Parte I: Renace

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Lado A:

Probablemente esto sea sorpresivo para ti, que después de tantos años te escriba, pero sinceramente sentía que debía darle un punto final a todo esto, se que tienes preguntas, y yo también, pero para responderlas, y que ambos quedemos con nuestras conciencias y mentes satisfechas, debemos proceder con diplomacia, o al menos hacer un intento de ella. Por donde empezar...

Nos conocimos cuando tenía diecisiete, tu eras un año menor que yo si no mal recuerdo. En ese entonces era más joven y algo inseguro, me solía resguardar en los libros, cultivandome de conocimiento para crear esa falsa máscara de arrogancia, esperando que el saber me sacara del pozo en el que mi apellido me había metido.

Los textos en las páginas y las alabanzas de los profesores eran el único mundo que yo conocía, el único medio por el que me movía, el mundo que originalmente se componía de susurros de burla y miradas de lastima que te gritan a la cara que lo sabían, y no sólo lo sabían, ellos habían sido los responsables de tatuar en mi frente quien veían que era, el hijo de un convicto, el hijo de un criminal; pero sabes, de apoco había logrado desmantelar esa realidad y crear una nueva, una con premios honoríficos y becas de estudio, una con susurros de admiración y miradas de orgullo y aprobación, un mundo en el que me llamaban excepcional, prodigio. Pero de a poco me quedé solo, pensé que había renacido como un fenix, pero solo me encontraba ardiendo en agonía y cuál Ícaro¹ volando demasiado alto.

Eso era mi mundo, lo era... hasta que te conocí a ti. Gellert Grindelwald. Me invitaste y arrastraste a conocer el mundo que yo ignoraba, tu personalidad fuerte, tu carácter rebelde, y aquellos ojos que miraban todo con tanta determinación.

¿Aún tienes esa mirada?

Eras tan diferente a todo lo que yo conocía, un joven de madre inglesa y padre bulgaro, criado y pulido por los vientos del norte, con la mente llena de las más aterradoras y fascinantes ideas, y de los más intrigantes ideales por un cambio, no sólo en tu realidad, sino en la de todos. Fuiste todo lo que desconocía, eras completamente ajeno a lo que mi mente concebía, un sueño inefable, eras la tentación de la manzana prohibida, un hermoso, profundo y misterioso océano en el que con gusto moriría ahogado.

¿Tu te sentiste de la misma forma? Probablemente no, yo era más aburrido en esa época (tal vez aún lo sigo siendo).

Recuerdo la primera vez que te ví, era en uno de los últimos días de mayo, yo me encontraba sentado leyendo en el porge de mi edificio y me desconcetraste de mi libro con el ruido de tu motocicleta, ni siquiera te hable, solo te ví de reojo cuando entraste con prisa en el edificio de al lado, el primer pensamiento que cruzó por mi cabeza fue que eras muy atractivo y al instante me sentí azorado al darme cuenta de lo que había pensado, hasta el día de hoy me avergüenza admitir que durante los siguientes días iba a la misma hora al porge con la esperanza de volver a verte, levantando la cabeza del libro que simulaba leer cada que escuchaba una motocicleta acercarse.

La primera vez que te hable también fue la segunda vez que te ví, en uno de los primeros días de junio. Ya me había graduado de la escuela por lo que comencé a ayudar en la tienda de mi madre, entraste vistiendo una chaqueta de cuero y unos jeans ajustados, me pediste un paquete de cigarrillos, ya no recuerdo la marca, yo te pregunte si tenías la edad para comprarlos, no era para que te lo tomes personal, debía de preguntarlo, pero entonces respondiste "y tu tienes la edad para ser tan aguafiestas, o es que por tu cara bonita todos te perdonan" con un marcado y fuerte acento mientras me sonreías con sorna, yo solo reí para intentar disimular que me estaba sonrojando, tal vez me veía ridículo, quien sabe. Tal vez te di tanta pena que por eso comenzaste a pasar más tiempo conmigo, no lo se, sinceramente esa parte de la historia está algo difusa, esos días en los que ibas a la tienda y podía cruzar algunas palabras o bromas contigo, en esos días me encontraba flotando de felicidad entre las nubes, por lo que sabrás perdonarme que no recuerde como fue que de conversar con un mostrador de por medio de pronto tu te encontrabas estacionando tu motocicleta bajo mi ventana y yo utilizaba la escalera de incendios para escapar de mi cuarto y bajar hasta ti, esa vez fuimos juntos al cine, y por primera vez en mucho tiempo mi preocupación más grande no eran los libros o los alagos de mis profesores, solo eran las penurias por las que pasaban Scout y Jem² en la pantalla, o si cuando pusiste tu mano sobre la mia fue realmente un accidente.

Pero no creas que no recuerdo las siguientes semanas después de eso, cuando apenas nos estabamos conociendo, recuerdo cada segundo con lujo de detalles, tanto que si tuviera el papel, la tinta y la energía suficiente podría escribir todo un libro, pues intención no me falta.

De pronto tu eras todo lo que ocupaba mi mente, cuando estaba a tu lado sentía que por primera vez en mi vida era plenamente comprendido en todas mis facultades, en mis virtudes, ...en mis defectos. Todo lo que salía de tus labios me embelezaba, tus palabras rezonaban en mi como una verdad innegable, como algo que yo siempre supe pero que no había notado, me encantaste a tal punto que si la magia existiera sospecharía que me habías embrujado, porque también comenzaste a ocupar mi corazón.

"Albus, este mundo está podrido." me dijiste aquella vez que fuimos juntos al mirador de la colina, desde allí se veía toda la ciudad, empequeñecida por la altura; no había nadie más, sólo nosotros dos, y tu mirabas al horizonte mientras te recargabas contra la barandilla y el viento despeinaba tu cabello. "Sí, es probable. Pero creo que aún hay cosas buenas,cosas que se pueden cambiar, o cosas nuevas que se pueden crear." respondí apoyándome a tu lado, entonces volteaste a verme, tus ojos heterocromáticos se fijaron en los míos, y esta vez susurraste, casi confidente, "Que bueno que te conocí entonces". De a poco te fuiste acercando, de forma lenta, pausada y parsimoniosa, tanto que tal vez no me habría dado cuenta de la cercanía si no fuese por la punta de tu nariz acariciando mi mejilla, el mínimo contacto se sintió tan íntimo que me estremecí, pero te alejaste dubitativo, con culpa (¿cuál fue ese motivo de culpa?), y esta vez fue mi turno de comenzar a acercarme, de acortar la distancia hasta que nuestros alientos se mezclaron, hasta que el más mínimo movimiento podría terminar de concretar aquella acción prohibida, finalmente tu mirada volvió a recuperar aquella característica determinación, y me besaste, me besaste en aquella tarde de verano, con toda la ciudad como un testigo que no reparaba en nuestra existencia.

Te convertiste en mi único anhelo, ahora eras todo lo que quería, todo lo que soñaba, todo lo que deseaba, aquel futuro juntos que tantas veces nos prometimos era todo lo que mi mente concebía. Y como olvidar esa noche cuando me llevaste a tu habitación mientras tu tía no estaba, esa noche en la que pude probar la manzana prohibida y, oh Dios perdonadme, porque ya no quise soltarla nunca, ya no eras un océano, eras el fuego ardiente, una llama abrazadora que me consumía en placer, con cada beso, cada susurro, cada roce, cada toque, cada gemido, cada orgasmo, yo sentía que me perdía en ti, en tu cabello, en tus ojos, tus manos, tu piel, tus labios, amando cada parte de aquella pasion incendiaria con todo mi ser.

Te amaba Gellert, realmente te amaba, pero parece que al final tu te olvidaste de eso. Pero yo jamás me olvidé, porque amarte fue el verdadero momento en el que resurgí de las cenizas; renací, sólo para volver a arder en agonía.

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1: Figura metafórica de la mitología griega: El padre de Ícaro, Dédalo, había construido dos pares de alas con cera y plumas para que él y su hijo pudiesen cruzar volando el mar, le advirtió a Ícaro que no volará demasiado alto o la cera de sus alas se iba a derretir, sin embargo su hijo no le hace caso y vuela tan alto que ni siquiera escucha las advertencias de su padre, finalmente sus alas se derriten y él cae al mar donde se ahoga. El mito tiene distintas interpretaciones, la más frecuente es como la ambición de una persona puede llevarla a su perdición.

2: Personajes de la película "Como matar a un ruiseñor" (1962) la cuál trata temas como el racismo y la discriminación en los Estados Unidos a principios del siglo XX.

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Primer capítulo de este pequeño fanfic grindeldore que decidí escribir, finalmente saliendo del enorme hiatus en el que estaba, debo admitir que pasaron bastantes meses, tal vez años, desde la última vez que publique alguna historia pero tenía ganas de volver a hacerlo.

Siendo que el siguiente capítulo probablemente estará dentro de un mes aproximadamente, dependiendo de cuanto les guste esta loca idea.

Esto es un short-fic, lo que implica que no tendrá más de 10 capítulos, aún así todavía queda historia que contar, además de ver el punto de vista de Gellert en todo esto

・༓☾Rewind☽༓ 𝓖𝓻𝓲𝓷𝓭𝓮𝓵𝓭𝓸𝓻𝓮 𝓐𝓤  [Actualizaciones Lentas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora