Mi primer día, y ya la estoy liando. Para empezar, había dejado el móvil en silencio la noche anterior, y aunque el despertador había estado sonando repetidas veces, estaba tan dormida que ni las vibraciones me desvelaron. Conclusión: tendría que haberme despertado a eso de las nueve, y cuando me di cuenta, eran ya pasadas y media. Sólo recuerdo que salté de la cama como una condenada.
Tengo una reunión con mi superior y el jefe de policía de Raccoon City a las diez. Son casi menos diez y aún voy camino de la comisaría. Menuda impresión voy a causar si llego tarde mi primer día...
Sigue así, Jill, y la próxima vez te pondrán de patitas en la calle...
Apenas me ha dado tiempo a acomodarme en mi nuevo piso a la afueras de esa tranquila y próspera ciudad llamada Raccoon City. No se parece absolutamente nada a mi New Orleans natal, y, a decir verdad, ya la estoy echando de menos. Raccoon está llena de fábricas y zonas industriales; es lo único que he visto en mi corta visita en la tarde de ayer.
New Orleans... bueno, es otra historia aparte. El jazz invade cada rincón de esa histórica y pintoresca ciudad de Louisiana, una auténtica seña de identidad de la que han surgido los mejores músicos de ese género. Campos verdes y ríos recorren lugares inhóspitos y de ensueño que ningún retratista querría perderse.
Sin embargo, Raccoon... Huele a dinero. No es que la gente vaya presumiendo que está forrada hasta las cejas, pero observo que hay mejor calidad de vida que en New Orleans. Por lo que he oído, la ciudad ha sido apoyada económicamente por una multinacional llamada Umbrella, una compañía que al parecer se dedica a la producción de fármacos y cosméticos.
Los rumores dicen que casi el noventa por ciento de la población activa de Raccoon trabaja de alguna manera u otra para la corporación. Aún me resulta increíble cómo una compañía puede tener los suficientes recursos como para decidir dar empleo a toda una ciudad y mantenerla en auge tanto tiempo.
Suspiro para mis adentros mientras giro a la derecha en la calle Ema, y justo en ese momento veo el imponente edificio del cuerpo de policía de Raccoon City. Es una majestuosa edificación que ha abarcado numerosas instituciones públicas a lo largo de los años. La última de ellas, si no recuerdo mal, la biblioteca municipal.
No puedo evitar sacar un poco la cabeza por el cristal para admirar más de cerca mi lugar de trabajo, donde pasaré horas y horas bebiendo café malo y charlando con mis futuros compañeros. Entonces, vuelvo a notar que los nervios se apoderan de mí. De nuevo las mismas dudas de la noche anterior.
¿Lo haré bien? ¿Seré la candidata adecuada para el puesto? ¿Cómo serán mis colegas?
Niego rotundamente con la cabeza mientras detengo mi Ford Fiesta frente a una verja metálica custodiada por un poli con gorra y uniforme. La excitación vuelve a aflorar de nuevo. ¿De verdad seré capaz de moverme en este mundo después de... de... todo lo que he hecho?
He servido a la Delta Force durante años. Mi superior siempre ha alabado mi profesional y mis aptitudes. Además, has pasado el entrenamiento básico, así que no serás un desperdicio del todo...
El hombre me mira con cierta curiosidad mientras se acopla la gorra a la cabeza y yo bajo la ventanilla del coche.
-Buenos días. ¿Identificación? - me pide mientras echo mano al bolso que está en el asiento del copiloto.
En la tarde de ayer me mandaron una carta. En ella iba adjunto un escueto escrito de bienvenida y una tarjeta identificativa con mi foto, mis datos y mi rango. Al parecer, tengo que enseñarlo para que me permitan acceder al interior.
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Todo o nada
FanfictionJill Valentine acaba de llegar a Raccoon City para empezar a trabajar en los S.T.A.R.S., una unidad del departamento de policía. Allí conocerá al que será su compañero Chris Redfield y con el que tendrá sus más y menos. Andazas Valenfield en la épo...