Un gran susto

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Escuché la puerta de mi casa abrirse, rápidamente cerré la puerta y del susto me pegue contra la pared esparciendo toda la popo que había hecho, para ser sincero, me resultó excitante. Logre acomodar todo diciendo que me estaba bañando y al momento de salir del baño, saque la basura con la excusa de que ya estaba lleno, mi madre preguntó que porque olía tan feo y le dije que no sabía.
Pasaron los días y me quedé sin ganas de seguir experimentando cerca de los pañales.
Pasaron los meses, e iba a la escuela como era costumbre, siempre que me sentaba saludaba a mi mejor amiga Sarahí, como disfrutaba de su compañía, incluso podría sentir sentimientos hacia ella, me gustaba pero no podría perder su amistad, es alguien importante para mi. Durante las clases se jugó una actividad sobre maternidad en la clase de valores, la maestra nos dijo que hiciéramos parejas, claramente yo estaría con Sarahí, ni dudarlo. Nuestra maestra comenzó a dar la explicación de que alguien seria la madre y el otro seria un bebé, la cual tendrían que tratarlo como tal durante la clase y fingir como si se ensuciara para tratar de calmarlo. No podía creerlo, era mi oportunidad pero que pena, todos nos empezamos a reír, aunque yo con una muy sarcástica y vergonzosa. Sarahí me dijo que ella sería la mamá, así que me acosté y comencé a hacer pucheros, ella me comenzó a dar mimos mientras me acariciaba la panza y me hacia cosquillas, llego un punto de tantas cosquillas que pensé que me haría pipí, le comencé a gritar de forma juguetona y no pude resistirme más, me hice pipí dentro del salón de clases. Inmediatamente ella se dio cuenta de ello y se sorprendió, y me susurró: Daniel ¿Te hiciste pipí?
No podía con mi vergüenza, era claro que lo había hecho, estaba por llegar la maestra a donde nosotros cuando Sarahí me aventó una botella de agua abierta, derramando todo sobre mi ropa. La maestra la regañó diciendo que por qué haría eso? Ella contestó que era para darle realismo a la actividad, la maestra le ordenó que saliéramos y me ayudara a limpiar mi ropa mojada...

El viaje de DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora