Esta obra la escribo gracias a muchas otras que me han dado la idea, si hay algún error o fallo o algo que no os guste sed libres de comentarlo, pero por favor, con respeto, gracias y que disfrutéis la historia.
Era una tranquila mañana de invierno, las calles estaban blancas de nieve, nada a parte de eso se podía ver, solo un paisaje absoluta y completamente blanco, en ese paisaje había un chico vestido con un abrigo negro, una camiseta roja y unos pantalones largos negros, sus zapatos de vestir eran negros también, y en su mano se podía ver un ramo de flores rojas como la sangre, cualquiera que lo viera sabía perfectamente a donde iba, a un funeral, y os preguntareis, ¿Quién es ese apuesto joven? Pues obviamente soy yo, Leonhart Yukimura, un humilde ciudadano alemán que iba al entierro de su mejor amigo que murió en un atraco hace unos días, era un chico alto 1,90, de complexión normal, pelo rubio y ojos grises y una cara de pocos amigos.
Ese día fue uno de los peores de mi vida, fue el entierro de mi mejor amigo, Fran, era mi hermano de otra madre, nos conocimos cuando éramos críos que se meaban en los pañales, nuestra amistad fue inquebrantable, hasta el fatídico día en el que entraron a atracar a la tienda en la que trabajaba y pensando en que era un héroe, lo mataron de un disparo sin compasión, os preguntareis ahora el por que de esta historia, pues muy simple amigos míos, porque yo morí ese día mientras iba al entierro, nuestro amado y mundialmente conocido camión-kun, debido a la nieve perdió el control y me atropelló a una gran velocidad dejándome hecho una pasta sanguinolenta en el suelo nevado volviéndolo de un rojo intenso, fue tan rápido que ni tiempo tuve de saber que pasaba, solo vi oscuridad, después de lo que parecieron días, vi una luz y luego, me encontré aquí, en medio de un jardín verde y lleno de flores, colorido y hermoso, al fondo escucho voces y risas de gente, y música, atraído por los ruidos, voy andando por el jardín hasta que a lo lejos, veo una hermosa estructura hecha de mármol blanco, bajo esa estructura, había un montón de gente de distintas edades y aspectos, ¡incluso pude ver un elfo! extrañado y sorprendido me acerqué a ver que era.
-¿Dónde demonios he acabado?- me lamento y sigo andando hacia la estructura, al llegar, un anciano se da cuenta de mi presencia y se acerca mientras sonríe.
-Queridísimo Leo, te estábamos esperando.- ríe el anciano, y agarrando mi hombro me guía al centro de la estructura, mientras andábamos, las conversaciones y la música fue cesando y todos me miraban.- Te esperábamos para hace tres días chico, pero parece que te costó morir.- dijo con una risa el anciano.
-eeeeh supongo.- dije bastante incómodo, miré a mi alrededor y vi a todos observándome, pude ver como todos agarraban sillas e iban haciendo un circulo conmigo en el centro, pude apreciar 20 personas a primera vista.- Disculpe mi descortesía señor, pero...¿Quiénes sois vosotros?- dije nervioso.
- Jajajaja, perdona mi falta de respeto, somos dioses de un mundo diferente, todas las almas de los que mueren en tu mundo vienen aquí a ser juzgadas y para decidir que hacer en su nueva vida.- dice el anciano mientras se sienta en una silla dejándome solo en medio del círculo.- no tenemos nombres propios dado que cada uno representamos un poder distinto, yo soy el dios de la magia y los magos, ella -señaló a una chica que vestía ropa hecha completamente de huesos.- es la diosa de la muerte, él es el dios de la guerra - señaló a un hombre de mediana edad con una armadura griega y una lanza en la mano- y así con todos los presentes.
-Entonces, si lo he entendido bien, vosotros me juzgareis y vais a decidir que hacer conmigo ¿no?- miro a todos mientras hablo y les veo a todos asintiendo, pude ver a un elfo, a un hombre mitad cabra mitad humano con pelo verde, a un humano de mediana edad vestido con una túnica dorada y a muchos más, el que más me llamó la atención fue un niño de unos 12 años que tenia un enorme libro en sus manos.
-Exacto chico, y dado que llegas tarde, empezaremos tu juicio inmediatamente.- dijo el anciano, con un chasquido de sus dedos, una gran ruleta apareció delante mía y empezó a girar, después de un minuto, dejó de dar vueltas y se detuvo en una casilla completamente negra y con unas letras y números "MG,5,S,BO", al ver eso, todos callaron y un ambiente frio cubrió el lugar, todos tenían cara de preocupación menos el dios de la guerra que sonreía como si un premio le hubiera tocado.
-¿Q-q-que pasa? ¿Qué significa eso? ¿Por qué todos estas tan serios?- dije un poco asustado.
-Señor Leonhart Yukimura, la ruleta ha hablado y dicho su veredicto, serás enviado al mundo de la guerra, un mundo en eterna expansión en el que la guerra es el pan de cada día, tienes 5 deseos para pedirnos, aparecerás solo en un bosque hostil donde solo habrá bestias mágicas, ahora, elige tus deseos.- dice el dios de la guerra sin hacerme caso.
-¡¿C-c-como que un mundo en guerra y solo?! ¡¿Queréis matarme?!- dije en un ataque de pánico.- No se nada de ese mundo, no se que desear.- dije casi en lágrimas.
- Lo que debes saber es que todo existe en ese mundo.- dice el dios de la guerra molesto.
- Está bien...- respiro varias veces para relajarme y pensar.- Lo primero que quiero es poder utilizar todos los tipos de magia y tener maná infinito.- digo mirando al anciano.-
- Jum... ya veo, está bien joven, pero habrá muchas condiciones, lo primero, los hechizos que podrás utilizar y crear, estarán bloqueados por tu nivel, cuanto mayor sea tu nivel, más hechizos podrás utilizar, lo segundo, cuando entres en batalla, tu maná será restringido a tu nivel, para que no abuses de eso en batalla y por ultimo, esto te costará como dos deseos.-dijo el anciano seriamente dando su aprobación.
-Está bien, me parece justo, mi segundo deseo, es la habilidad de poder crear soldados, objetos y distintas cosas que se me ocurran.
- Jijijijiji.- al escuchar mi deseo, escuché una risita y me giré para ver al niño de 12 años riendo y agitando su libro.- Acepto tu deseo pero con condiciones jijiji, la primera, los soldados serán de tu raza sola y exclusivamente y serán generados en grupos, cuando tu nivel suba, podrás invocar más soldados, solo podrás crear equipo para ti, y también estará restringido por tu nivel, además aunque sean invocaciones, serán personas como tu, necesitarán alimentarse y todo, y esas son las principales cosas, te daré un libro donde tanto los hechizos como las unidades que puedes invocar salga jijiji.- el niño sonrió y saltando hacia mi tiró una hoja sobre mis manos y al tocar esta mis manos, apareció un grueso libro con tapas de piel rojas y negras con el dibujo de tres soles y dos lunas formando un pentágono.- procura no perderlo jijijiji, sino no podrás invocar nada jijijiji.- diciendo eso, volvió a su sitio riendo.- esto cuenta como dos deseos también, queda uno jijijiji.
- Bien...- dije nervioso mientras agarraba fuertemente el libro, me giré hacia el elfo que estaba sentado recto y leyendo un libro extraño de color verde oscuro.- Mi ultimo deseo es ser un alto elfo.- al escuchar eso, el elfo me miró de mala gana y asintió, luego de asentir, una luz verde me envolvió y mi cuerpo empezó a cambiar, al desaparecer la luz sabia que había cambiado pero no pude ver los cambios.
- Bien, con todo hecho, te mandaremos a tu nuevo mundo.- dijo el anciano.
-Espera.- se escuchó una suave voz proveniente de la diosa de la muerte, me has caído bien por lo que te daré una bendición, si matas algo y haces que tu libro lo absorba, también podrás invocarlo, ya sea humano, enano, troll, bestias mágicas, los que sea, la cantidad y calidad dependerá de tu nivel, como siempre, con esto, surte y adiós.-la diosa sonrió y todo se volvió negro.
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Un mundo en guerra.
Fantasy¿Sabes la típica historia issekai donde el protagonista es el mejor y nadie le gana? Pues lee esta historia y dime si es igual jajaja 🤣 os espero.