⚜️✨DEEST✨⚜️

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Deest: 2.
Se lee como: Daist

🏰🔥⚔️❤️

Algo positivo de vivir sola o específicamente aislada, era que no habían autos, ni gente gritando ni mucho menos construcciones molestas, por lo que el sueño siempre era absurdamente placentero y profundo, cosa que yo tenía el gusto de darme.

Al contrario de ello, ese día lo único que me despertó fueron los rayos del sol y los pájaros gorgojear.

Me removí en las sábanas mientras me quedé quita y fui abriendo los ojos poco a poco, aunque me sentí algo rara. No. Me sentí incómoda, como si estuviera en un hoyo. Había mucha iluminación, en realidad, había demasiada claridad porque estamos en invierno y lo más extraño era que hacía... calor, de hecho tenia la frente y el cuello empapados de sudor, aparte olía un poco a quemado.

Me incorporé para sentarme y fijé mi vista en mis sabanas.

Abrí mis ojos como platos cuando noté lo que pasaba —¿Que mierda hice?— me levanté de la cama de golpe mientras vociferaba todo tipo de insultos que espantarían a cualquiera.

Mis sabanas o mejor dicho, lo que quedaban de ellas, estaban totalmente quemadas, de mis cuatro almohadas solo me quedan dos, lo cual no era bueno porque yo necesitaba dormir con cuatro, de lo contrario no dormiría por la incomodidad y si no dormía, solía levantarme de mal humor, cosa que tampoco era buena... de acuerdo, había que calmarse.

Pero aquello no era lo peor. Lo verdaderamente peor estaba en el centro de mi cama, donde había un enorme hoyo. En el que yo dormí.

Maldita sea, acababa de quemar mi cama.

¿Ahora donde demonios duermo? Pensé.

«Sigue así, querida y terminaremos durmiendo con los lobos y ellos no nos tienen mucho cariño que digamos».

Me miré las manos, fui al pequeño baño donde había un espejo y me detallé. Mi cara estaba bien, mi piel también y mi cabello también estaba normal.

Cuando vives en medio de la nada, no había peligro de que alguien entre a tu casa y te vea, por lo que desde aquel momento no usaba nada para dormir, salvo una pantie, aunque en invierno si usaba camisas y pantalones y... recordé

—¡También quemé mi ropa!— Chillé al darme cuenta que el espejo me devolvía mi reflejo con nada más que mi piel desnuda.

Rebusqué una camisa grande y me la puse junto con un pantalocito a la vez que inicié nuevamente con mi repertorio de insultos, pero esa vez estaban dirigidos a mi misma.

Quité todo de mi difunta cama para examinar si tenía salvación y gracias a Dios no traspasó del otro lado, por lo que con mucha facilidad agarré el colchón y lo volteé. Sonreí cuando vi que se veía como nuevo.

Eso nunca me había pasado y por Dios, esperaba que no lo hiciera otra vez, de lo contrario quedaría sin cama o peor, sin casa.

No me era un secreto que poseía ciertos dotes sobrenaturales. En realidad lo había sabido desde que se empezaron a despertar.

Fue raro. La primera vez que sucedió, sentí como si una criatura antigua que siempre había habitado en mi, abriera un ojo, como si estuviera despertando de un sueño profundo. Pensé qué tal vez se volvería a dormir, pero sucedió todo lo contrario, a medida que yo crecía, ella también lo hacía.

Por poco enloquezco cuando me di cuenta.

Una vez mi madre me regañó tanto, de formas tan crueles que me encerré en mi habitación, me senté en una esquina y cerré los ojos, cuando los volví a abrir, había hielo por todos lados y yo literalmente estaba dentro de una burbuja de hielo, pero no tenía frío, mi hermano también lo sabía y me ayudaba e incubaría todo lo que yo arruinaba echándose la culpa, cosa que odiaba porque mis padres lo lastimaban.

Heartless kingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora