Un nuevo final, un nuevo comienzo.

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Cierro los ojos, levanto los brazos y alzo la cabeza, dejando que el aire me tele-transporte.

A una tarde con una antigua amiga, a una mañana aburrida en clase, a un abrazo de mi madre, a un beso en la frente de mi padre, a una noche de llantos y sangre, a una mirada suya.

A donde quiera que me lleve a través del espacio tiempo.

Suspiro.

Dejo caer mis brazos, abro los ojos y bajo la cabeza. Moviendo mi bota por el borde del acantilado veo las piedrecitas caer por él. Y casi siento envidia, porque ellas pueden caer por el acantilado sin temer morir a cambio de tan increíble experiencia. Pero se me olvidaba que yo puedo sentir lo mismo.

Cuando escucho mi canción favorita o cuando me pierdo en la mirada oscura con matices verdes de esos ojos que me hipnotizan cada vez que los miro.
Siento un hormigueo en el estómago con solo pensarlo. La adrenalina se empieza anotar a través de mi cuerpo, cada vez más y más rápida. Me entran los nervios, me sudan las manos y no me puedes estar quieta. Me emociono y pienso que algo como aquello no puede salir mal, y que si sale, una experiencia como aquella... vale la pena. Sonrío... y me dejo caer...

Me siento, dejando mis piernas colgando de aquel precioso acantilado y apoyándome en mis manos. Intento respirar los más profundo que puedo, buscando todo el aire que me había faltado últimamente. Necesito más. Más. Más.

Suelto el aire retenido y me tumbo, mirando el precioso cielo azul oscuro, con nubes de un gris encantador, que comenzaba a teñirse de naranja.

Empiezo a llorar sin consuelo. Lágrimas de alivio, de tristeza, de alegría, de cansancio.

Lagrimas por mis ojos, mejillas, labios... Casi no puedo respirar bien por su culpa pero no me importa. No me tapo la cara, lloro viendo un cielo cada vez más deforme a causa del agua acumulada en mis ojos, pegando mis manos al suelo.

Lloro y lloro hasta que empieza a llover y mis saladas lágrimas, tan saladas como mi pasado, se unieron con las gotas dulces, tan dulces como la victoria de haber acabado con él.

Después de un tiempo, me doy cuenta de que ya no lloro, solo me dejo empapar por el agua. Y el sol se había ido. ¿Cuándo se fue?

Me levanto lentamente, totalmente empapada y miro a la nada.

¿Y ahora qué, Alex?

Eso, y ahora, ¿qué?

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2015 ⏰

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