Letras

13 1 0
                                        

Es una de esas noches calladas, donde ni siquiera eres capaz de escucharte a ti misma, ¿nunca te ha pasado? Recostarte y sentir tu cuerpo como un peso muerto, a merced de las olas imaginaras que te mecen suavemente como si no existiese un mundo real, ¿Acaso existe? Si es así no quieeo despertar, aunque  no me encuentre precisamente dormida sé que es un sueño,  porque en los sueños no piensas, actúas, ves las situaciones en perspectiva y te sientes el títere y el titiritero de un espectáculo *normalmente absurdo* que nadie le apetece ver y mucho menos a estas horas de la noche, es solo una noche más,  donde no se escucha nada más que el aterrador silencio con el cuál empiezo a sentirme jodidamente cómoda.

Miro a mi izquierda.

-cinco, cuatro, tres...dos -deslizo mi dedo rápidamente por el táctil de mi celular cuando la notificación de alarma aparece. Jodida mala costumbre de no dormir, mis pensamiento no me daban un tiempo fuera y ya empezaba a cansarme de ese estúpido juego. después de cambiarme de manera muy improvisada, como todos los días,  pasé rápidamente a través de la sala sin detenerme en el comedor.

-A dónde con tanto apuro-La voz severa de papá me sacaba de mis pensamientos, podía llegar a olvidar en ocasiones que no vivía sola.

-La universidad -dije con ironía marcada -Es jueves -terminé

-Ah si? -Se veía un poco confundido -Creo que estaba pensando en otras cosas -Sonrió forzosamente -Suerte entonces. Mamá no se movió ni un milímetro, casi nunca notaba mi presencia,  un leve asentimiento fue su despedida, o al menos yo lo había visto así,  o al menos deseaba que hubiese sido así. 

Apenas llegar a la universidad una pizca de gloria recorrió mi cuerpo, era una persona diferente todos los días,  podía sentir ese lugar como un hervidero de basura un día y como un puto paraíso digno que dioses griegos algún otro, éste era uno de esos buenos días,  gente caminando rápidamente a esas horas de la mañana por el enorme trecho que separada la primera de la segunda entrada, adornada un poco patéticamente de unos  árboles jóvenes que apenas veían al mundo crecer bajo sus raíces,  algún día sería hermoso ese lugar, si algún día llegara realmente. Una grave invasión a mi espacio personal me sacó de mis pensamientos. Y ahí estaba ella, chica reflexión,  estoy segura que me dio su nombre, es solo que no puedo recordarlo, me dedica una sonrisa curiosa.

-Por qué tanto apuro? -la ironía en su comentario logró una leve sonrisa que no dejé salir de mis pensamientos.

-Me gusta tomarme mi tiempo -respondí un poco cortante

-Sabes cuánto tiempo exacto le toma a una tortuga desplazarse 3Km? -dijo ignorando mis desinteresadas respuestas. Su pregunta era un poco estúpida, no llegaba a entender por qué se molestaba tanto en sacar una conversación con alguien, o quizás solo conmigo, me prohibía rotundamente sentirme especial para la chica reflexión sin ningún firme fundamento,  además, que eso no me traía ningún beneficio a demás de subir mi autoestima.

-No tengo idea -respondí luego de un silencio innecesariamente largo.

-Quieres saber?

-Supongo -Respondí rápidamente deseando que la inseguridad que me producía caminar sobre sus pasos desapareciera pronto.

-Esta tarde va a haber una clase de reunión para cierto grupo que quizás podría responder tus preguntas -su mano se posó en mi hombro por más tiempo del requerido, incómodo. 

-Claro -mis labios no obedecían a mi mente, no quería verla, ella me sonrió y empezó a caminar más rápido dando por terminada la conversación.

-Espera -Dije dudosa al no poder llamarla por su nombre. Se giró un poco sorprendida, pero seguramente no más que yo que no entendía porqué las palabras seguían saliendo de mi boca.  Una pequeña curvatura en sus labios me dio la bienvenida,  ella entendía que no recordaba su nombre y le hacía, al parecer, un poco de gracia.

-No acuerdas hora, ni lugar -Las palabras salían con dificultad de mi boca, no estaba acostumbrada a conversaciones con extraños -Si estás patrocinando esto, eres pésima -intenté romper la tensión,  ella  sonrió

-Es algo privado - dijo -A  las 2pm, 506H -Posó su mirada en mí por un largo tiempo antes de irse, parecía estar resolviendo una complicada fórmula,  nunca había visto ese grado de concentración en alguien que estuviese dirigiendo la vista en mi.

-No puedo recordar tu nombre -otra vez ese molesto síndrome de la verdad.

-Ven esta tarde, y te daré motivos para no olvidarlo -Y así sin decir más se fue, dejando a una espectadora increíblemente sorprendida por el rumbo que había tomado esa conversación. Pero qué carajos le pasaba a ella. Qué carajos me pasaba a mí.  Mierda, que la jodan,  no iría a esa estúpida reunión.

Tiempos de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora