El viento golpeo la puerta con gran vigor dando lugar a un estruendo que lleno la pequeña habitación en la esquina de la calle Mitre, aun así eso no fue suficiente para sacar a Manuel del trance en el que se encontraba. Llevaba ya varios minutos con su vista solo en el monitor de su computadora, apenas parpadeaba. Pero su mente se encontraba en otro lugar, uno al cual su vista no podía llegar, su espalda. Desde hace unos minutos el tiempo se frenó y algo cambio en su mono ambiente, una criatura estaba deteniéndolo en la antigua silla que había comprado. Aunque no podía verla podía sentir a un ente posando suavemente sus huesudos brazos sobre los hombros de Manuel. Los bellos de todo su cuerpo se tensaron cuando una respiración fría y húmeda comenzó a sentirse en su mejilla izquierda al mismo tiempo que una diabólica y calmada risa comenzaba a oírse detrás de él.
Las últimas semanas fueron de mucho trabajo y desvelo lo cual no le permitió notar la presencia de lo que ahora lo mantenía sentado en su silla. Su vista periférica estaba cubierta por el viejo librero que albergaba su colección de libros, el misterio y el terror eran sus favoritos, aunque no creía en esas cosas podía sentir como en este momento, los demonios y fantasmas que se encontraban en esos libros se reían así como en algún momento Manuel se había reído de ellos. Por el otro lado de su vista toda su investigación sobre leyendas urbanas colmaba la mesa en la que solía usar para cenar tarde a la noche cuando llegaba de su trabajo. Quien iba a imaginar que la venganza llegaría solo un día antes de culminar su trabajo y más en forma de aquello que alguna vez le provoco risa. En sus muslos su pequeña mascota yacía totalmente ajena a la situación, gracias a eso esa parte del cuerpo estaba confortablemente caliente el resto de él estaba helado.
Manuel cerro los ojos para darse un momento a pensar, creer que todo era solamente un mal sueño y al abrirlos nuevamente todo estaría bien, pero solo consiguió que su garganta se cerrase casi por completo al sentir un abrazo desde detrás. La risa se intensifico y se volvió aún más terrorífica cuando volvió a abrir sus ojos y noto que nada en la pantalla de su computadora había cambiado. El sudor frio comenzó a recorrer su espalda al mismo tiempo que el sonido de una moto llamo su atención al cruzar lentamente por la ventada de su apartamento. Su boca se movió pidiendo ayuda pero ningún sonido salió de ella, una vez más escucho la macabra risa sobre su lado izquierdo. Intento girar su cabeza para divisar algo de lo que lo retenía en esa posición pero solo logro moverse unos milímetros cuando una mano le devolvió la mirada hacia su pantalla, estaba helada y podía sentirla dura y opaca. Un chasqueo de una lengua diciéndole que no lo intente continuado por la misma risa que esta vez se dejó oír por toda la habitación.
-Basta.- Pensó para su interior.- Me rindo, por favor termina con esto déjame en paz ya es suficiente.- El rogaba que sea lo que sea que estaba reteniéndolo se retirase y lo dejase, pero sabía que eso no iba a suceder. Esta criatura estaba disfrutando del terror que brotaba desde su alma, lo alimentaba con eso, podía saberlo porque la risa se intensificaba poco a poco. Esa criatura tenía un propósito, llevaba con el semanas esperando este momento y no se retiraría hasta que no consumiera lo último de su cordura.
Solo un momento después pudo sentir la respiración fría pasar de su mejilla a su oído y la humedad comenzó a entrar por el justo en el momento que escucho esas palabras.
-Seiscientas sesenta y seis palabras.- Solo la risa quedo en el aire mientras Manuel era liberado de la silla para sufrir el tormento de iniciar de nuevo
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Numero 7: La regla del terror
HororHace casi un mes un grupo en facebook publico un concurso de escritura de terror. Después de 2 hermosas semanas de escritura en la cual 2 historias preparadas fueron descartadas por el cliché de la regla que solo permitía Historias de "666 palabras...