Parte 1. ¿El qué frente a quién?

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Corrió desesperado por las calles del pueblo de Caiyi, iba tarde a la primera clase del curso y muy seguramente el viejo Lan QiRen lo reprendería al respecto.

En cuanto diviso la fachada roja de la vieja tienda de antigüedades, sonrió satisfecho, aún si una gota de sudor escurría por su sien.

Empujó la puerta con fuerza, haciendo que la campanilla que anunciaba un nuevo cliente sonara, y provocara que una señora dentro saltara sobresaltada.

Dio una sonrisa de disculpa y se encamino al mostrador a su lado izquierdo.

Una chica mayor que él, con un suéter rojo, maquillaje oscuro y una ceja alzada, le señaló con el pulgar la cortina bermellón que daba a la trastienda.

- Te van a castigar. - canturreó cuando pasó a su lado.

- Cállate, Wen Qing. - le gruñó de vuelta, y cruzó la cortina.

El lugar era lo que se esperaba, una trastienda común y corriente, en la cual había muchas cosas antiguas que se vendían en el lugar pero no están siempre a la vista del público. Otras no eran tan antiguas, solo daban el aspecto vintage que la gente quería y buscaba ahí.

Se dirigió a la pared del fondo, dónde un círculo mágico de runas, lunas y estrellas estaba pintado en colores azules y morados. Sacó su celular del bolsillo verificando la hora, 16:05. Qiren iba a colgarlo de las orejas, eso seguro.

Posó la mano sobre el círculo mágico, y empujó. Como por arte de magia, la sólida pared comenzó a moverse como si de una puerta entreabierta se tratara. Después de todo, era eso, magia.

Cuando entro en el salón, pudo ver a sus compañeros alrededor de una mesa circular con otro gran círculo mágico grabado en ella.

Un chico le sonrió burlón y saludo con la mano.

"¿Es en serio que incluso llegué después de Wei Wuxian?"

Negó y se acercó temeroso. No quería mirar al frente, el viejo estaría con un gran ceño fruncido seguramente, por lo que miró a los otros, quienes al igual que él, tras traspasar la puerta mágica, usaban túnicas de diversos tonos.

Wei Wuxian, su mejor amigo, se encontraba sentado al lado de Nie Huaisang, que a su vez estaba junto a los tres hermanos Jin. Uno de ellos, el mayor, lo miraba con una ceja alzada antes de susurrarle algo a la joven a su lado. Su hermana, Jiang Yanli, lo miró divertida.

"Incluso ella llegó antes... Todo por haber ido a comer con esos pavo reales"

- Muy buenas tardes. - Una voz frente a la gran pizarra verde lo saludó. En cualquier otra ocasión solo se hubiese disculpado sin levantar la vista, sin embargo, esta vez buscó a su interlocutor, no conocía al dueño de tan hermosas cuerdas vocales. - Tu debes ser Jiang Cheng, bienvenido, por favor toma asiento.

Ante la clase, y explicando lo que parecía ser los pasos de una poción revitalizante, se encontraba un apuesto joven. Su piel era tan blanca como el jade, sus ojos brillaban a la distancia, y aún a pesar de esta, podía distinguir eran de un exquisito tono cobrizo. Sus labios eran rosados, con un ligero color rojizo, como si hubiese comido una jugosa fruta, y en ellos se dibujaba la más hermosa de las sonrisas amables que alguien alguna vez le dedicó.

Su cabello era largo y caía en cascada por su espalda, pero incluso algunos mechones se revelaban y lo hacían ver aún más hermoso, cayendo sobre sus hombros, los cuales estaban enfundados en una prístina túnica azul oscuro con plateado.

Y si se lo preguntan; si, Jiang Cheng se quedó mirando como idiota al chico frente a él. No salió de su estupor hasta que escuchó ligeras risas provenientes de sus amigos y su hermana.

Hechizo lunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora