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Capítulo 29

El calor emanaba de ambos cuerpos.  Las caricias de Mark enviaban una ola de placer al cuerpo de Ela.

Ambos, desesperados por entregarse el uno al otro, y así lo hicieron.

Mark se apodero de su cuerpo invadiéndola por completo.

Sus gemidos se mezclaron, hasta que ninguno pudo más.

*

La mejor noche de su vida sin duda algún, había sido esa.

Ela se incorporó, observando el cuerpo de su amado cubierto por un par de sabanas que encontraron en el edificio y sonrió.

Se sonrojo al recordar su momento, su gran momento juntos.

Si, había logrado entregarse a Mark.  Había logrado romper esa barrera, esa armadura que la ataba a su pasado.

Sus miedos habían desaparecido y solo una cosa había sido capaz de hacer eso.

 Años atrás la única palabra que estaba en su cabeza era venganza pero ahora otra palabra había reemplazado esa, y era amor.

Estaba enamorada hasta los huesos.

Sin duda alguna ese detective había cambiado su vida por completo.

Jamás se imaginó a sí misma semidesnuda, en el suelo al lado de ese perfecto hombre que la había hecho suya esa misma noche.

Sonrió y negó con la cabeza.

Su detective abrió los ojos algo aturdido por el sueño, pero luego al ver a Ela sonrió.

Que sonrisa radiante tenía esa mañana y todo por causa de Ella.

De su Ela.

-¿Qué tanto me miras?- pregunto Ela divertida.

Mark sonrió aún más.

-Estoy jodidamente enamorado.

Gabriela se sonrojo y sintió ese familiar cosquilleo en su estómago.

Se acostó en el suelo nuevamente, apoyando su cabeza en el pecho desnudo de Mark.

Mark pasó su brazo por su espalda, enviando descargas eléctricas a través de su piel.

-Anoche fue la mejor noche de mi vida Mark- susurro y Mark beso su cabello.

-La mía también hermosa, la mía  también.

.*.*.*.*.*.*.*.

-¡Mark!-grito Ela a penas sin poder respirar.

-¡Dilo!- le grito este de vuelta mientras movía sus dedos rápidamente en la barriga de Ela, causándole cosquillas.

-Te odio- dijo entre risas y Mark rio.

Ella era una guerrera, no iba a rendirse tan fácilmente por un par de cosquillas.

-¡Di que me quieres!- dijo este mientras aumentaba las cosquillas.

Gabriela no podía parar de reír.  Sentía que se quedaría sin aire en cualquier momento.

Pero aun así no se rendiría.

-¡Jamás!-grito y acto seguido logro derrumbar a Mark de su falda y se sentó a ahorcadas sobre él.

Agarro sus manos por encima de su cabeza y sonrió.

-¿Quién está al mando ahora?- dijo divertida y Mark soltó una carcajada.

GabrielaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora