8 años atrás...
-¡No, déjenme! ¡Suéltenme por favor!- Gritaba el pobre niño llamado Julián de tan solo 8 años mientras forcejeaba y una trás otra sus lágrimas iban callendo de sus hermosos ojos hasta sus rosadas mejillas.
-¡Cállate! Mira, te lo voy a explicar por última vez, si sigues gritando y tratando de escapar, créeme, créeme que no tendré piedad contigo.- Le dijo en tono de advertencia el hombre que no parecía tener más de 45 años, mientras lo obligaba por tercera vez a calmarse. Mas el niño hizo caso omiso a sus palabras y siguió tratando de soltarse de sus "Terribles garras" como las llamaba el niño en su mente.
-¡Díganme! ¡Díganme dónde estoy y a dónde se llevaron a mi amigo Thomás!- Gritó más fuerte esta vez, tratando de averiguar dónde se habían llevado a su mejor amigo Thomás.
El señor, ya irritado de los incesantes llantos y gritos del pobre niño alzó una mano en forma de puño y la estrelló justo en el pómulo derecho del niño, este inmediatamente dejo de moverse, agonizando por el fuerte golpe.
-¡No! ¡No le hagan daño por favor!- Gritó otro niño siendo arrastrado hasta el salón dónde tenían a Julián, que este mismo hasta ahora estaba recuperándose del golpe que le había proporcionado el hombre.
-¡Thomás!- Gritó Julián-¡Thomás! Dime que está pasando por favor, tengo miedo- Preguntó el niño más desesperado que antes.
Thomás bajó la mirada al suelo, avergonzado de saber que todo lo que estaba pasando era culpa de su padre. Sin prestarle atención a Julián, tomo una bocanada de aire y se dirigió a los hombres.
-Él no tiene porque estar aquí, nosotros no tenemos la culpa de lo que sea que haya hecho mi padre, si quieren reténganme aquí todo lo que quieran, pero a él dejénlo ir- Dijo el pequeño Thomás y si, estos niños estaban consientes de lo que estaban viviendo en ese momento.
Uno de los hombres miró fijamente a Thomás y después desvío su mirada para fijarla en Julián, después de éste acto en su cara se formó una sonrisa tan espeluznante que hizo que los dos niños dieran un pequeño salto en su lugar, para después terminar por decir.-No, y ¿Sabés qué? Tengo una mejor idea que esa- Segundos después de decir eso, cogió a Julián por los brazos y lo amarró a una silla metálica, de tal manera que pudiera ver el siguiente paso de los dos hombres.
-No, ¡Esperen! ¿Qué piensan hacerle?- Gritó el pequeño Julián mientras trataba de soltarse, cosa que solo lo dirigió a hacerce varios daños en las muñecas.
De un momento a otro Julián solo podía ver como el pequeño y frágil cuerpo de su mejor amigo era abruptamente golpeado por esos horrorosos hombres, y mientras lo hacían estos dos no paraban de soltar carcajadas como si estuvieran escuchando el mejor chiste del mundo.
Patadas, golpes y sangre.
Era lo único que sus lágrimas le habían dejado ver ese miércoles por la noche, no podía creer como habían pasado de estar jugando en el parque juntos, a estar frente a dos hombres que no conocían para nada que solo les estaban ocasionando múltiples heridas por todos lados.
Después de unos minutos en donde no podía parar de llorar vió como uno de los hombres tomaba una navaja, la abría y la pasaba por todo el pequeño pecho de Thomás, así mismo escribiendo una gran "F", alaridos, gritos de dolor y risas cínicas era lo único que podían escuchar las pequeñas orejas de Julián.
Uno de los hombres al ya haber terminado su trabajo camino hasta él y le cortó las cuerdas que sostenían sus débiles muñecas, el pobre Julián salió disparado hacía donde ya hacía el cuerpo de Thomás cubierto de sangre y delirando. Nervioso y desesperado le dijo:-¡No! ¡Thomás tienes que quedarte conmigo ¿Okey?!- Le dijo Julián mientras tomaba su pálida cara entre sus manos obligándolo a a mirarlo-¡Mírame Thomás! ¿Recuerdas la vez que me prometiste que no me dejarías nunca? Si lo logras recordar entonces ¡Cumplelo! ¡No me dejes solo!
Thomás tomó una larga respiración para después con una voz débil decirle a su mejor amigo.
-No me iré de tu lado Julián, siempre estaré contigo en tu corazón, a donde sea que vayas, yo iré siempre contigo- Julián se negaba a creerlo, era lo único que hacía, negar con su cabecita mientras escuchaba atentamente las últimas palabras del que siempre fue y seguirá siendo su mejor amigo- Tranquilo, todo estará bien, solamente no me olvides.
Fue lo último que dijo Thomás para después dejarse llevar por la luz blanca que iba creciendo en frente de su vista dejando a un solo y destruido Julián, mientras que esté mismo solo repetía las mismas palabras que su mejor amigo había pronunciado.
Todo estará bien, solamente no me olvides.