Capítulo 5: Malos entendidos 3

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Mía y Lía entendían muy bien el inglés y por eso eso sabía lo que trataba de decir Christh. Ella iba a avisar que les gemelas y el niño estaban en un almacén de la cocina. Al parecer, Christh sospechaba de que ellas tenían las llaves del almacén.

Las hermanas Mikel y el niño corrieron pasando por el salón de los profesores para ir a otro pasillo, no se encontraron ningún problema porque los zombies aun no habían entrado tan a fondo de los pasillos, entraron en la cocina, abrieron uno de los dos almacenes de la cocina y entraron para esconderse.

Esperaron y esperaron pero no se acercaba nadie, aún así, fueron pacientes, hasta que escucharon disparos a lo lejos, se alegraron porque sabían que había una posibilidad de que fueran los militares al rescate de los niños en el colegio. Esperaron unos momentos pero la ayuda no llegó.

Una decepción pasó en su corazón y las chicas salieron dejando dentro al niño, abrieron la puerta del comedor y miraron que no había nadie dentro. Estaban solas.

Frustradas, cerraron la puerta del comedor y salieron por la puerta del pasillo para dirigirse a la ventana mirando al grupo de zombies atacando infructuosamente al grupo de personas rodeadas por los soldados. El ruido de unos pasos hizo temblar la oreja derecha de Mía.

_¡Vamos a dentro, rápido!_ exclamó por lo bajo a Lía.

Las dos entraron de nuevo al almacén, Mía se sentó apoyada en la pared y abrazó al niño, Lía trató de cerrar la puerta del almacén, pero no pudo moverse, recién, había entrado un zombie en la cocina e instintivamente, un miedo helado cubrió el corazón de los menores, tenían miedo de hacer ruido al cerrar la puerta. El zombie estuvo por unos minutos en la cocina y luego se dio la vuelta para salir.

~Kriiiiaaaa~

Lía quería decir a su familia que el zombie había salido, pero el gruñido del zombie se oyó nuevamente dentro de la cocina. La menor de las hermanas abrazó al par de personas del susto. Mía estaba detrás del niño cubriendo los ojos del niño y Lía estaba frente a frente con el niño acariciándole la cabecita.

~Kriiiaaaa~

Mía, Lía y Oier estaban abrazados e inconscientemente aguantando la respiración. Aquel zombie estaba merodeando por la cocina y no quería salir de allí. Cualquier movimiento que ellas hicieran sería el final para los tres. Los pasos cojos se escuchaban fuera de la puerta, y gruñidos de aquel zombie hacía estremecer los corazones de los menores de edad. El niño tenía la sensación de: Aunque las chicas actuaran fuertes, ellas eran las que tenían más miedo que él.

Un niño que apenas ha creado su personalidad con una crianza donde sus tutores les da la libertad de ser curiosos, tiende a no tener miedo de las situaciones como éstas.

Él simplemente veía esto como un juego con la peligrosa idea que si te atrapan serás castigado con mucho dolor, claro que tenía mucho pánico pero no lo revelaba para no ser unas cargas para sus primas.

Tiempo después, se escuchaba otros pasos, a juzgar por los pasos era alguien que utilizaba zapatillas con un par de centímetros de alto, los pasos eran concisos y normales. Tras de la puerta estaba un hombre de cabello negro y cejas gruesas, su cabello siempre estaba deslizado hacia atrás vestía de traje y corbata del mismo color de su cabello y sus ojos eran de un color azul grisáceo como el cielo, no parecía tenerle miedo al zombie. Lía, quien estaba cerca de la puerta, podía ver desde la puerta medio cerrada a aquel hombre. Era su tutor de clases de historia.

_ Adel Huston._ movió los labios en la luz que pasaba por la abertura de la puerta, Mía leyó sus labios._ Está parado frente al zombie, no tiene miedo.

<< ¿Por qué el profesor no lleva mascarilla ni guantes?>> Lía tenía curiosidad por ese profesor. <<Y lo mira como una basura, igual a la mirada que hace a un alumno que falla los exámenes de su clase... Una basura sin importancia.>>

⫼ The Death Eyes. ⫼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora