CAPÍTULO 8

55 6 0
                                    

Subimos rápidamente por las escaleras hasta llegar a la última y meternos en la primera habitación.

- ¡¿Qué has hecho?! - Le pregunto enfadada a Mario

- ¡¿Cómo que qué he hecho?!, salvarte la vida - Dice impactado por mis palabras

- Queria quedarme con él - Digo bajando el tono, creo que he sido un poco borde con él, solo intenta ayudarme

- Lo sé... - Responde mirándome a los ojos

- No sabes nada, no me conoces, no te había visto en mi vida - Digo sentándome en el suelo

- Sé más de ti de lo que tú te crées - Responde sonriendo

Le miro sorprendida

- ¿Cómo qué? - Pregunto atenta

- Te encanta estar con tu hermano cuando necesitas estar acompañada, sola cuando tienes que pensar, aislada cuando estás enfadada y... - Le interrumpo inmediatamente

- ¿Cómo sabes todo eso?, ¿acaso me espías? - Digo interrogándole

- Tranquila, no te espío, pero tienes un hermano que te quiere mucho y me habla mucho de tí

- Si tantas cosas sabes...a ver si averiguas lo que voy a hacer - Digo levantándome velózmente

- Vera... - Dice levantándose él también lentamente

- Demasiado tarde - Digo bajando las escaleras a toda prisa, más de lo que puedo, casi saltándolas de tres en tres. El corazón me late fuértemente y al ritmo de un caballo trotando. Cuando llego abajo veo a tres chicos peleándose con mi hermano. A Luis se le marcan los músculos de la fuerza, aunque sean tres, no pueden con él, pero no me gusta verle sufrir, no me lo pienso dos veces y me avalanzo a por ellos.

-¿¡Qué haces aqui Vera!? - Dice Luis muy cabreado. Tiene la espalda sudada y un brazo lleno de sangre. Yo apenas le respondo, estoy concentrada dándo puñetazos a un chico.

Él me tira del pelo, me da patadas pero no me rindo

- ¡Apártate Vera, déjame a mí! - Me dice Mario apartándome

Luis peléa con dos, pero uno de ellos está rendido, y Mario con mi rival. Parece un buen chico.

De pronto se me viene una idea a la cabeza, ya que los secuestradores están entretenidos, voy a ver si hay pistas de lo que estaban tramando para hacerme. Corro todo lo que puedo hasta llegar a la habitación en la que me tenían cautiva antes de que llegase Luis. No hay nada raro, salgo al pasillo y voy a la siguiente habitación. Cuando abro la puerta, me dá un vuelco al corazón. Una chica de unos quince o dieciseis años está atada a una silla de pies y manos y una cuerda en la boca.

- ¡Tranquila, ahora mismo te ayudo! - Grito asustada corriendo hacia ella. Le suelto primero las manos, tiene sangre y cortes, luego los pies y la boca

- Gracias, muchas gracias - Dice abalanzándose sobre mí dándome un abrazo

- No tienes porqué darlas, sé lo que se siente

- ¿ A tí también te han secuestrado? - me pregunta asombrada

- Algo así

- Soy Ainara - Dice estrechándome la mano

- Encantada, yo soy Vera - le cojo  mano y se la agito encantádamente.

Ainara es muy guapa, es castaña clara, tiene los ojos marrones y una sonrisa muy bonita.

- ¿Cuántos años tienes? - Me pregunta sonriendo

- quince, en nada cumplo dieciseis y se cumplirá una supuesta leyenda - Digo bromeando entre risas

- ¡Yo también...! - ¿El veintinueve de febrero? - Pregunta cambiando la expresión de la cara.

Años BisiestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora