Perversa Obsesión •| Capitulo Seis

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Maratón 3/3.

Marie.

- ¿Que hiciste Dereck? -Susurré sintiendo las lágrimas en mis mejillas.-

Un día antes.

- Vale entonces nos vemos a las Dos de la tarde hoy en la biblioteca que queda frente a el parque. -Sonrió mostrando sus hoyuelos y asentí con una sonrisa.-

- Si, hoy a las dos. Bueno me tengo que ir mi novio vino por mi. -Sonreí y moví mi mano en forma de despedida.-

Se acercó y beso mi mejilla sonriendo se alejo moviendo su mano.

Camine hasta el auto de Dereck con una sonrisa que poco a poco se fue esfumando al mirar su cara de notable molestia.

- Hola mi-

- ¿Quién era ese que te beso? -Dijo dándole una calada a su cigarro.-

- Amor sabes que odio que fumes y más frente a mi. -Arrugue mi nariz y me aleje de él.-

Dereck me miro molesto, tanto que una corriente corrió por mi cuerpo su mirada me daba miedo.
Lanzo en cigarro al suelo y lo término de apagar con su bota militar, lavanto la mirada de nuevo y se paso la mano por su cabello intentando calmarse.

- Te hice una pregunta Marie ¿Quién era ese? -Dijo entre dientes.-

Estaba impaciente, demasiado.

- Es un compañero de mi clase de Geografía mañana tenemos una exposición y nos designaron un trabajo juntos.

Dereck.

Son unos malditos inútiles, les advertí que Marie no podía tener un compañero de trabajo solo trabajaria con mujeres.

- ¿Geografía? Con la Licenciada Royal. -Dije apretando mi mandíbula.-

- No, ella ya se retiró de este instituto, ahora nos da una joven profesora llamada Daniela Heredia. -Dijo mirando sus dedos.-

Todo el maldito tiempo que me tomo que cada uno de estos imbeciles entendieran que mi Marie no podía hacer trabajos con chicos para que ahora venga una nueva inepta a romper esa regla.

- Bien.. ¿Cómo se llama? -Dije cruzando mis brazos.-

La mire pensar un momento, esos hermosos gestos que hacia me enamoraban cada vez más.

- Hernesto O'neale. -Me dio una tierna sonrisa.-

Joder esta hermosa chica y sus sonrisas que me mataban, me encantaba verla sonreír para mi, solo para mi no para ningún imbécil de sus compañeros.

- Vamos cariño es hora de irnos. -Abrí la puerta de el copiloto para ella.-

[...]

- Me tengo que ir bebé te amo. -Beso mis labios con una sonrisa y bajo de el auto.-

Estábamos frente a la biblioteca de el parque, no me negué a traerla, se despidió con la mano y condujeron hasta desaparecer por la esquina dos cuadras después de la biblioteca, di la vuelta en la manzana y me puse en un aparcamiento a una cuadra de el parque.

- Ya sabes que hacer, si notas algo extraño no dudes es informarme. -Dije por el teléfono mirando la biblioteca desde lejos.-

- Si señor le informare cualquier movimiento de la señorita.

Colgué la llamada y espere por unas horas sentado.

¿Tenia vigilada a mi muñequita? Claro que si, no dejare que ningún imbécil me la quite ella es solo mía.

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