que quieras – dije mirando a Daniel – También tenemos miedo, pero vimos lo que vimos. Eso era una bruja o un demonio... - suspiro - lo que fuera estaba encerrado en la casa y nosotros le dejamos las puertas abiertas.
- ¿¡Te piensas que una cosa como esa no podría escaparse por una de las ventanas o romper el candado!? – gritó Jorge.
- Es bueno ver que aceptas que si lo viste – Daniel sonrió, estaba asustado.
- Se lo que vimos... solo quería dejar de pensarlo y...
- Tenemos que volver Jorge. Entendemos que no quieras volver y quizás eso sea lo mejor, no sabemos que nos vamos a encontrar. Suena raro, pero – mi voz casi se quebró - creo que nos jugamos la vida. Es casi un acto suicida. Como lo es no intentar de cerrar esa puerta de nuevo.
- Te das cuenta que, si eso ya salió de la casa, cerrar la puerta con candado no servirá de nada. ¿Lo entiendes a eso?
- Lo se... pero ¿Vamos a esperar a que alguien aparezca muerto para hacerlo? – pregunté y ella vino a mi mente de nuevo e intente hacer a un lado el recuerdo. Si mi mente volvía a ese momento, ese instante cuando ella murió... - No podemos dejar que eso pase otra vez.
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Historias de un pueblo
TerrorEra un pueblo aleado de todo en donde vivíamos con mis amigos. Aquí la gente no era la más inteligente, quizás incluso ni siquiera era la mejor hablada, pero esta pequeña "ciudad", que parecía un pueblo grande, tenía muchas historias para contar. Hi...