Isaac:
La bocina hace que me termine de espabilar. Atisbo a través de la ventana el auto de Luke. Demonios, ni siquiera he desayunado.
Tomo una manzana de la encimera y corro fuera de la casa, lanzando un escueto adiós a mis hermanas menores.
Dan me saluda mientras se baja para dejarme subir al asiento trasero. Estoy hablando de algo con ellos, pero me pierdo rápidamente y mis ojos comienzan a cerrarse. Tengo muchísimo sueño. ¿La razón? En realidad tengo sólo una: Jackie C. Mackensie.El día anterior:
¿Debería mandarle un mensaje? Le dije a Luke que lo haría, pero ya no me siento tan seguro.
Jugueteo con mi celular entre mis manos, bloqueadolo y desbloqueandolo sin sentido alguno.
Al final decido que no y lo dejo firmemente sobre la mesa de noche. No tengo porque hacerlo, la chica ni me gusta. No es mi tipo en ningún sentido, además de que no busco novia ni, mucho menos, alguien con quien "desahogarme" como dice Luke. No todos lo necesitamos, esta equivocado, me digo.
Me tiro en mi cama y me pongo a jugar con mi Wii U, no hay mejor distracción que un videojuego, sobretodo si se trata de un tema tan delicado y peligrosos como las chicas.
Quizás Jackie me podría ayudar, evitar las múltiples preguntas de mi familia y amigos de "¿por qué no tienes novia?". Es simple: a mi ya me gusta alguien y no me interesa salir con nadie más que con esa persona. Sé que es algo difícil hasta el punto de imposible, pero realmente no quiero a nadie más. Y salir con Jackie no remediaría nada en absoluto. Por eso estoy decidido a no llamarla ni escribirle... al menos que ella lo haga, que es exactamente lo que hace.
Maldito Luke, ¡¿Por qué demonios le dio mi número?!". Su mensaje interrumpe un importante juego de The Legend Of Zelda y eso es imperdonable.
^^Hola, guapo, ocupado?^^
¿Qué onda con sus confianzas? ¡Es la primera vez que hablamos! La dejo en visto y sigo con mi videojuego. Parece que esta chica no entiende las indirectas porque a los pocos minutos, me llama.
Lanzo un suspiro de frustración antes de pausar mi juego y responder el teléfono.
-¿Bueno?
-Hola, guapo.
-Hola.
-¿Te agarro en un mal momento?
-De hecho...
-Que bueno- se adelanta como si yo no hubiera dicho nada-. ¿Vienes por mí al centro?
-Em...- ¿qué rayos?-. Estoy ocupado.
-No te creo, ¿qué haces?
Una única mirada a mi Wii U me basta para saber que un videojuego no bastara para disuadir a una chica tan extraña como ella, ni siquiera porque sea TLOZ. ¿Qué le puedo decir? A través de mi puerta abierta veo a mis hermanas menores ayudandose la una a la otra a peinar su largo cabello rubio.
-Tengo que llevar a mis hermanas a su clase de ballet- improviso rápidamente.
-¿Van a Satélite?
-No, al que esta en Plaza de las Américas.
-Te acompaño.
-¿Qué?
-Te veo ahí a las... ¿A qué hora entran?
Contesto, totalmente aturdido:
-A las 6.
-Muy bien, entonces nos vemos en 15, chaito- cuelga antes de que pueda replicar nada.
¡¿Qué demonios acaba de pasar?!
Salgo de mi habitación, topandome con mi madre apurada, arreglandose el cabello con una mano, mientras con la otra contesta rápidamente un texto, seguro algo del trabajo.
-Rápido, niñas, tengo que pasar antes al banco.
Lindsey y Laine apresuran el paso obedientemente y salen rápidamente de sus habitaciones, con los vestidos torcidos y las coletas desiguales.
