03. Disfruta de los pequeños placeres.

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Cuatro meses habían pasado. Mi única comunicación con Hoseok era mediante mensajes de texto —Charlotte le había dado mi número—. Él seguía yendo a su universidad, y tenía que concentrarse en sus estudios, por lo que no disponía de mucho tiempo.

—¡Lo matará! —exclamó Samantha consumiendo una paleta de helado sobre el sillón cubierto con diarios por si se le derramaba, mientras le prestaba atención a una película de zombies.

Su personalidad seguía siendo la misma, en ese momento llevaba un short de jean negro rasgado y una musculosa del mismo color; su cabello aún rojo estaba recogido una coleta con no mucha dedicación. Lo único que había cambiado en ella era su peso, como dije antes, no era no esquelética pero tampoco gorda. Sin embargo, en este tiempo se estuvo cuidando y haciendo dieta —que ya no mantenía—, además de asistir al gimnasio día a día. Y con eso, logró la silueta bien marcada de la que ahora era dueña.

—Haz silencio, nuestros padres duermen —la regañé a pesar de que yo era la menor. Ella me ignoró y siguió en lo suyo.

Yo estaba en la mesa del comedor, observándola, aunque cada tanto revisaba mi teléfono para ver si tenía algún mensaje de él. Pero no, nada. ¿Estaría descansando también? En esa ocasión, yo traía bermudas rosadas y una remera celeste, mi cabello estaba atado en un rodete y me gustaba cómo quedaba mi sonrisa junto a mis a ritos blancos de perlas brillantes. Finalmente, me agradaba mi imagen. Aunque seguía comparándome con las demás y tirándome abajo, pero algo era algo.

De repente, el timbre sonó.

—Ñeh, seguro es Patrick. Ha estado insistente con que cambió y está más apuesto y blablabla, pero no le creo. Por el otro lado, Damon intenta volver y me desespera.

—¿No era que querías a Damon?

—No, él sólo es bueno en la cama.

—La cerda ha vuelto.

El timbre volvió a sonar.

—Ya ve a atender y dile que no lo quiero ver.

Revisé mi celular una última vez y noté que eran las 10:04 en punto de la noche, y sonreí.

—Hm, creo que no es para ti, Sam

Por fin abrí la puerta y me encontré a quien esperaba. Hoseok. Me sonreía desde el otro lado, yo me quedé mirándolo perdiéndome en sus ojos como una tonta enamorada. Él me hizo una seña para que saliera. Lo obedecí y cerré tras de mí.

Avanzó un paso y me tomó de las mejillas que acarició, y presionó sus labios contra los míos. La segunda vez que me besaba, la segunda vez que sentía esas famosas mariposas en el estómago.

Se alejó lentamente de mí con sus ojos posados sobre los míos.

—¿Qué fue eso? —se encogió de hombros y me entregó una nota color verde. Caminando hacia atrás, se despidió con la mano y luego se dio vuelta dejándome con la palabra en la boca. Y no había tenido el placer de escuchar su voz.

Suspiré y leí:

"Disfruta de los pequeños placeres"

Solté una carcajada seca, ¿cómo escuchar su voz, por ejemplo?

                                                                                                                                      **

Un nuevo día había comenzado. Un nuevo día en el que tendría que cumplir con el pedido de mi mejor amiga Charlotte, que descansaba en paz en los cielos. Esta vez era algo sencillo, si ella estuviera aquí podría deducir lo que haría antes de que le dijera. Me conocía tanto. Aún no superaba su muerte, por lo que al amanecer pensando en ella unas lágrimas cayeron de mis ojos. Pero con todo el esfuerzo, me recompuse de inmediato y me alisté para poder salir al exterior.

—¡Sam, voy a estar fuera, cualquier cosa llámame! —exclamé.

—¿Qué harás? —me preguntó desde la cocina, desayunaba uvas.

—Iré a un café y luego andaré por ahí.

—¿Quieres ir conmigo a un club en la noche? —me invitó.

—No, sabes que no soy muy de esos lugares. Tengo la nota de Charlie que dice que debo disfrutar de los pequeños placeres.

—Bien, pues hazlo —me sonrió—. Y cuando regreses revisa el buzón del teléfono fijo. Emily clama por ti. Y David ha dejado algunos.

—Claro, luego me fijo —sonreí—¡Adiós!

En cuanto salí a la calle pude sentir el calor sobre mí. Pero seguí mi camino, hasta la parada del bus que me dejó en destino, frente al gigante shopping que tenía varios negocios dentro.

Primero pasé por la cafetería y tomé mi desayuno acompañada de la lectura el diario. Ya habiendo finalizado, me dispuse a ir al lugar que tanto disfrutábamos observar con Charlotte: el acuario.

Sonreí al notar a los mismos peces que hace meses atrás habíamos visitados juntas. Pero al pensar en ella, sucedió un progreso, y es que sonreí y me sentí feliz en lugar de ponerme a llorar.

Disfruté contemplar cómo se peleaban entre ellos por comida, cómo se movían, y conocer mejor las distintas especies de la naturaleza.

—¿Lindo, no? —comentó una voz masculina conocida para mí.

—¿Cómo sabías que estaría aquí? —indagué a Hoseok atónita por su repentina aparición.

—Charlotte. Ella ha planeado esto por mucho tiempo...

—Ya veo —me acerqué a él y lo rodeé con mis brazos logrando que nos fundiéramos en un hermoso abrazo.

Otro de los pequeños placeres de la vida.

Like there's no tomorrow (J-Hope BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora