Akashi Seijuro tiene dieciocho años cuando se da cuenta que ama a su maestro.
Entonces, el cambia sus intentos de asesinato por declaraciones de amor, que causan mucho más daño a Furihata que todos sus movimientos para matarlo juntos.
Furihata está preparando la cena luego de casi morir, cuando Akashi Seijuro llega a casa bañado de sangre que, curiosamente huele a la sangre de los hombres lobo.
—¡Sei! ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? — Pensar que su preciado aprendiz pudo estar en peligro lo hace enojar, si su hechizo de protección no pudo proteger a Akashi, se debe a que esta débil aún. Que burla de maestro, si ni siquiera puede proteger a su aprendiz.
—Está bien, Kouki. No es mi sangre. — Eso no hace que Furihata se sienta mejor, pero se alegra de que Akashi no esté herido.
Su ceño se frunce, por el nombre utilizado.
Akashi jamás lo llamo por su nombre, siempre fue un lindo "maestro", incluso si nunca le dio ese título. Para Akashi llamarlo maestro no significo lo mismo que para Furihata cuando lo llamo su aprendiz.
Su lindo aprendiz, que se quitó la ropa llena de sangre ahí mismo, delante de él; y la linda imagen del niño de doce años que intento apuñalarlo se borró, cuando vio al hombre en que ese niño se convirtió, los músculos que aun eran suaves, un pecho amplio y firme, una cara hermosa, cejas perfectamente dibujadas, una nariz recta y esos ojos que lo miraban con intensidad.
—¿Te gusta lo que ves?
Furihata inmediatamente cerro sus ojos y volteo su rostro, sus mejillas completamente sonrojadas.
—Ve a cambiarte, es hora de comer. — No podía creer que su corazón se acelerara por ver el cuerpo desnudo de su aprendiz, lo había visto incontables veces antes de hoy y nunca se sintió tan indecente.
Él baja la guardia, Akashi se acerca y sostiene su hombro, tan cerca de su cuello, un punto vital, Furihata cierra sus ojos con más fuerza, porque esta débil, porque se olvidó por completo en mantenerse alerta, porque Akashi quiere matarlo y así poder salir del bosque en búsqueda de su venganza. Sin embargo, no tiene miedo, si es Akashi quien toma su vida, no tendrá ningún rencor contra él.
Solo, extrañaría mucho esos días cuando estaban juntos.
Él espera la muerte, pero no sucede nada. Así que abre lentamente los ojos, y saber porque su aprendiz no está rompiendo su cuello.
—Te amo Kouki. De forma romántica y sexual, de la misma forma que Taiga ama a Kuroko y realmente quiero hacer contigo, lo que ellos hacen por la noche.
El rostro de Furihata hierve como la gran olla de estofado que está en la hoguera, ciertamente Akashi no rompió su cuello, entonces ¿por qué siente que va a morir?
Luego, Furihata se desmaya y Akashi se ríe, esto es lo más lejos que alguna vez ha llegado en sus intentos de asesinato, probablemente su yo más joven estaría extasiado, sin embargo, el presente Akashi solo puede admirar el rostro dormido de su amado y suspirar como un idiota.
Comparado con sus intentos de asesinato, le tomaran al menos otros 352 para lograr que Furihata admita que también lo ama.
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