-Eh, ma- vacilo, ¿en verdad voy a hacer esto? No tengo opción, de otra forma quedare como un patético mentiroso-. Puedo llevarlas yo, si quieres.
Mi madre esboza una enorme sonrisa distraída, reparando en mí por primera vez desde que salí de mi pieza. Me mira un momento como si no me reconociera antes de enfocar al fin su mirada en mis ojos y ensanchar su sonrisa.
-¿Seguro?
-Aja- en absoluto.
-Tengo que llevar el coche al taller, te dejo abajo dinero para un taxi y algo extra. Tu padre puede recoger a tus hermanas. Esperalas o sal por ahí, pero no tardes. Nos vemos- me da un apresurado beso antes de bajar las escaleras a toda prisa.
-Muy bien- me vuelvo hacia las gemelas-. Arreglemos esas trenzas.Quince minutos después, tal como quedamos, estoy llegando a la Plaza de las Américas, mis manos tomando a las gemelas mientras no paran de saltar y tararear alguna canción de algún programa de Disney. Me alegro que aún no estén enganchadas al Fb o algo así, muchas niñas de 9 años ya lo están.
Mientras camino hacia el salón, me pregunto por primera vez si Jackie en verdad vendrá ¿y si fue una broma? Puede ser, de hecho todo fue muy raro para ser en serio. De todos modos me traje mi Wii U por si las dudas, gracias a Dios por los juegos portátiles.
-Butter- oigo que dice una voz burlona antes de hacer entrar a mis hermanas al lugar.
-Ehh... Hola. Entren- les ordeno a las niñas antes de volverme hacia la chica. Mis hermanas lanzan risitas tontas al ver a Jackie antes de entrar corriendo a su clase.
-¿Cómo estas? Luces un poco nervioso.
-Digamos que no suelo ser invitado por un chica de la nada en mitad de semana.
-¿En serio?- Jackie luce genuinamente sorprendida-. Yo esperaba que alguien tan guapo como tú estuviera acostumbrado a eso.
"La cosa aquí no es que sea guapo o no, sino que las chicas no suelen ser tan atrevidas". Me trago las palabras y en su lugar le lanzo una sonrisa, la cual borro de inmediato, no quiero que piense que la sigo en este juego del coqueteo.
-Así que- dice colgandose de mi brazo-: ¿a dónde me vas a llevar?
-¿Eh?- observo mi bolsillo, como si mis ojos pudieran atravesar la tela y ver el contenido. No es necesario, ya sé que no traigo más dinero que el extra que me dio mi madre y no es mucho, lo sumo para un helado y ya-. ¿Quieres un helado?- ¿qué haces, Isaac? Va a pensar que te gusta.
-Buena idea.
Jackie me arrastra por la plaza en busca de un buen helado. Ninguno es de su gusto, según dice, así que me lleva fuera.
-¿Pedimos un taxi?
-No tengo dinero- digo de inmediato. En primera porque es cierto, en segunda porque tengo miedo de que me secuestre.
-Bien, me encanta caminar.
-¿Qué tan lejos iremos?
-Muy lejos- responde con una sonrisa divertida.
Y vaya que vamos lejos.
Una hora después estoy quejándome de cansancio.
-No seas nena, disfrútalo, es un lindo paseo.
-No venía preparado para caminar- me quejo. Como única replica, Jackie observa deliberadamente mis tennis deportivos-. Hablo de mentalmente preparado.
-Oh, vamos, estas en el equipo- ahora es ella quien empieza a quejarse-. Deberías aguantar caminar un par de cuadras.
-Es que no han sido sólo un par. Llevamos más de una hora caminando.
-Es bueno para el alma- dice sabiamente antes de continuar jalándome hacia adelante, siempre hacia adelante sin un destino.
Quince minutos después, Jackie decide que quiere un "maravilloso" helado del McDonalds. Digo, no son malos, pero no justifican una hora y media de caminata. Lo único bueno es que pide un helado sencillo, así que incluso yo puedo permitirme uno. Con cono de oreo para mí y coronado para ella. Nos sentamos en una mesa al aire libre para disfrutarlos. Por fin algo de descanso.
