Capitulo 36.

434 36 4
                                    

Cap 36 " NO!"


Volvimos a pegar nuestros labios, sentía la necesidad de pegar su cuerpo más contra mi, pero ya no había mas espacio. Se separo un poco de mis labios

–Vamos – dijo en un susurro, mientras caminaba conmigo agarrada de su cintura y volvía a atacar mis labios lentamente, abrió una de las puertas. Para luego cerrarla con el pie y seguir su labor con mis labios. Luego sentí una superficie blanda en mi espalda, estábamos en una cama. Separe mi rostro del suyo para mirarlo en la oscuridad, que por las cortinas se filtraba un poco de luz de la luna, dejando ver nuestros rostros con claridad. Su rostro se veía mas atractivo de lo normal con este tipo de iluminación, la música se escuchaba de fondo y a lo lejos.
-¿Donde estamos? – pregunte en voz baja, mientras rozaba mis labios con los suyos –
-En la habitación de los padres de Robert – dijo en un susurro con voz ronca que me hizo estremecer, mientras acariciaba mi mejilla tiernamente, volvimos a juntar nuestros labios, comencé a levantar su camiseta, él levanto los brazos y por fin la fina tela había salido de mi alcance, nos dimos vuelta quedando yo encima de él, pase mis manos por su caliente piel, sintiendo cada músculo de su pecho. Aunque en mi mente solo aparecían las mismas preguntas continuamente. ¿Aquí, en la cama de los papas de un chico del colegio? ¿Como una más? ¿Otra vez vas a hacer lo mismo? La cosa volvió a subir de temperatura, un gruñido de parte de Harry salió de sus labios, subiendo más mis hormonas. El beso seguía cada vez mas rápido, las manos de Harry me quemaban en las partes donde el acariciaba. Un gemido salió de mis labios cuando Harry comenzó a bajar el vestido y besó el principio de mis pechos. Pero no podía seguir haciendo esto, por más alcohol que haya tomado o por cuanto quería. No debía.
-No Harry – dije en un suspiro, pero el no paro siguió besando mi hombro con dedicación, cada vez se me hacia mas fácil parar- Por favor Harry. Para. –Dije en un débil sonido, el paró y me miro, lo miré con pena

- No puedo hacerlo, por lo menos no aquí – dije agitada, el sonrió de lado. Y beso mis labios cortamente. Aunque parecía frustrado. Se estaba por levantar, pero lo di vuelta antes, quedando nuevamente arriba de el. Una idea se cruzo por mi mente, gracias al recuerdo que tenia de lo que había dicho Susan. –Por ahí no podamos hacerlo, pero… puedo ayudarte – dije pasando mi mano por su fuerte pecho, siguiendo por su vientre hasta llegar a la hebilla del cinturón, el me miraba mis acciones, veía como su pecho desnudo subía y bajaba agitadamente pero sin perder la tranquilidad que tanto lo caracterizaba, me mordí el labio inferior. Para luego repartir besos sobre su pecho, comencé a desabrochar el cinturón de su jean. Pase mi mano por arriba de su excitación por arriba del jean notoriamente excitada. Un gruñido volvió a salir de sus labios. Pero luego se tenso.
-Elizabeth – dijo Harry, subiéndome hasta su altura, para que lo mire a los ojos, lo mire confundida

- No quiero que lo hagas. No me parece justo que yo quede con el placer y tu no. –lo mire levantando una ceja, ¿acaso creía que era idiota? Me estaba rechazando

- Aparte estás ebria, no quiero que lo hagas estando ebria.
-¡No lo estoy! Pero claro... para tener sexo no te importa que este ebria – dije frunciendo el ceño y separándome de el, para luego sentarme en la cama mirándolo como una fiera, el seguía en su misma posición. Se veía tan apetecible, con su torso al aire libre, y el cinturón abierto. Junto a una mirada de deseo indescriptible. Sus labios estaban levemente hinchados y su mirada brillaba, Los rulos estaban levemente despeinados.
-Se me cruzaba por la cabeza que esto estaba mal. Pero hasta que no me paraste no me di cuenta – dijo serio, me sentía una mierda, me subí bien mi vestido y camine hacia la puerta, pero el me sujeto del brazo

- No me malinterpretes, quiero que esto pase. Pero quiero que ambos estemos lucidos. – Me di vuelta enojada- 
-¿Desde cuando te preocupa la lucidez? He escuchado cosas de ti peores – dije enojada, el apretó su mandíbula-
-Esto es diferente- dijo tranquilizándose- 
No te preocupes, ¡Esto no volverá a ocurrir! – dije de mala gana, para salir de esa jodida habitación, me sentía una patética imbécil niñita.

Elizabeth h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora