"Solo Mía" [ Liam Payne]©

cuarenta&uno

Liam:

Y ahí estaba yo, parado viendo como se marchaba la mujer que amaba.

Una rabia me inundo. Como fui tan idiota de dejar las fotos en el escritorio.
Tome mis cosas que estaban en la silla y disculpándome con el gerente del lugar por el escándalo que habíamos provocado.

Salí y entre al auto. Sabia que en estos instantes no podría ir a casa.

Encendí el motor saliendo por la primera calle. Pues era noche buena y las calles estaban casi desalojadas.

No tenía a donde ir así que pare en el primer bar que vi.
Baje del auto y dos jóvenes mujeres se me acercaron.

-Pareces deprimido cariño -dijo la rubia con un tono de voz sensual, agarrando y acariciando mi brazo- Tal ves yo pueda cambiar tu estado de ánimo.

-Muchas gracias pero no estoy de humor para ello -me zafe de su agarre-.

-Tú te lo pierdes.-dijo y se marchó con su acompañante meneando provocadoramente las caderas.

Entre al bar y me senté en la barra. El chico que atendía se acercó.

-¿Que le gustaría tomar caballero?

-Dame un whisky

El joven asintió y lleno un vaso con el liquido.
Me lo tendió y yo lo bebí de un trago. Dejando escapar un suspiro.
Pensando en todo lo ocurrido con ____, el como fui tan idiota, un desconfiado y extremista.

Pedí otro whisky, me lo bebí de un trago para seguir con mi tercero de esta noche.
Repentinamente sentí una mano tocar mi hombro para luego ir a mi espalda. Rápidamente gire:

-So...Sophia pero que estas haciendo aquí.-dije sorprendido-

-Eh venido con unos amigos por unos tragos, nada fuera de lo normal. Lo que si me sorprende es verte a ti en este lugar. -dijo. Se sentó en el banco aun lado de mi.- Joven puede traerme uno igual-señalo mi vaso-.

-Yo quiero otro.-bebí rápido el liquido del vaso.

-Y? Me dirás que es lo que ocurre. Por que rayos estas aquí.

-Una discusión entre ____ y yo. Por unos inconvenientes, ella se a enfadado.

Vi a Sophia y en su rostro se veía que no podía ocultar la sonrisa burlona.

-Eso es muy malo -se detuvo un momento- Sabes si no tienes otro lugar donde quedarte, las puertas de mi departamento siempre estarán abrieras para ti.

-Gracias Sophia enserio. -mi cabeza daba vueltas y por alguna razón me entraron ganas de reír.-

-Sabes que. Por hoy me voy a olvidar de ella y estaré tranquilo. -sorbo un trago de mi bebida. No sabia si estaba en lo correcto pero mi cerebro no pensaba lo suficiente bien como para saber lo que hacía bien o no.

-Que te parece si vamos a mi departamento y seguimos bebiendo!? -sugirió-

Algo me decía que estaba mal ir a casa de Sophia pero no razonaba y actuaba por impulso de idiotes gracias al alcohol .

-Bien, me parece perfecto. -pague la cuenta de mis bebidas. Para salir con Sophia rumbo a su departamento.-

El apartamento de Sophia no estaba tan retirado de lo que pensaba en menos de 10 minutos ya estamos ahí.
Olvidaba la sensación que me provocaba estar de nuevo en ese apartamento después de tantos años.

-Vamos cariño espérame en la sala, mientras iré por algo de tomar.-dijo y se marcho a la cocina-

Me senté en el sofá. Recordaba todo lo que había vivido cuando era joven y estaba enamorado de Sophia, tendría unos 17 años cuando la conocí, ella debía de estar entre los 20 en ese entonces.
Era en ese tiempo en el que mi vida era un descontrol, mi padre había muerto dejando a cargo a un joven de 17 años de su gran editorial para que mi madre muriera dos años después.
Prácticamente he estado solo estos años. Y cuando entré a la suficiente madurez decidí que mi vida tendría que cambiar de ahora en adelante tendría que buscar una chica con la que debería de estar toda mi vida.
Pero sabía que eso no será fácil tendría que buscarme una mujer que viniera de una muy buena familia y fue ahí cuando conocí al señor Sharlenton. Un viejo amigo de la familia, quien se encontraba en aprietos, necesitaba dinero urgentemente. Él me dijo que sería capaz de vender a su hija por unos millones de dólares.
Él sabia que estaba buscando una mujer para casarme y dio en el blanco, rápidamente acepte comprar a su hija.
Aunque no lo hice por seguirle el juego a su padre, realmente me parecía injusto que un padre fuera tan malo para llegar al punto de vender a su propia hija por unos centavos. Sabia que si no la salvaba yo de ser vendida a un viejo rabo verde, entonces sufriría más de lo que ya sufre conmigo, o al menos eso era lo que pensaba.