-Así que ¿te gusta lucirte con las chicas?
-Esa fue idea de Luke- contesto como si nada, aunque siento mis orejas arder.
-Pero tú lo secundaste.
-Es mi amigo- me encojo de hombros.
-¿Seguro? Habla de ti como si fueras un niño pequeño.
-¿Intentas ponernos en contra? Dan me contó lo que le dijiste sobre que Luke y él parecían más rivales que amigos- la taladro con la mirada. Puede interrumpir mi juego de TLOZ, pero no puede insultar a mis amigos, eso si que no, señor.
-Tranquilo- proclama poniendo las manos en alto, su helado a medio terminar-. Yo sólo decía.
-¿Por qué estamos aquí?
-¿De qué hablas? Quería un helado y...
-Hablo de porque me invitaste a salir tan... no sé, tan directamente.
-¿Por qué no hacerlo?- replica de inmediato-. Quería salir contigo y para conseguirlo sólo tenía que pedirlo. Y aquí estamos.
-Eso no fue pedir, prácticamente me lo impusiste.
-Igual estamos aquí, ¿no?
-¿Siempre consigues lo que quieres?
-La mayoría de veces- se encoge de hombros.
-Muy bien, es hora de regresar- me pongo de pie a pesar de que aún me queda buena parte de mi helado.
-¿Qué prisa tienes?
-Aún no he hecho los deberes de hoy y tengo que regresar temprano.
-Oww el niñito de mami tiene que ir pronto a casa para meterse en la camita.
-Búrlate lo que quieras, nos vemos- le doy la espalda y comienzo a caminar de vuelta por el camino por el que vinimos, a pesar de que mi casa se encuentra por el lado contrario.
-Espera- escucho sus rápidos pasos hasta mí. No me detengo-. ¿Piensas dejar tirada a una chica así como si nada?
-Es hora de irme.
-Vamos, apenas son las ocho, aunque sea acompáñame a mi casa.
Suspiro. Sé que no debería hacerlo si lo que quiero es deshacerme de ella, pero tampoco puedo dejar a una chica como ella tirada aquí. Viendo como es de atrevida, no me sorprendería verla regresar a casa en la parte de atrás de una motocicleta con un completo extraño.
Suspiro, arrepintiéndome de cada una de mis palabras antes de haberlas pronunciado.
-¿Hacia dónde?
Resulta que la chica rebelde y despreocupada vive en una de las zonas más ricas. Le pregunto porque una chica como ella se mueve a pie.
-Me retiraron el coche después de volver a chocarlo.
-¿Tenías coche?- digo sorprendido.
-Fue mi regalo de 15- se encoge de hombros como si no fuera la gran cosa. De regalo de quince yo recibí una "bonita" cena familiar y un postre especial-. De todos modos no conseguí sacar la licencia.
-¿Y eso?
-Dijeron que yo al volante soy un peligro para la sociedad- responde con un guiño.
-Supongo que es cierto.
-Hey, Frank- saluda al portero del fraccionamiento.
-Creo que de aquí puedes seguir- digo relantizando el paso hasta detenerme.
-No, acompáñame.
-Tengo que volver, ya es tarde.
-Apenas son las nueve.
-Y mi casa está a más de una hora a pie. En serio tengo que regresar.
-Muy bien- suspira rendida-. Nos vemos en el instituto.
-Ajá- digo y, antes de poder reaccionar, ella se acerca y me da un beso de despedida peligrosamente cerca de mis labios, justo en mi comisura. Retrocedo de un salto.
-Bye- puedo percibir la risa en su voz mientras se aleja, perdiendose entre casas exageradamente grandes y árboles perfectamente podados.
Llego muerto a mi casa. Tuve entrenamiento hoy después de la escuela y eso, sumado a la ardua caminata con Jackie, hace que este exhausto.
-Isaac, que tarde- dice mi madre en tono reprobatorio en cuanto entro a la casa-. Te dije que regresaras pronto.
-Lo siento, el tiempo pasa volando.
-La cena está en el refri, puedes calentarla. No hagas ruido, tus hermanas ya están dormidas- dice antes de desaparecer escaleras arriba.
Así es mi relación con mi madre: me dicta una serie de tareas e instrucciones y confía en que las siga.
Caliento mi comida y me dirijo a la sala para cenar, pero al pasar por el estudio, mi padre me llama.
-¿Que pasa?
-Ven- me invita a sentarme frente a él, al otro lado de su escritorio-. ¿Dónde estabas? Tenías preocupada a tu madre.
-¿De verdad? No lo parece.
-No seas así- dice con su voz eternamente cansada-. Le preocupas aunque generalmente parezca que tiene la cabeza en otra parte. Como tú- ríe acariciando mi cabello.
-Salí por allí- digo al fin. Comienzo a levantarme.
-Hey, no te hable sólo para eso. Cuéntame más de ti.
-No hay mucho que decir.
-¿Qué tal te va en la escuela?
-Bien, supongo.
-¿Y el equipo?
-Soy el portero suplente. Creo que es algo bastante bueno para ser mi primer año, Dan es el único de primero que esta realmente en el equipo.
-Eso está bien- asiente. Lo conozco, no esta del todo satisfecho con ello, le gustaría que yo fuera el mejor, no mi mejor amigo-. ¿Y... -vacila- hay alguna chica?
Me pongo en guardia de inmediato. Siempre el mismo tema. Mi padre fue todo un Don Juan en su tiempo, al igual que ahora lo es mi hermano mayor, Calvin.
-Aún nada.
-¿Seguro?- detecto una nota desilusionada en su voz.
-Bueno... hoy salí con una chica- ¿por qué no? Sólo para que deje de molestar, a fin de cuentas no es mentira.
El semblante de mi padre se ilumina de inmediato.
-¿Es por eso que llegaste tan tarde?
-Ajá- oh no, aquí vamos.
-¿Y qué tal es?
-Digamos que es un poco... Extravagante, extrovertida. Todo lo que tenga el prefijo "Extra" va con ella- digo agregando mentalmente la palabra "extraña" a la lista.
-Suena interesante.
-Sí. Voy a cenar y luego a dormir. Buenas noches- digo levantandome apresuradamente, antes de que mi padre pueda replicar.
-Muy bien, buenas noches.
Apenas doy unos bocados a mi comida antes de que el apetito desaparezca. Tiro los restos y me voy directamente a mi cuarto.
Dios, esto es tan difícil. ¿Por qué no puedo decirle a mi padre la verdad? ¿Por qué nunca puedo? Hasta ahora sólo he sido capaz de contárselo a una persona: Daniel, y sólo porque confío completamente en él. Luke es también mi mejor amigo, pero aún no sé como vaya a reaccionar, por lo mientras sigo tanteando terreno.
Me quedo un buen rato despierto, mirando el techo de mi habitación, adornado con viejas lunas y estrellas que coloqué de pequeño y que brillan en la oscuridad, tratando de deshacerme de mis pensamientos, sin resultado alguno. Inesperadamente, antes de dormir, aparece el rostro de Jackie frente a mí, esa chica tan rara que parece no traer nada bueno. No me preocupo por mí, yo no tengo interés en ella, el que me preocupa es Dan, quien parece haberse interesado en aquella chica, aunque nunca lo admitirá, no mientras siga andando con Cassie.
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Teen FictionEl primer año de preparatoria, el magnífico primer año donde al fin te toman en cuenta, donde ya no eres más un crío. El año en el que por fin puedes entrar en el equipo de fut, donde las fiestas abundan, la amistad se afianza y el amor se respira...