Era un 27 de diciembre.
Por alguna razón, me desperté temprano... como a las seis de la mañana.
No había razón para hacerlo, pues ya no tenía que ir a la escuela y tampoco tenía algo en particular qué hacer a esa hora.
Me quedé viendo videos en mi celular, escuchando música para quizás poder dormir un poco más, pero eso no pasó. Ya no podía dormir y empecé a aburrirme de estar en mi habitación, así que decidí bajar a la sala o a la cocina porque ya tenía hambre.
Bajé las escaleras lentamente y en silencio. Creí que mis abuelos y mi hermana todavía estaban durmiendo.
Sin embargo, grande fue mi sorpresa al ver a mi abuelo en la cocina, haciéndose el desayuno.
—Hola, abuelito —lo saludé alegremente, pero en un susurro. Él sobresaltó un poco y volteó a verme.
—Hola, hijita —sonrió—. ¿Qué haces despierta tan temprano, chiquilla? —me reí ligeramente.
—Ya no podía dormir, abuelo. ¿Tú qué haces despierto a esta hora? —le pregunté—. Es domingo. Hoy empiezas a trabajar más tarde.
—Sí, hija. Pero ya no me podía dormir tampoco —respondió—. ¿Te hago el desayuno?
—Oh no, abuelo. No te preocupes. Yo me lo hago.
—Ay, hijita. Déjame hacerte el desayuno... hace mucho tiempo que no lo hago —dijo nostálgico a lo cual yo solo sonreí.
—De acuerdo, abuelito. ¿Me puedes hacer el desayuno por favor? —él sonrió y se dirigió a la cocina.
Cuando era una niña, mi abuelo era el que me hacía el desayuno. No sabía cómo, pero lograba que el plato de comida quedara con alguna forma, por ejemplo: un corazón, una mariposa, un oso, un perro, etc.
No importaba la comida que fuera, prácticamente siempre hacía alguna forma con la comida.
Yo ya tenía 16 años, me preparaba sola el desayuno y obviamente mi abuelo ya no me lo preparaba con figuritas de animalitos.
Quizás ese día le vino la nostalgia y quiso prepararme el desayuno como antes solía hacerlo. No pude negarme a ello, simplemente dejé que lo haga.
Mi abuelo era de Huachosica. Siempre vivió ahí y por eso amaba esa ciudad.
Él no tuvo una vida fácil. Su madre murió cuando tenía como 5 años y su padre no era el mejor de todos... lo obligó a trabajar por mucho tiempo, a pesar de ser un niño.
No fue hasta que su tía se enteró de la situación, que al fin pudo salir de ella. Su tía se quedó con su custodia y él pudo estudiar y ser feliz.
Cuando terminó la escuela, él y sus amigos fueron a una fiesta de fin de año que los chicos de su salón organizaron. A esa fiesta, fueron invitadas varias personas... entre ellas estaba mi abuela.
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AVENTURAS #4
Novela Juvenil¿Qué habrá pasado con Mateo? ¿Dónde estará? ¿Le harán daño? ¿Qué harán sus amigos al respecto? Son tantas preguntas... El futuro es tan incierto últimamente... El grupo de jóvenes que ya conocemos no está completo, ellos deben buscar a su amigo falt...