capítulo 20.

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(Esta historia es solo una adaptación, la autora es @AllysonDeVil)

El sexto mes un accidente ocurrió.

Luego de la larga y tortuosa estadía de Billie en las frías montañas, ______ y ella planeaban reencontrarse a las afueras de Crown Tattoos. La ocasión, sin embargo, no era tan romántica como ambas lo habían planeado.

Llevarían a Maggie a una revisión médica. Había contraído un terrible resfriado debido al frio, así que Billie decidió hacerla revisar cuando su padre sugirió que cuidara de la enferma mujer su hija mayor.

-¿Sabes dónde está Diego?.--le preguntó Jill antes de que la tatuadora lograra salir de la tienda. Su cabello rojo resaltaba en el estudio.--Salió hace unas horas a comprar algo, pero no regresó. Carlos está preocupado. Incluso ha dejado sus cosas.

-¿Ya has intentando llamarlo?

-No contesta. También le escribí a Joy, pero ella sabe tanto como nosotros.

Joy y Diego no tenían una relación oficial, pero era claro que había química entre ellos. Desde que Clairo y él habían terminado no lo había visto sonreír tanto como lo hacía al estar la chica a su lado.

-Yo... realmente tengo que irme, Jill. Billie me espera.

-Lo sé. No quería preocuparte. Seguramente se ha quedado dormido, o el tiempo se le ha pasado un poco.

-Es lo más seguro. Ya conocemos a Diego.

Pero, por esa misma razón, ______ presentía que algo no estaba bien.

-¿Puedes mantenerme informada, Jill?

-Por supuesto. Si ese idiota regresa incluso le daré unos cuantos golpes de tu parte.

-Me agrada la idea.

Rió al darse media vuelta, y, justo cuando estaba por irse, Jill volvió a llamar su atención.

-¿Realmente sigues siendo virgen con una novia tan sexy, ______?

______ rodó los ojos. Su amiga era una idiota.

...

Billie la estaba esperando a las afueras de Crown Tattoos recostada a su auto y con un cigarrillo en la boca. Usaba un conjunto verde, además de tenis a juego. Dos vendas decoraban sus muñecas, y el maquillaje que llevaba era menos que el de siempre.

Más que alegrarla, le dolió verla.

No había esperado a una Billie tan diferente. No había esperado un cambio de ese tipo.

-Realmente tengo la novia más hermosa del mundo.--fue lo primero que la pintora dejó salir de sus labios, y decir aquello fue más un acto involuntario que un intento de seducirla.

La tatuadora sonrió mientras dejaba salir un suspiro. Ella se veía diferente, pero no dejaba de ser la pintora de la cual se había enamorado.

Su exterior se había modificado un poco, tal vez demasiado, pero ella seguía allí. Su caballo estaba allí.

-También es lo que pienso cuando te veo, Billie.--afirmó con una sonrisa antes de unir sus labios por unos segundos. Habían extrañado el contacto luego de tantos días.

Su aliento a humo de cigarrillo la invadió, y se peguntó mentalmente cuantos habría fumado antes del verla. Aun así, disfrutó del beso como lo había hecho con todos aquellos que había compartido.

Seguían siendo sus labios. Su sabor. Su calidez. Su tacto. Su cabeza seguía dando vueltas, girando en un mar de emociones incontrolables, e incluso sentía que el amor había crecido desde la última vez en la que le había visto.

La tatuadora de arañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora