Capítulo 15. - El Desafío de los Tres Dioses, Tercera Parte

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La batalla por el destino del mundo seguía desarrollándose, y nuestros héroes poco a poco comienzan a desafiar sus propias desventajas frente a los tres Dioses Egipcios (Osiris, Obelisk y Ra), por lo que, tanto los Caballeros Atenienses, como los Guerreros del Milenio, comenzaron a unir fuerzas para vencer a sus adversarios y salvar a la Humanidad de una posible catástrofe.

Una vez que Shoko y sus amigas Saintias vistieran las armaduras celtas, acordaron separarse, por lo que Mii, Xiaoling, Erda y Katya atacaban a Osiris desde los cuatro puntos cardinales. Por otro lado, Shoko, usando la armadura del Halcón Celta, vuela en dirección hacia Seiya, quien con su armadura de Sagitario, también estaba emprendiendo el vielo, evadiendo los ataques de su dios oponente.

- Hola Shoko - dijo Seiya mientras saludaba a Shoko - ¿Quieres realizar un ataque combinado? -

- ¿Y por qué no? ¡Hagámoslo! - Shoko exhala y comienza a pronunciar su técnica: - ¡¡¡Meteoros de Equuleus!!! - 

- ¡¡¡Meteoros de Pegaso!!! - exclama Seiya al mismo tiempo con Shoko.

Los ataques de ambos caballeros, cargados de una potente aura mezclada entre el electro y el oro, comienzan a combinarse, haciendo que se crean una lluvia de enormes meteoros que golpean a los alrededores de Osiris, haciendo que se vea acorralados entre si. Acto seguido, Shoko y Seiya sacan sus respectivos arcos para seguir dañando al dios y hacerlo un poco más vulnerable a los ataques; no obstante, y después de que sus compañeros lograran realizar sus ataques en tres ocasiones repetidas, Shoko se despide de Seiya y vuela hacia donde están sus amigas Saintias, quienes seguían atacando a diestra y siniestra.

Por su parte, Seiya seguía luchando, pues era claro que no se rendiría; mientras que él, al igual que sus compañeros de bronce, usaban sus armaduras doradas para luchar con el séptimo sentido al máximo, era impresionante el esfuerzo que Seiya hacía para no caer al igual que sus compañeros. No obstante, poco a poco, el panorama comenzó a parecer poco alentador para nuestros héroes, por lo que Athena, al ver que poco a poco sus leales compañeros comenzaban a perder fuerzas, decidió tomar cartas en el asunto.

- ¡Entonces esa es la única forma! – dijo Athena.

Athena vio la única respuesta y lanzó su poderoso cetro, pero no contra Osiris directamente, sino que lo lanzó volando, este giraba y giraba, y finalmente.... La golpeo a ella el arma, su propia armala, la cual además de dañarla y herirla, logró golpear a Osiris; el arma se estrellaría en el pecho del dios egipcio, mientras la diosa de la guerra caía al suelo herida por sus propias armas, además haciéndola sangrar y salpicando sangre contra sus caballeros (quienes aún llevaban sus armaduras de oro y electro), pero sobre todo, contra sus armaduras de bronce que estaban fuera de la arena y habían sido dañadas desde el inicio, las cuales comenzaron a brillar otra vez, y empezaron a cambiar, era el poder dentro de las armaduras lo que brillaba.

- ¡¿Por qué lo has hecho?! – preguntó Seiya corriendo a ayudarla. 

Athena dijo: – Ustedes, han arriesgado sus vidas, por mi. Yugi... Yami... Atem... dieron todo por mi pese a los riesgos y sufrimientos... por eso les entrego, un poder nacido de mi vida. -

En ese mismo momento, las armaduras de oro y de electro comenzaron a ser soltados de sus portadores, permitiendo a las armaduras de bronce volver a vestir a sus respectivos dueños. Y por si fuera poco, las armaduras de bronce se transformaban, poco a poco y finalmente volvió a ocurrir. 

- ¡Las armaduras de bronce ahora son... celestiales! – dijo Osiris mientras la energía de los otros 2 dioses vencidos, Ra y Obelisk, se unia a él para darle mas poder.

- Siento ahora... ¡¡¡Mucho mas poder que antes!!! – dijo Seiya, levantándose con su armadura divina - ¡Si de verdad van a enfrentarse a mi, entonces que sea ahora, el momento final ha llegado, Caballeros de Athena! -

El Hechicero Supremo (Saint Seiya / Yu-Gi-Oh!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora