Claridad [sobrenatural]

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Al terminar el ritual, esperé pacientemente a que la diosa apareciera. Una columna de humo gris comenzó a formarse delante a mí y Pele emergió de ahí. Lo primero que pude distinguir fueron sus ojos del color de la lava, poco a poco fue tomando una figura humana y por su cuerpo y su largo y extraño cabello rojo escurría la magma ardiente sin quemarla.
Finalmente el humo se dispersó y pude verla con claridad.
–Mi diosa –me arrodillé frente a ella, como siempre le gustaba.
–Humano –sus labios formaron una sonrisa maliciosa que haría caer a cualquier mundano. Pele era la diosa del fuego y los volcanes, considerada salvaje y rabiosa. Al manifestarse le gustaba tomar la forma de una mujer atractiva y seductora–. Espero me hayas traído hasta aquí por una buena razón.
–No pienso desperdiciar su tiempo, mi diosa –pude levantar la mirada y ver a la hermosa y peligrosa diosa–. Las leyendas dicen que pronto habrá una erupción.
Pele me miró curiosa y sin dejar de sonreír, caminó por mi pequeño jardín dirigiendo su mirada hacía el pueblo.
–Tu gente a olvidado el poder que tengo –estaba enojada, el pueblo cada vez hacía menos danzas en su honor y eso no le agradaba, ya que también era la diosa de la danza–. Necesitan recordar quién soy y lo que yo les he dado.
Su cabello de lava se encendió, como si se avivara debido a su enojo. Un humo espeso la cubrió de nuevo, impidiendo que la viera con claridad al mismo tiempo que se escuchaba un estruendo del volcán.
Pele tenía el control total de las erupciones del volcán y ella era la encargada de la destrucción y creación de nuevas tierras, era una diosa muy poderosa a la cual había que respetar y venerar, cosa que las demás personas no lo entendían.
–Mi señora, sabe que yo estoy a su servicio –hice una reverencia y lentamente se tranquilizó–. Todos los días admiro cómo formó las tierras de esta isla, pero esa gente insensata no sabe valorarlo.
El volcán también se calmó junto con ella, al menos por ahora.
–Eres mi humano más devoto –se giro de nuevo sonriendo–. Tu pequeña casa la voy a salvar el día de mañana.
El pasto debajo de ella estaba calcinado pero no me molestaba, sabía perfectamente que ahora sería tierra fértil. Volvió al lugar donde usualmente estaba su altar y su cabello volvió a incendiarse.
–Cuelga tela de corteza de árbol en la entrada de tu casa, mañana desataré mi ira.
El humo la cubrió hasta que lo último que vi fue sus ojos radiantes.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2020 ⏰

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