Capítulo 3: Psiquiátrico

648 110 22
                                    

La joven morena que vestía su respectivo uniforme de enfermera, fue la encargada de guiar el camino de Alastor en toda la institución mental. Ambos recorrieron cada área de recreación, los jardines y los pasillos de las habitaciones de los pacientes. Todo fue visto por el joven psiquiatra, el cual era protegido por el manto de amabilidad de Velvet. Ella no parecía ser mucho más joven que Alastor, lucía jovial y enérgica con aquella gran sonrisa. Su profesión en el psiquiátrico era una de las más extenuantes y, aún asi, no perdía la energía o las fuerzas para alentar a los pacientes. Alastor analizó cada uno de sus rasgos, sus cuidadosas explicaciones y su forma amable de hablar con los pacientes que se encontraban en los rincones de la institución.

Pero había llegado la hora de la verdad. El nuevo médico debía encargarse de una de las tareas más complicadas. Uno de los casos más difíciles le fue asignado desde el principio, el cual fue aceptado con orgullo por Alastor. Lo tomó como un desafío interesante, ya que había escuchado los rumores provenientes tanto de Velvet como de otros médicos con los que tuvo el agrado de conversar. Era un paciente bastante difícil en todo sentido, según las descripciones y testimonios que reunió.

Reside aquí desde que era un niño. Sé que luce joven, pero es mayor de edad. Acaba de cumplir veinte.

Velvet informó brevemente sobre la situación de uno de sus pacientes más problemáticos. Ese día, Anthony tendría su primera consulta con Alastor y no tenía idea de lo que el futuro le tenía preparado. La joven enfermera se quedó de pie frente a la puerta del paciente nombrado y se volteó hacia Alastor con una sonrisa algo nerviosa. Compadecía al médico por tener que lidiar con alguien así. Sin embargo, el mayor estaba lejos de entender por qué existía tanto drama alrededor de los dichos sobre Anthony. Bueno, al parecer lo averiguaría muy pronto.

Es muy rebelde cuando no está sedado. Le recomiendo discreción, doctor.

—¿Cuál es su diagnóstico?

Alastor se apresuró a tantear el terreno. La enfermera siempre le sonreía con ese particular carisma, pero podía leer que no todas sus emociones eran sinceras. Intentó que saliera de su propia boca porque quería percibir de qué clase de forma se refería a Anthony. Necesitaba saber si había imaginado ese desprecio en su voz al hablar de él, al igual que el asco que todos transmitían cuando se referían al joven cada vez que era mencionado.

La joven morena acomodó un poco su largo cabello amarrado y nunca dejó de sonreírle con esa falsa inocencia que podría confundir a cualquiera. Y Alastor conocía bien a esa clase de mujeres que pretendían ser ángeles y que, en espacios más privados, resultaban ser más crueles y perversas que los demonios del infierno.

Trastorno bipolar. Y regularmente sufre de alucinaciones. ¡Buena suerte doctor! Es todo suyo.

No tardó mucho en quitar el seguro de la compuerta blanca y abrirla ante el médico. Alastor, en respuesta, solo fue cortés y avanzó hacia el interior de la habitación, no sin antes asegurarse que Velvet cerrara la puerta y los dejara solos en un completo ambiente de privacidad.

Allí estaba. En medio de la habitación, una mesa rectangular estaba ubicada al borde de la cama del paciente. Y del otro lado de la mesa, Anthony estaba sentado en su respectiva silla con la cabeza gacha y con el resto de sus cabellos largos cubriendo gran parte de su rostro. Era como si hubiera estado esperando esa visita desde el principio del día. Alastor analizó esa clase de posición, apariencia y aura. Tenía tantas cosas para reflexionar al respecto, era un escenario mucho más que interesante. Caminó hacia la mesa para tomar asiento delante de su paciente, depositar su libreta y lápiz sobre la superficie y colocar una pila de papeles ante sus ojos.

Halloweenie ⋆ RadioDust ⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora