No rompas la regla de los amigos

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Dan:

"¿Puedo hablar contigo?".
Las palabras resuenan en mi interior cual sentencia de muerte. Esto no puede estar pasando. Sé lo que significan esas palabras, pero una parte de mí se niega a asimilarlo porque eso realmente, realmente no puede estar pasando, las cosas van bien entre nosotros... ¿o no?
-Sí, claro- respondo un segundo después, aunque a mí me parece una eternidad entera.
Avanzo con el cuerpo rígido, temblando ligeramente ante la anticipación de lo que viene. Cassie avanza delante de mí, dándome la espalda mientras camina con apremio hasta detenerse debajo del árbol más alejado. Se mantiene un par de segundos de espalda antes de al fin encararme, su rostro muestra desagrado, como si tuviera que llevar a cabo una tarea especialmente difícil y fastidiosa.
-Voy a ser directa- suelta repentinamente, obligandose a mirarme a los ojos. Yo no puedo mantener la mirada y la muevo lejos de ella, observando el mundo por encima de su hombro, enfocando mi vista en cosas menos dolorosas-. Esto ya no está funcionando.
-¿De qué hablas? ¿Cómo que ya no está funcionando?
Cassie suspira pesadamente, con dramatismo.
-Pues simplemente ya no lo hace y por eso he decidido que lo mejor es ponerle fin al asunto.
Al asunto, lo dice como si ese "asunto" no fuera gran parte de mi mundo, como si no estuviera pisoteando mi corazón ahora mismo.
-¿Fin?- murmuro con voz temblorosa, aún sin atreverme a enfrentarme a su mirada.
-Ya sabes- luce incómoda, como un adulto al que un niño pequeño interroga acerca de donde vienen los bebés-. Terminar la relación, dejar de ser novios.
Me quedo un momento ensimismado, mirando el cielo sin observarlo realmente. Intento recordar de que hablamos, pero no entiendo, nada de esto tiene sentido. Al cabo me atrevo a levantar la mirada y la veo directamente a los ojos, a esos ojos azules que llevan siendo mi perdición durante años.
-¿Por qué?
-Ay, Dan- suspira con dramatismo-. ¿Por qué no puedes simplemente aceptar que se acabó?
-¿Y tú porque no me lo explicas? Simplemente quiero saber porque, si hice algo mal quizá pueda arreg...
-Dan- dice con determinación-. Ya, por favor. No hagamos las cosas más difíciles, ¿de acuerdo?
-Pero Cass...
-¿Por favor?
A pesar de qué es ella quien está terminando conmigo, quien está rompiendo y pisoteando mi corazón, no puedo evitar sucumbir ante su tono de niña pequeña y su cara de cachorro.
-Muy bien- digo en un suspiro.
-Podemos seguir siendo amigos.
Vuelvo a alzar la mirada que ya se me había caído al suelo y la miro con incredulidad. ¿En serio? Todo el mundo sabe que eso nunca funciona, los amigos después de una relación no existen, al menos que no haya sido una relación verdadera. Además no es que Cassie y yo fuéramos los mejores amigos antes de ser novios, más bien compartíamos muchos grupos de amigos.
-Está bien- asiento con una leve sonrisa a pesar de cada fibra de mi cuerpo se siente adolorida e incrédula. Claro que no vamos a seguir siendo amigos, eso va en contra de todo lo que tuvimos, además, sé que el anhelo no me dejara simplemente ser un "amiguito" y ver como otros tipos se le acercan... me siento enojado con tan solo pensarlo.
-Entonces supongo que nos estamos viendo, ¿no?- dice esbozando una linda sonrisa, esa que puedo quedarme mirando como bobo durante horas, años, milenios.
-Supongo- con esta última palabra, la veo alejarse, salir de mi vida.
No, eso no. No dejare que Cass salga de mi vida así como así, no cuando hice tantas cosas para conseguir tenerla a mi lado. La voy a recuperar, cueste lo que cuesto, eso lo tengo muy seguro.
Nada de amigos, ella volverá a ser mía totalmente.

-Me dijeron que necesitarías alguien que te consolara.
La salida llega en una serie de imágenes borrosas, poco claras del día. Luke e Isaac tienen la delicadeza de no mencionar nada y quedamos en mi casa para jugar todo el día, justo lo que necesito. Hoy me olvidare de los deberes de mate y los proyectos de química y me concentrare en mis únicos amores verdaderos: Gears of War, FIFA y GTA.
Estoy muy bien, jugando mentalmente, apretando los dedos contra mis piernas como si de botones se tratarán, cuando la voz interrumpe mis pensamientos.
Retiro el suéter escolar de mi rostro y me incorporo levemente sobre los codos para mirar a la chica.
-¿Eh?
-Tu amigo, el guapo, me dijo que viniera a consolarte.
Me impulso con los codos hasta quedar complementamente sentado y busco a Isaac con la mirada. Esta jugando fut en la cancha pequeña que está en el área de salida, se ve muy concentrado en el juego, con las manos muy juntas y abiertas frente a su cuerpo, listo para lanzarse por el balón en cuanto se presente la ocasión.
Arqueo una ceja en dirección a Jackie.
-Me lo dijo en el recreo.
-No creo que él te lo haya dicho- digo volviendo a recostarme-. Lo creería de Luke, pero no de Zack.
-Como digas- se encoge de hombros y se tira a mi lado. No puedo evitar fijarme en como la falda se le enrosca contra los muslos, dejando ver piel más pálida de debajo.
Aparto la mirada tan rápido como la fui a posar en lugares indebidos. Jalo mi suéter y lo vuelvo a colocar sobre mis ojos, protegiéndolos del sol.
-No necesito que me consuelen.
-Es lo mismo que yo creí.
-¿Entonces qué haces aquí?- no pretendo ser grosero, pero mi chica acaba de terminar conmigo y lo único que quiero es seguir fingiendo que tengo un mando de Xbox entre mis manos.
-Dije "creí", luego te vi y me di cuenta de que era necesario venir, sí que necesitas consuelo.
-No, solamente quiero estar sólo.
-Quizás es lo que quieres, pero no lo que necesitas.
-¿Cómo puedes saberlo?- inquiero, y luego, antes de que pueda replicar:- además, ¿qué a ti no te gusta Isaac?
-Sí, pero eso no quiere decir que no pueda venir a consolar a un amigo.
-¿Desde cuándo somos amigos?
-Que no pueda venir a consolar a un chico guapo- se corrige.
-Puedes ahorrartelo, ¿por qué mejor no vas a apoyar a Isaac en su partido?
-No sé si te has dado cuenta, pero no me va lo de porrista.
-¿Por qué no? Tienes piernas de porrista- ups. Me muerdo la lengua apenas las palabras salen de mi boca, no quería decir eso. ¿Dónde esta mi maldito filtro?
-Hum- murmura Jackie y estoy seguro de que lo hace para sofocar una risa.
Hago una mueca en la seguridad que me proporciona el anonimato de estar cubierto por mi suéter.
-Es enserio- dice al fin, sonando extrañamente... seria-. Si necesitas hablar con alguien o simple compañía, tienes mi número.
-No lo tengo.
-Pues consiguelo- dice ofendida, aunque puedo detectar cierta nota de humor en su tono-. Ya sabes que a mí me gusta Isaac, no creas que intentaré nada contigo, no te violare ni nada.
-Eso no lo tengo tan seguro- me burlo, sintiendo de inmediato algo caerme encima, haciéndome un poco de daño.
-La oferta está en pie- dice levantándose. La escucho alejarse.
Una vez solo, sigo jugando con mis dedos contra mi piel, cambiando de Call of Duty a Guitar Hero, sintiéndome repentinamente mejor, con más emoción, más feliz incluso. A pesar de ser sumamente extraña, le doy las gracias mentalmente a Jackie por distraerme aunque sea un minuto. Quizá los videojuegos no son el único remedio para el mal de amores masculino.

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