Una historia sobre amistad

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Era una noche despejada y silenciosa parecía otro planeta donde hasta la luna faltaba pero estar allá arriba era un ritual y los rituales no se rompen él llevaba en la mirada un peso, un secreto, y lo supe desde el día que nos conocimos sus ojos me decían "no lo sabes" quizás solo me lo decían a mi o de alguna manera quizás yo era el único que lo veía y sabía que no lo sabía. Una brisa fría me hizo temblar, nos miramos y sacamos los cigarros.

Siempre he tenido mal pulso él solía decirme que mi letra era de médico supervisor de planta quizás porque mis manos nunca me permitirían hacer una cirugía, su padre era cardiólogo y su madre era dermatóloga y les tenía desdén así que nunca supe cómo sentirme cuando me comparaba con ellos. Quizás sobreanalizo las cosas como la primera vez que nos conocimos o bueno la primera vez que realmente hablamos, siempre se juntó con los mayores los amigos de su hermano y algunos otros por aquí y por allá pero nunca con nadie de nuestro curso nunca hasta que su hermano se graduó y ahí a modo de supervivencia decidió defenderse ¿De qué? Del rechazo social supuse. Empezó primero hablando con todos los que estaban a sus costados pero todos le caían mal así que rápidamente optó por hablar solo con quiénes tenía delante y detrás le funcionó por unos meses probablemente planeaba sentarse en el mismo lugar al inicio del otro cuatrimestre pero al igual que todos fue sorprendido con la nueva organización del curso, por parejas. Se sentó a mi lado más por impulso nervioso que por decisión (obviamente no quería elegir último) siempre me he fijado mucho y he hablado poco y todo el que se fija en exceso sabe que no es fácil hacer ambas. Ahí noté por primera vez en su mirada eso que aún no logro descifrar no me saludó y yo tampoco señaló a mi muñeca como preguntando
-las 7:45 dije
-hmm viene tarde, recuérdame tu nombre dijo.

Y lo otro es historia...

El humo entraba y salía nos calentaba por dentro ambos mirábamos el acantilado con ímpetu a esa altura la ciudad era más bonita. Ya era casi hora de empezar, sentados allí creo que ninguno de los dos tenía ganas de que el momento llegase ambos sabíamos que para bien o mal esta podría ser la última vez que lo hiciésemos y probablemente era la más importante.

Desde hace 20 años todos los años el primer martes de noviembre todas las actividades estaban canceladas salidas, escuela, trabajo y a las 6:00 a.m el gobierno luego del discurso del (des)honorable primer ministro procedía a retransmitir por radio y televisión los nombres de todos los hombres y mujeres que serían reclutados como soldados para la guerra. Van tantos años que ya algunos ni saben por qué empezó la guerra ciertamente los que estábamos aquí no lo sabíamos, así que cuando el reporte de bajas semanal tiene el nombre de tu hermano la única cosa que si sabes es que la culpa la tiene quien lo envió, nuestro gobierno era nuestro verdadero enemigo o al menos el que conocíamos.

Eran las 11:50 p.m y seguíamos allá arriba aferrados a la idea de que este era el día que acabábamos con todo.

Ciertamente nunca me consideré un rebelde aunque creo que siempre tuve razones para serlo y ahora era el momento para demostrarlo, se oyeron varias patrullas llegar abajo pero ni una luz dentro de las casas se encendió ya sabían a que venían o eso creían. 11:58 p.m preparamos la pólvora y me aseguré de que la puerta de la azotea estuviese trancada saqué el encendedor y nos miramos por última vez su mirada seguía igual sus ojos aún me lo decían me lo gritaban "¡no lo sabes!" "¡no lo sabes!" hasta que una lágrima se arrastró de sus ojos y atravesó su cara ahí al fin entendí todo.

-Yo tambien tengo miedo le dije mientras gimoteaba
-¿Qué hora es? me preguntó
-Medianoche dije

Todas las luces se apagaron de repente, era la señal, encendimos todo y los cohetes despegaron oímos como golpeaban la puerta intentando entrar a la azotea pero ya era muy tarde ya estaban a punto de explotar la puerta se abrió bruscamente, una luz amarilla y roja tiñó el cielo. Desde hace 4 años habíamos iniciado a lanzar fuegos artificiales con el color de la antigua bandera iniciando en la medianoche y hasta el alba a modo de protesta pero este año era diferente, fuegos artificiales no eran suficiente.

La policía intentó correr hacia nosotros se oyeron unos gritos y de otros edificios salieron disparados cientos de cohetes más oficialmente ya era demasiado tarde. Nos abrazamos y con una sonrisa saltamos.

Esa madrugada una intensa luz anaranjada alumbró la ciudad despertando a quienes se negaban a despertar, se oyeron fuertes explosiones a lo lejos.

P. PromptsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora