Se sumergió en el río para olvidar ese dolor y silenciar esos recuerdos tan felices que se habían convertido en un delirio. Lo logró por unos instantes, su cuerpo salió a flote pero su alma no pues ya no le pertenecía.
El precio por haber vendido su alma fue quedarse atrapada con el sentimiento que le apagó la vida. Por las noches su alma sale del río y deambula por las calles llorando y suplicando que le regresen a su amado.
Algunas veces sigue los sollozos de esos a quienes les han roto el corazón. Entra en sus habitaciones y con su mano fría les seca las lágrimas y con un soplido los duerme para silenciarles el dolor por una noche.
Algunos la han visto, otros la han sentido, muchos la han escuchado. Ten por seguro que si tienes el corazón roto ella te visitará, puede que la sientas o tal vez no, pero sabrás que ha estado ahí porque al despertar se habrá llevado tu dolor, seguirás con tu vida y tu corazón volverá a latir como antes.
"El que no sabe de amores llorona, no sabe lo que martirio es".
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