Dicen que hay una bruja en el bosque.
Muchos en el pueblo dicen que la han visto, el hombre que toma casi todos los días dice que la bruja es una horrible anciana con arrugas en la cara y una nariz muy puntiaguda, la niña de cabello rubio como el sol afirmó con vehemencia y con lágrimas en los ojos, haberla escuchado reírse la noche pasada y que estaba completamente segura que fue la bruja quien se llevó a su nuevo gato, dijo que su risa hueca heló su sangre y que por poco se desmaya; el anciano que cuida sus vacas en el campo dijo que la bruja se viste de negro para mezclarse con la oscuridad del bosque, y en cuanto se despiste, tendrá que restar una vaca de su ganado.
Pero es mejor que se lleve a un gato o a una vaca, en lugar de un niño.
Las brujas son malas, ellos juran. Dicen que adoran al demonio y por esa razón pueden usar sus varitas para el mal, dicen que vuelan en sus escobas para hacer sus fechorías, dicen que son horribles, dicen que nunca podrás regresar a casa si te topas con una, porque lo más probable es que termines en su estómago o como un ingrediente más de sus pociones.
Sin embargo, mientras camina por el bosque, pisando las hojas secas y amarillas que caen de los árboles, Akashi Seijuro no cree que las brujas sean tan malas como los humanos, al menos, ellas tendrían piedad y lo matarían rápidamente, en lugar de golpearlo todos los días, tan doloroso pero no lo suficiente para matarlo, los humanos que le negaron un trozo de pan o un cuenco de sopa, los desagradables humanos que lo humillaron, que lo obligaron a trabajar como un esclavo, solo porque el color de sus ojos es raro.
"Hijo del demonio".
Solo porque creen que es el hijo del diablo.
Los humanos que asesinaron a su madre por darlo a luz.
Los humanos que le quitaron todo.
Akashi Seijuro odia a los humanos, los odia tanto, tanto, tanto, que, si pudiera, ayudaría a la bruja que vive en el bosque a matarlos a todos, especialmente al hombre alcohólico que le negó una moneda para comprar el medicamento de su madre; a la niña de cabello rubio porque le quitó a su gato, su único amigo, el que lo acompañó cuando su mamá lo dejó para siempre, solo porque no quería ver al niño maldito siendo feliz, Akashi se alegró cuando escucho que la bruja se lo había llevado, y por un instante sintió tanta envidia por Kuroko; así como por la vaca que desapareció, haciendo rabiar al avaricioso hombre que vende leche por las mañanas y lo obligó a beberla del suelo cuando lo descubrió tratando de robar un poco de ella.
Akashi se detiene cuando el dolor es insoportable para seguir, sus heridas son mucho peores de lo que alguna vez recuerda, la cadena atada a su pie izquierdo es demasiado pesada, tanto física como mentalmente, es la cadena que lo mantiene atado a un pueblo que es indiferente al dolor y sufrimiento de un niño.
Él no es un niño maldito, no es hijo del demonio, porque si lo fuera, entonces no quedaría nadie con vida en Teiko; todos los que lo golpearon, lo quemaron, lo escupieron y se burlaron de él, todos los que nunca hicieron nada para detenerlo, todos ellos, incluso los bebés: morirían, y él no está siendo cruel o injusto, porque si dejara con vida a los bebés, probablemente terminarían igual que él, como un esclavo de humanos crueles o morirían de hambre y frío, lentamente, una muerte tan espantosa, Akashi tendría misericordia evitando que pasaran por todo ello, cuando a él nunca le mostraron siquiera algunas migajas de bondad.
Su cabello es molesto, cuando se pega a su cuello y frente, mojado por el sudor, pero no puede cortar la única cosa que cubre sus ojos, el color de la sangre en uno y el color del atardecer en el otro, los ojos que le otorgaron una maldición, incluso antes de haber nacido.
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Dicen que hay una bruja en el bosque.|AkaFuri|
FanfictionPorque dicen que hay una bruja en el bosque que, por el precio justo cumplirá cualquiera de tus deseos.