1

1.1K 21 1
                                    

"Dato a resaltar, no es que me haya olvidado. El protagonista no tiene nombre y es una decisión de la trama"

Usando mi celular, comparaba una fotografía con el interior del cuarto de mi hermanastra. Mi padre se había vuelto a casar hace 3 años, y obtuve como hermana menor a la chica más callada y asocial de mi clase, y durante esos últimos años, nos hemos llevado bastante bien sin ningún tipo de rose o problema, pero sin entablar una amistad o nada parecido a una relación de hermanos.

Tragando saliva, comparé el fondo de la fotografía una y otra vez, siempre pendiente de que la puerta se pudiera abrir de repente y mi hermana entrará a la habitación.

Todo estaba ahí, el ropero con una pequeño rayón en el frente, el oso de peluche que yo mismo le regalé el año pasado, las mismas paredes pintadas de rosa pastel, el techo con estrellas pintadas, y como prueba definitiva, colgada encima del tocador, estaba la máscara de gato, inconfundible, y única. Foto y realidad eran iguales, salvo claro está, un par de cambios tomando en cuenta que la foto se había tomado días en el pasado.

Con mi corazón latiendo, me pregunte porque no me había dado cuenta antes. En parte tengo una excusa bastante buena, nunca había entrado en la habitación de mi hermana, salvo el día de ayer en que ella misma me lo pidió para buscar una cinta para el cabello que se le había olvidado, de ahí con la sensación de estar en un lugar conocido, aproveche que ella había salido a correr, como lo hace todas las tardes, y me metí en cu habitación para resolver la duda que no me dejó dormir la noche anterior.

Con la garganta seca, y sin saber qué hacer, me fue difícil percibir el paso del tiempo, pude haber estado de pie ahí un minuto como una hora, el tiempo ya no me transcurría igual, y todo era demasiado confuso.

Un pequeño gritó me sacó del trance en el que estaba, y volteando a la puerta mientras pensaba en una excusa, me di cuenta que nadie había entrado, él gritó debió haber sido en la parte baja de la casa, y saliendo a hurtadillas, fui a las escaleras para ver qué había pasado.

— ¿Ha pasado algo?

Pregunte con el tono más casual que me era capaz de hacer.

En la entrada de la casa, sentada y acariciando su rodilla, estaba mi hermanastra Helena. Su cabello negro estaba amarrado en una cola de caballo, y vestía ropa holgada nada destacable, era alta, se que mide 1.70 siendo un poco más baja que yo, pero seguía siendo de las mujeres más alta de su curso. Mirándola de cerca, siempre la considere bonita, pero tampoco ninguna belleza impactante. Siempre vestía ropa que le quedaba grande, con la excusa de que le era más cómoda, sin embargo, según la foto que tenía...

— no te preocupes.

Me dijo mientras se ponía de pie.

— al entrar pise mal, y me tropecé, pero ya estoy bien, no creo estar lastimada ni nada.

Al tenerla a mi lado, mi corazón latía de una manera en que jamás lo había hecho, era extraño, había hablado con ella cientos, quizás miles de veces en estos últimos 3 años, y nunca me había sentido así.

— ¿y tu estas bien? Pareces agitando.

Dijo acercándose a mí, de tal manera que pude sentir el aroma del shampoo que ella usaba, aroma que había olido muchas veces antes, pero que nunca había sentido tan sensual como ahora.

— estoy bien.

Dije apartandome de manera un poco brusca.

— me asusté porque creí que había pasado algo, eso es todo.

Mirando con sus pequeños y siempre somnolientos ojos verdes, mi hermana asintió sin darle más importancia al asunto.

— avísame cuando esté lista la cena, ¿Hoy te toca cocinar, no es verdad?

Ahora trabajo como exclavo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora