Capitulo 4

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- Oigan niños, despierten. - su padre les susurraba.

- Espera Larry, no debemos despertarlos están muy cansados por todo lo ocurrido. - Ahkmenrah habló muy tranquilo.

- Entonces tendré que llevarlos cargando. - se agachó.

- Yo te ayudaré, ellos me salvaron es lo menos que puedo hacer. - miró a Larry.

- Está bien, carga a Fraid. Ella no pesa tanto. - cargó a su hijo en brazos y se levantó.

El príncipe cargo a la niña entre sus brazos y sonrió, miró a Larry y lo siguió.

Llegaron hasta unos sillones que habían para sentarse y dejaron a los niños ahí.

- Gracias príncipe, pero debería volver a su sala. Mañana me espera el peor de los regaños.

- No hay de que preocuparse falta media hora para eso, puedo quedarme un rato más. - miró suplicante al guardia.

- Estaría mejor si de verdad se fuera a descansar príncipe, no quisiera que se volviese polvo. - bromeó el guardia.

- Si, sería lo mejor. Nos vemos. - se despidió y se metió nuevamente en su sarcófago.

Sus Anubis sellaron el sarcófago y luego volvieron a su posición.

Los rayos del sol, empezaban a asomarse por la puerta principal del museo.

Larry lo noto y sonrió, cerró el libro que estaba leyendo y fue con sus hijos para despertarlos.

- Nicky despierta. - movió un poco al menor.

El chico se volteó dándole la espalda a su padre, pero sin abrir los ojos.

El guardia lo miró serio y cruzado de brazos, entonces trato de despertar a su hija. Estaba totalmente dormida que su padre tuvo otro intento fallido.

Se rió, puso las manos en su cintura y se le ocurrió la idea más brillante de todo el mundo. Su cara se volvió con una mirada sospechosa.

Fue al baño con un vaso en la mano, lleno el vaso de agua y volvió con los niños.
Se mojo la llema de los dedos y algunas gotas empezaron a acumularse al final de sus dedos, las puso en las mejillas de sus hijos con la intención de que despertarán.

- Siento que no dormí. - la pelinegra talló sus ojos y se sentó en el sillón con sueño aún.

- Vaya, ya era hora de que despertarán. - dijo el guardía y se sentó a su lado.

Nicky no había notado el agua y seguía dormido, pero Fraid conocía muy bien a su hermano.

- Papá, ¿Ya llegó el guardía que cuida aquí por el día? - dijo Fraid y su padre entendió al instante.

- Si, pero tendremos que irnos solo tu y yo, porque Nick no se va a levantar. Pues ya hay que irnos. - se levantó del sillón con su hija y caminaron hasta el final de ese pasillo.

- ¡Esperen! ¡No se vayan sin mi! - gritó Nicky y corrió por dónde se habían ido.

La familia regresó a casa, los niños desayunaban tranquilamente en el comedor, mientras sus padres hablaban.

- Los trajiste cansados, no quiero que te los vuelvas a llevar. Parece que no durmieron durante toda la noche. - la mujer regañaba a Larry.

- Lo siento, no paso nada importante solo unos pendientes y ellos me ayudaron. - trató de defenderse el guardia.

- No te creo nada, no te dejare que los lleves a ese lugar otra vez. - puso un dedo en el pecho de Larry señalando lo.

- Pero, nosotros si queremos ir de nuevo. Te prometemos que no haremos nada malo y dormiremos las horas necesarias. - la pelinegra habló y se acercó a sus padres junto a Nicky.

La mujer lanzó una mirada asesina al guardía y luego miró a los niños con una sonrisa.

- Claro que pueden ir, pero pórtense bien.

Larry la miró confundido y se limitó a mirar a sus hijos, quienes se alegraron y regresaron corriendo al comedor.

Ese sería su pasatiempo favorito desde el día en que recuperaron la tabla de Ahkmenrah.

🔹Mi princesa🔹- (Ahkmenrah y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora