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La mañana siguiente llegó de forma rápida, había sido una mala noche para todos, pero un nuevo día era una nueva oportunidad de hacer lo correcto. Ese fue el único pensamiento que Chan tuvo antes de salir de las cobijas... La habitación en la que Wonwoo había permanecido los primeros días era bastante cómoda, no le importaría pasar ahí algunos días.

Iba a tomar su celular sobre la mesita de noche y llamar a Jun; pero unos ruidos provenientes de la cocina llamaron más su atención. Caminó con cautela pensando que no quería encontrarse tan de mañana con Han, todavía no preguntaba quién era él y tampoco se miraba ansioso por conocerlo. Tragó saliva y decidió abrir sólo un poco la puerta. Se asomó para descubrir el refrigerador abierto, pero no había nadie a la vista. Salió por completo y caminó hasta allí.

- ¡AH! - gritó el chico sentado en el suelo

- ¡MALDICIÓN! ¡ME ASUSTASTE! - gritó Chan - ¿Qué demonios... Haces?

- ¡Tú me asustaste a mí! - le dijo haciendo pucheros. Su rostro estaba rojo de coraje - ¡Acabas de maldecir! ¡Le diré a Wonwoo!

Ese tono infantil... Esos gestos... La forma en la que devoraba el pote de helado y las envolturas de dulces regadas por todo el piso...

- ¿Ha... Hannie? - preguntó dudoso

- ¿Me conoces? - preguntó el chico - ¿Quién eres tú?

Chan casi salta abrazarlo, su cara cubierta de chocolate y sus manos llenas de migajas de galletas lo hacían lucir tan dulce y tierno que casi no resistía el poder estrujarlo en su pecho. Hannie era una lindura total.

Se sentó junto a él y con una servilleta comenzó a quitar la vainilla y el chocolate, incluso de su cabello

- Mi nombre es Chan - dijo con una gran sonrisa - Soy tu hermano me-... Mayor... Hermano mayor, es un placer conocerte

- ¿Tengo un hermano? - sus ojos se iluminaron como árbol de navidad - ¡Tengo un hermano!

El niño soltó el helado y se abalanzó sobre él dando besos en todo su rostro y llenándolo de dulce por doquier

- ¡Te amo hermano! - le gritaba en repetidas ocasiones - ¡Sí eres mi hermano! ¡¿Verdad?!

Chan rió a carcajadas - Sí, Hannie, lo soy - dijo acariciando su cabello

- ¡Tu cabello es tan negro como el de papá! - El comentario hizo a Chan borrar esa sonrisa. No quería saber absolutamente nada de ese hombre, pero tampoco quería dañar la buena imagen que Hannie tenía de Seungcheol, eso sólo lo lastimaría - Es cierto, mi cabello se parece al de él

- Es muy lindo - comentó Hannie - ¿Quieres conocer a Kuma?

- ¿Quién es? - Hannie gateó hasta la sala y regresó con un conejo blanco de felpa en sus manos

- ¡Él es Kuma! ¡Es un regalo de papá! - dijo mostrándole al peluche

- Ah...Ya veo... Es muy lindo Hannie

- ¿Y el tuyo? - dijo mirando por todas partes al pelinegro - ¿Dónde está el tuyo?

- Ah... A mí no me dieron uno - sonrió avergonzado

- Mm... ¿Tal vez papá me quiere más a mí? - Susurró pensando que Chan no podía oírlo

Era un hombre el que estaba frente a él, un hombre maduro y mayor que él. Pero Chan sólo podía ver a un Jeonghan pequeño y solitario... Tal como él lo fue en el orfanato. Siempre creyó que tener una casa propia y padres era más que suficiente para ser felíz. Jeonghan era el mejor ejemplo de que ni una casa, ni unos padres... Podrían serlo todo. Acarició el cabello del niño y él lo miró con otra sonrisa hermosa. Sin que se lo pidiera, volvió a abrazarlo y a llenarlo de chocolate, era sumamente cariñoso. Odió la idea de que Seungcheol hubiera recibido esos besos y abrazos

FALLIN FLOWER (WonHan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora