Cielo

169 13 12
                                    




—Hazme un favor. Dime solo lo qué de verdad quieres por una vez.

"Amo tus bonitos ojos azules. Me gusta tu sonrisa mañanera junto con tu mirada adormilada. Me encanta besar tu piel suave, pasar mis dedos con cuidado en tu espalda desnuda y llegar a tu cabello azul alborotado, acariciarlo y besarlo.

Me encanta cuando duermes conmigo, amo que me abraces con fuerza y me pegues a ti. Me siento menos solo así, siento que me quieres de verdad y me correspondes en todo sentido.

Me gusta cuando nos abrazamos y escondo mi rostro en tu pecho a la vez que acaricias mi cabello. Me encanta despertar primero y encontrarte a lado mío dormida y besarte en tu nariz, en tu frente, en todo tu rostro mientras escucho tu respiración tan tranquila. Y cuando al fin despiertas, besarte en los labios dándote los buenos días.

Me encanta pensar que nacimos para estar juntos. Qué nos correspondemos tu y yo. Qué nacimos para encontrarnos. Creer que somos almas gemelas, aunque constantemente te burles de esa creencia cuando miramos películas, abrazados en aquel sillón de tu sala, rodeados por una manta.

Si fuera por mí nunca me iría de ese sillón. Si fuera por mí, nunca dejaría de abrazarte, de decirte lo mucho que quiero.

Cuando terminamos de hacer el amor, mientras nos agarramos de las manos para luego abrazamos y dormir, puedo decir que amaría pasar la vida contigo, aunque creo qué tal vez tú no pienses en ello."

Los dos estaban cubiertos por varias cobijas gruesas. A Steven le gustaba dormir con varias mantas a pesar de que no hacía tanto frío como para usarlas. Lapis se le hacía peculiar aquello y no parecía que eso le incomodara dado que habían empezado a dormir juntos no hace mucho.

Aún no eran la seis de la mañana, y el teléfono de ella como de costumbre, comenzó a emitir su alarma escandalosa. Solo el rizado se despertó, se sentó en la cama y agarro el celular de ella y lo detuvo un tanto irritado.

Miró a la peli azul completamente sumida en su sueño y decidió dejarla dormir unos cinco minutos más. La observo unos instantes y luego con el rostro adormilado, se metió con ella en las cobijas. La abrazó tenuemente, levantó su rostro y la beso en la mejilla y después en la frente.

—Te quiero —murmuró, la abrazo más fuerte y cerró los ojos.

"Amo tu sonrisa. Me gusta cuando tus ojos negros brillan cuando me miras, cuando veo tu entusiasmo en las cosas que te apasionan y el cómo logras verle de una buena forma, a ciertas situaciones difíciles. Me encanta abrazarte, acurrucarme junto a ti cuando entro al cuarto muy tarde en la noche y te encuentro dormido.

Me encanta mirar tu rostro cuando duermes tan tranquilo, me gusta besarlo y pensar en lo que sueñas, en que es lo que te hace estar tan quieto y tranquilo. Amo meterme entre las cobijas, y mientras te abrazo y beso, encerrarte con mis piernas, aprisionarte para que no puedas irte si es que despertarás.

Me gusta tu cabello rizado, ocultar mi rostro en él, besarlo y jugar con él. Me encanta cuando eres tierno y cursi conmigo, y cuando que te sonrojes cuando te halago o te digo lo mucho que amo un aspecto de ti. Aveces sigues viéndote como un pequeño niño siempre que ocultas tu rostro en mi pecho cuando nos abrazamos.

Me gusta abrazarte aún más fuerte cuando haces eso. Acariciar tu cabello, decirte cosas lindas para que tu rostro se ponga todo rojo.

Amo cuando me dices que soy lo único en tu vida, que me amas más que a nadie en el mundo. Me gusta que nos repitamos una y otra vez que nos amamos cuando hacemos el amor. Me encanta pensar que me he entregado a ti por completo, y aunque suene algo ridícula, imaginar que estas entregado a mi al igual, aunque aún seas muy joven para decidir cosas de ese tipo."

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One-Shots LapivenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora