Reto de escritura: Noviembre

Viento [misterio]

La zona estaba acordonada y llena de policías por todos lados. La escena del crimen estaba frente a el agente de mediana edad del FBI.
El viento invernal le calaba hasta los huesos a pesar del pesado abrigo que usaba y sentía frío incluso en la cara.
Alaric estaba en uno de los acantilados de Bodega Bay a unos 3 kilómetros del pueblo. Examinó el cuerpo que yacía a sus pies. Una mujer joven, su largo cabello negro se esparcía por el pasto y vestía un largo vestido blanco. Sin dudas lo que llamó su atención fue que estaba descalza pero lo más extraño de la escena, era la botella de veneno que se encontraba en las manos de la mujer.
Los policías lugareños de inmediato apuntaron a un suicido y no paraban de repetirlo alrededor de Alaric. Pero él no estaba seguro de eso, si la joven hubiera querido suicidarse, ¿por qué hacerlo tomando veneno teniendo a sus pies un acantilado? Simplemente no tenía lógica.
–Pobre Jennie, posiblemente su amante la dejó y no lo soportó –un oficial comentó a espaldas de Alaric.
Alaric miró con desdén al grupo de policías que estaba a unos metros de él, estaba por acercarse a hablar con el oficial que la reconoció cuando apareció el sheriff.
–Triste, ¿no? –el sheriff le dijo a Alaric cuando llegó a su lado–. Tenía 18 años, una chica muy amable con todo el pueblo, es inconcebible su suicidio.
–No fue un suicido, Dom –Alaric lo interrumpió.
Dom lo miró con sorpresa y soltó una risita.
–Tranquilo, súper detective –se burló tratando de ocultar nerviosismo–. Esto no es un caso del FBI.
Alaric había llegado esa mañana para estudiar otro caso que había sucedido en el pueblo, el asesinato de una joven turista a principios del mes, el FBI lo investigaba con la hipótesis de un posible asesino en serie.
No había duda de que Alaric se había topado por casualidad el "suicidio" de una joven del pueblo, pero había algo en el rostro apagado de la joven que le daba una corazonada de que algo andaba mal.
Sin mencionar que Dom estaba nervioso, ni siquiera miraba al cuerpo.
–Estoy seguro que les puedo ayudar dando un tipo de taller para descartar asesinos seriales.
Alaric se alejó del cuerpo y del sheriff cuando los forenses finalmente levantaron el cuerpo. Buscó al oficial que había mencionado el nombre de la chica una vez que estaba lejos de la zona del crimen.
–Buenas tardes, oficial –lo encontró en el estacionamiento del mirador parado junto a una patrulla–. Soy el agente del FBI, Alaric.
La zona de acantilados de Bodega Bay era maravillosa, pensó Alaric. A pesar de ser mediados de enero y que el viento soplaba con fuerza, la vista era hermosa y el sonido de las olas chocando contra las piedras resultaban en un paisaje digno de fotografías.
–Si, en la estación supimos de su llegada –el oficial le contestó con amabilidad–. ¿En qué lo puedo ayudar, agente?
–Reconoció a la chica, ¿cierto?
–Si, Jennie era una chica tranquila y de pocos amigos, vivía sola con su padre enfermo –el oficial contestó en tono de tristeza–. A veces trabajaba como niñera para algunas familias incluso con la mía, siempre fue muy amable.
–¿Cree que se hubiera suicidado?
El oficial vaciló.
–No, ayudaba a su padre y jamás lo hubiera dejado solo –el oficial fijó sus ojos en el paisaje, donde estaba la escena del crimen–. Pero, ¿le puedo decir algo? La gente del pueblo decía que Jennie tenía una aventura con Dom, luego de que cuidara a sus hijos la llevaba a su casa y pasaban gran rato en el auto de Dom. Incluso comentaban que estaba embarazada.
Eso despertó una alerta en Alaric, eso explicaría el nerviosismo de Dom al estar cerca del cuerpo.
Alaric agradeció al oficial y se metió en su auto. Si el sheriff tenía una relación con la joven que además estaba embarazada, eso hubiera sido suficiente para que perdiera su puesto, sin mencionar que era un hombre mayor y casado. Alaric no dudaba en que Dom la hubiera asesinado y para no levantar sospechas hubiera inventado un suicidio, después de tanto tiempo de trabajar en asesinatos en el FBI, sabía perfectamente que había personas realmente deplorables. Sin embrago, tendría que hablar con los forenses para saber las causas de la muerte de la chica.

Siempre me gustaron las historias de asesinatos y policíacas, pero no había escrito nada parecido, ¡espero les guste!