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Capítulo 22

En el cuartel, los oficiales Luis y Ángel, investigaban el paradero de Mark y Gabriela.

-La última vez que usaron la tarjeta de crédito fue aquí- Ángel, señalo una ubicación en el mapa.

-Pero ayer recibimos una llamada de que habían sido vistos robando en una tienda, aquí.  Aún están en Miami- Luis señalo otra ubicación.

-Mark se está metiendo en graves problemas.

Luis asintió.

-No sé qué le pasa- comento.

-Es solo que se identifica con esa chica.  Ella también tiene un pasado triste, como él.

-Ángel, el pasado importa una mierda.  El presente es lo que está haciendo mal ¿Por qué mierdas Mark está ayudando a una asesina?

-No tengo idea.

-Debemos de encontrarlos.

***

No puedes ser más idiota, se dijo Gabriela a sí misma.

¡Le había pedido a Mark que la besara!

¡Malditas hormonas!

Ella no era una mujer débil, en lo absoluto.

Pero entonces ¿Por qué mierdas su piel se ponía de gallina cada vez que Mark la tocaba?

¿Por qué sentía esa maldita descarga eléctrica?

Todo era tan confuso para Gabriela.

Si,  antes estaba, o está aún estaba traumada con los recuerdos que la atormentan.  Pero con Mark, todo desaparece.  Su pasado, su miedo, sus traumas, todo.  Todo desaparece con un simple roce de sus labios o un simple toque.

-Creo que debemos irnos- susurro Gabriela en sus labios.

Mark a regañadientes, se separó de esta.  Tomo su mano delicadamente, con miedo a que esta se apartara, pero no lo hizo.  Salieron del oscuro callejón.  Ya que el auto no tenía gasolina, ni ellos dinero, salieron a caminar por las calles en busca de un lugar para dormir.

-¿A dónde iremos?- pregunto Gabriela.

-No tengo idea- contesto Mark.

Mark detuvo su paso.

-¿Qué ocurre?- pregunto nerviosa.

-Nos siguen.

Gabriela miro hacia todos los lados.

-¿Quién?- pregunto.

-No tengo ni idea, pero nos siguen.

Gabriela comenzó a asustarse.

¿Y si era la policía?

¿Y si era Ernesto?

No.  No podría ser Ernesto porque Erne…

-¿Ela?

Mark y esta giraron al escuchar esa voz y gracias a los focos de la calle pudieron identificar a un hombre alto, su rostro estaba cubierto por la sombra de su gran sombrero negro.

El hombre sonrió a Ela.

-Ela- repitió el extraño hombre y su sonrisa se hizo aún más resplandeciente.

Mark saco su arma y lo apunto con esta.

-¿Quién eres?- pregunto.

La mirada del hombre se retiró de Gabriela, para posarse en el arma que Mark sostenía.

GabrielaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora