Pumpkin King

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Advertencia: toca temas fuertes y por ningún motivo debes tomarlos como guía si te sientes en una situación igual, siempre es bueno buscar ayuda.


Era la tercera vez que se pinchaba el dedo y muy, muy en el fondo maldecía el día que dejó todo de último momento. Cosía su traje mientras intentaba convencer a sus amigos de acompañarlo por última vez este año, prometía que ya no lo volvería a hacer con la condición de que lo acompañaran. Ir a pedir dulces le encantaba, a pesar de tener 15 años los vecinos lo "amaban", ¿Quien no amaría un muchacho educado? y con una sonrisa que da mil años de vida, así que ellos mismos solo le saludaban y sonreían. Necesitaba salir y despejarse de lo que ocurría en su casa, era una total mierda y quería olvidarlo todo.

Por doceava vez le dijeron que preferían ir a la fiesta de Momo ya que, por parte de Uraraka, sería su oportunidad de conocer muchos chicos guapos y de paso quizás él podría conseguirse unas novia. Todoroki quería ir a comer y a beber todo lo que pasara por su camino y Iida simplemente no le convencía ir a pedir dulces como niño pequeño, decía el típico discurso de como ya habían madurado y era momento de pensar de su edad, claro, lo dijo de la manera mas sutil para que Izuku no se ofendiera. 

Al final todos le dijeron que no, resignado rechazo la fiesta y se concentró en terminar su disfraz, quería ir de un amigable fantasma con pequeños parches y un sombrero en la cabeza, llevaría una linterna y todo estaría bien, después que todo terminara y se sentara el solo en su cuarto a ver películas mientras comía dulces, valdría la pena.

Una vez listo se puso su disfraz y rodeó las peleas que sus dos padres estaban teniendo, cosa súper normal en ese punto, llegando a la puerta pudo ver como una botella que su madre le había tirado a su padre casi le cae en la cabeza. Lo ignoro y salió de su casa respirando el aire fresco que llenaba sus pulmones. Se consideraba una persona nocturna ya que se desvelaba mucho haciendo tareas o viendo películas aprovechando que no podía dormir por los gritos y golpes de objetos, este hábito lo adquirió desde que tenía 10 años. 

Podía ver todos los niños con sus calabacitas lo animo, se acercó a dos niños que pasaban por ahí que conocía, era Eri y Kota, hijos de Aisawa-sensei, maestro de su instituto y a comparación de él que siempre pasaba dormido y con ojeras, sus hijos eran dulces y energéticos.

- Eri-chan, Kota-chan, qué tal están?? Listos para ir por dulces??- preguntaba un Izuku muy alegre.

- Siiiii!!!- gritaba emocionada Eri mientras Kota veía a los alrededores a las personas que les observaban. 

- Hey?! ¿No crees que estás un poco grande para pedir dulces? Digo, ¿No te preocupa que la gente te vea así?- pregunto Kota

- Jamás.... Ahora, vamos a la primera casa!!- Mentira, la sola mención de lo que dijo Kota lo puso un poco nervioso y miro de reojo a la gente que pasaba a la par. Prefirió no darle importancia a lo que dijo para empezar la recolecta.

Mientras caminaban las palabras del pequeño niño le hacían eco en su mente, que una persona te lo dijera era una cosa, pero otra era un niño pequeño, era peor. Bueno, por algo ese iba a ser su último año, el otro ya se buscaría algo que hacer ese día para pasarla entretenido solo, ya que fiestas no eran una opción. 

No era muy sociable que digamos y se incomodaba con la gente borracha y los bailes sensuales que hacían. Lo suyo eran los niños, los sustos, las decoraciones, ver familias felices, las calabazas y dulces, todo en Halloween le encantaba, era su día favorito después de todo. Si fuera por él, estaría en casa entregando dulces, corriendo con ellos y repartiendo un poco de ánimos y sustos. Lastima que eso se viera frustrado por el hecho que nadie quería pasar por su casa y que los niños lo veían por alguna razón de forma extraña, y ese era el problema, si sus vecinos le eran amables, ¿Porque ellos no?

Pumpkin Festival °Katsudeku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora