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Espíritu Navideño
Martes

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Un rubio de piercing en la ceja y tatuajes en la nuca entró a comisaría a paso rápido, respirando con dificultad. Ingresó al despacho del primer piso sin siquiera tocar la puerta; haciendo que el comisario, quien estaba de pie frente a su escritorio sosteniendo unos cuantos documentos, se girara ante la repentina intromisión.

Apenas pudo reaccionar cuando el desesperado inspector colocó ambas palmas sobre sus hombros, observándole fijamente a los ojos y transmitiéndole su propia intranquilidad.

- ¿Gustabo? ¿Qué sucede? - inquirió el ruso; dejando caer sus manos a la altura de su vientre para, así, poder observar a su compañero de trabajo sin que su visión de él fuera obstruida por las hojas que sujetaba.

El pecho del español subía y bajaba con velocidad; seguramente, habría entrado corriendo hasta el lugar.

- Volkof... - intentó regular su respiración, inhalando y exhalando con mesura en cuanto apretó con temor los pálidos hombros - Tú te lo estás follando, así que este año te toca a ti aguantarlo, ¿me oyes? - declaró seriamente.

- ¿Disculpe? - abrió los ojos con sorpresa ante aquella frase, escandalizándose ante la naturaleza burda del inspector.

Aunque no supiese exactamente a qué se estaba refiriendo ni por qué estaba diciendo aquello, Viktor tenía más que claro quién era el sujeto principal de aquella conversación: obviamente, Horacio. No podía estar hablando de alguien más que no fuera él.

- S—si es que no hay forma de escapar, tío. Una vez comienza... ya ves tú si alguien lo para. - ignoró la pregunta, compartiendo con el más alto su —claramente exagerado— miedo.

Volkov solo lo miraba como si estuviera loco.

- Pero— vamos a ver... - soltó un suspiro de frustración, sacándose las manos del rubio de encima y depositando sobre su escritorio la carpeta que portaba. Se volteó nuevamente hacia el contrario, cruzándose de brazos. - ¿A qué se refiere? - cuestionó confundido; su ceño fruncido.

- Hostia... que no lo sabes. - la boca del más bajo se volvió una perfecta 'o'; su expresión una mezcla entre querer reír y llorar.

Más reír, la verdad.

- ¿Qué es lo que no sé, Gust— -

- ¡ABRAN PASO AL HÉROE! ¡YA ES DICIEMBRE! - una inequívoca voz hizo eco en todo el edificio del CNP; haciendo que el rubio, alertado, se girara hacia la puerta.

- Nada. Estamos jodidos. - susurró derrotado a la pareja de su mejor amigo, logrando que este se sintiera aún más confundido.

La puerta del despacho se abrió una vez más, dejando ver a un alegre chico de cresta roja.

Horacio avanzó hacia los dos hombres presentes en la oficina, sintiéndose un poco desubicado ante la idea de verles hablando en privado. Aquella... "amistad"... había atravesado un par de baches en el camino, los cuales aún seguían en proceso de arreglo.

Gustabo y Volkov se giraron hacia él, decidiendo ignorar la transición de morado a carmín en su cabellera. Ya estaban acostumbrados a ver un color diferente en aquella cresta pasada una cierta cantidad de meses.

Viscum Album - volkacio (+18) [Especial Navideño]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora