Prólogo.

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Prólogo.

¿Cómo se siente una persona que es adolescente y no sabe cómo llevar o vivir esta etapa? Como todos dicen… “la mejor etapa de toda tu vida”. Esa pregunta me la formulaba yo día a día en mi mente tratando de encontrar respuesta alguna. Quizá realizando tus mejores locuras y viviendo tus peores momentos… tal vez la libertad que te ofrecen tus padres y no tener límites en ciertos casos. Capaz esas relaciones amorosas que pueden durar un año, dos, o solo meses y la recordaremos con la mejor sonrisa en un futuro. Todas estas cosas pueden ser algunos factores, pero realmente mi pregunta es… ¿es esto la adolescencia? Seguía sin responderme a mí misma.

Siempre me encuentro con distintos tipos de adolescentes que están a mis alrededores.

Están los “modernos”: los que siempre hacen lo que los adolescentes de ahora hacen… a esto me refiero: salir, fumar, tomar, sexo. Lo que consideran “normal”, ¿no? Nunca falta alguno que si no haces lo que la mayoría hace te mira con cara rara como si no fueras una persona… un extraterrestre. Algunos critican sintiéndose superiores, otros simplemente no dicen nada.

También están los “callados”: los que son lo opuesto a los anteriores. Tímidos, algunos maltratados o son así por quién sabe qué. A veces no son callados, son considerados fracasados en la adolescencia y que no la viven a pleno. Yo digo: es su forma de vivir esta edad, no es que no la aprovechan.

Los que son “intermedios”: salen, fuman y toman en raras ocasiones y su ritmo es tranquilo. No buscan sexo desesperadamente o no se entregan a alguien fácilmente. Tienen su espacio personal, algunos leen y otros no… solamente salen cuando se les antoja, pero siempre cumplidores y a veces buenas personas.

Los “excluidos”: la diferencia con la segunda fase es que ellos se encierran en su mundo y sus pensamientos, es imposible sacarlos de ellos. Quizá porque les sucedió algo y no quieren comunicarse con el resto del mundo o porque piensan que es tan patético lo de ahora que no quieren saber nada.

Finalmente hay otro tipo, que todos desconocen o lo resultan extraño, solo hay una persona en ese tipo: yo.

Una mezcla rara de todo esto con una pizca de algo fuera de aquello: haciéndome preguntas raras que se pueden considerar absurdas, u otras no lo son. Todos los otros tipos se relacionan en que no se cuestionan eso: ¿cómo llevo esto? ¿Realmente tengo que ser así como el resto para que me acepten? ¿Cómo se hará “tal cosa”? Sí, si alguien a mí alrededor sabría lo que pienso me considerarían una lunática… ¿lo seré? Bah, cada vez más preguntas.

Este año entro a una nueva escuela en Brooklyn, Nueva York. Vivía en Michigan hasta hace un año atrás. Mi padre murió y luego de un harto y duro año sobreviviendo con restos de comida que sobraban de cuando por fin podíamos comprar algo, mi madre encontró un trabajo al que se dedica profesionalmente y nunca había podido hacerlo allí: ser psicóloga. A raíz de esto, me trajo con ella en busca de una “nueva etapa de nuestras vidas” como le llamaría ella.

Simplemente no conozco a nadie. No me preocupa conocer a nadie. Sé que no tendré mucha gente con la que llevarme bien o ser amigos por ser yo. Me olvidaba: mi nombre por supuesto. No interesará mucho, pero qué más da. Mi nombre es Joanne Thompson, un nombre común y un apellido común… aunque una personalidad un poco complicada.

Disquieting (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora