Parte 11: Los pupais.

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Dentro de la gran Aldea de Pravia, Nicholas junto a Cautelot y parte de un grupo selecto de generales militares, hablan sobre estrategias de guerra.

Nicholas apenas si podía entender algo de lo que sus mayores conversaban, solo se limitaba a escuchar.

— No tenemos suficientes recursos ni hombres para enfrentarnos a Sibartius. — Exclama uno de los generales.

— Es verdad, declararle la guerra, sería una masacre total para nosotros.

Cautelot se lo piensa detenidamente y se dispone a hablar.

— Piensen en esta guerra como un proyecto a largo plazo, además tenemos de aliado a la aldea de Neodrakia.

Todos se miran con extrañeza.

— Pero gran Líder, solo queda aquel niño de dicha aldea.

Todos comienzan a hablar en el salón, Nicholas se levanta.

— Es cierto que soy solo un niño, que perdió a todos en mi aldea, que no puede liderar a un pueblo como corresponde, pero aun así quiero luchar y demostrarles también a ustedes que hasta un niño puede llegar a ser un gran guerrero.

Nicholas mira con tenacidad a los generales presentes pero estos aún siguen sin estar convencidos del todo.

— Escúchenme, todos conocemos la historia del Sol abrasador en la guerra de los 100 años, de aquel samurái que derrotó a más de 1000 soldados él solo, pues déjenme contarles que este niño es el nieto de aquel gran guerrero, confió en que el podrá despertar el poder de "la furiosa ardiente". — Cautelot transmite toda su confianza hacia Nicholas.

— Pero Señor Cautelot, La furiosa ardiente ahora está en manos de Sibartius, ¿Cómo hará que el niño consiga despertar el poder?, si ni siquiera tiene la espada.

— Ese es precisamente la razón por la cual los convoque, nosotros nos infiltraremos en la ciudad de Sibartius y le volveremos a robar la espada a Kessler.

— Perdone mi pregunta, confió plenamente en su juicio pero ¿Cómo es que lograremos tal hazaña mi señor? Los muros de Sibartius son impenetrable.

— Con esto. — Cautelot sostiene entre sus dedos una ficha de dominó, que contenía en ambos extremos la figura de dos cabezas de leones rugiendo.

Todos se quedaron asombrados ante tal respuesta, no preguntaron más sobre el tema y decidieron confiar totalmente en el plan de infiltración a Sibartius y todo por una simple pieza de dominó.

Luego de terminada la Reunión, Nicholas queda pensando sobre la extraña pieza de dominó y decide preguntarle a Cautelot por ella.

— Señor Cautelot, Me preguntaba sobre la importancia de esa extraña ficha, ¿Por qué los generales quedaron estupefactos ante tal objeto?

— Veras Nicholas, en el pasado, antes de que la gran ciudad de Sibartius se convirtiera en una sola nación unificada, existía el nuevo rey Arturo, el primer samurái de toda la historia, el restauró la paz en el mundo, pero la gente le temía, el temor siempre viene acompañado con el odio, mucha gente le odiaba e intentaron asesinarlo muchas veces, sus enemigos tomaron posesión de espadas mágicas e intentaron hacer varios golpes de estados y lo hubieran podido lograr, si no hubiese sido por los "Pupáis".

— ¿Los pupáis? Pregunta Nicholas con extrañeza.

— Si, los pupáis era una organización creada para proteger el orden en la nación de Sibartius, eran samuráis que carecían de espadas mágicas, pero su alto dominio de técnicas de combate, los hacían una verdadera pesadilla para los espadachines mágicos, incluso derrotaron a la mayoría de ellos, quitándoles las espadas mágicas, es por esto que Sibartius tiene la mayoría de las espadas mágicas en su poder.

Los Samuráis De Excalibur (Tomo I)        "La Torre De Los Rōnin"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora