Siempre estaré satisfecho de saber que haz dado tu último respiro.

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8 años más tarde...

<Tranquilo, todo estará bien, solamente no me olvides...>

—¡No! ¡Thomás!- Gritó Julián mientras se sentaba rápidamente en la cama dándose cuenta que aquello solamente había sido una pesadilla como de costumbre. Frotándose los ojos por las abundantes lágrimas que salían por ellos le dijo a la nada entre sollozos—Thomás, no, por favor no me dejes.

Trás eso, tomo unas cuantas bocanadas de aire tratando de calmar su acelerada respiración debido al susto de hace poco, giró su cabeza dispuesto a ver la hora y no se sorprendió al ver que eran las 4:48 de la madrugada.

Pesadillas.

Eran lo único que tenía desde que había pasado... Eso... Ya saben... Catálogemoslo como “Tema del que Julián nunca quiere hablar” recordarlo solo lo hizo estresarse más y se frotó el cabello y la cara con desesperación tratando de dejar eso solamente en el pasado, pero por más que hizo el esfuerzo no pudo.

Lo extrañaba, ¡Joder! Lo extrañaba muchísimo, no lo podía negar, tal vez en ese entonces eran unos críos que su preocupación solo había sido planear a que jugarían el día siguiente, pero Thomás había logrado dejar una marca muy grande en su vida. Extrañaba todo de él, su risa, su voz, sus abrazos, incluso cuando llegaban del instituto hablando de las niñas que les gustaban. El simple hecho de recordar todo eso lo hizo sonreír, pero no una sonrisa con alegría, no, era más bien una sonrisa cargada de nostalgia, esa misma sonrisa que aparecía en el rostro de todos al recordar al pequeño Thomás, todos menos su padre, que no sentía ni el mínimo remordimiento de culpabilidad de saber que a su propio hijo lo habían asesinado por su culpa. Hasta ahora nadie sabía por qué o por quién habían asesinado a Thomás, solamente Julián que había estado ese día presenciandolo y escuchando lo que había dicho su mejor amigo.

<Nosotros no tenemos la culpa de lo que sea que haya hecho mi padre>

Sus palabras resonaban en la cabeza de Julián como una vaivén que a veces no lo dejaba dormir en la noche. Se sentía cabreado, cabreado con este mundo de mierda, con esas personas de mierda que no tienen un solo sentimiento en el corazón, que no les importó hacer sufrir y después asesinar a un pobre niño que no tenía la idea del porque le estaban haciendo aquello, pero sobre todo, no podía disimular la cólera que le generaba el hecho de solo ver al imbécil que desgraciadamente era el padre de su mejor amigo, cada día, cada jodido día esperaba con ansías que ese idiota por fin se fuera de este mundo y se pudriera en las fuertes llamaradas del infierno.

<•••>

¿Por qué no comes Juli?- Le pregunta a Julián, Tessa, su madre, mientras ve que su hijo no ha comido un solo bocado de su desayuno.

—Por nada mamá, no te preocupes, mis ojeras se deben a que tuve una mala noche, y me imagino que mi falta de apetito también es por eso, nada de que preocuparse- Respondió tratando de hacer que su madre dejara ese tema de lado, no quería que le preguntase sobre porque había tenido una mala noche. Al parecer sus padres entendieron la referencia y dieron el tema por muerto.

—Tessa cariño, ¿Te molestaría poner otra taza de café para Daniel? Me dijo que pasaría por aquí a saludar-Le preguntó Adrián a su esposa, la cual asintió efusivamente mientras se dirigía a la cocina para hacer lo que su marido le había pedido.

‘Lo que me faltaba’ Pensó Julián mientras su mandíbula se tensaba y a su vez apretaba los puños debajo de la mesa, Daniel, era el imbécil del papá de Thomás,  nada más ni nada menos que el “mejor amigo” de su padre, no lo podía negar, en su momento ese ignorante le había agradado ya que gracias a él, había conocido a Thomás, ahora le caía como un jodido grano en el culo, simplemente no lo soportaba.

Ding Dong.

Sonó el timbre de la casa y Julián se molestó aún más.

—¡Buenos días familia!- Grito Daniel entrando todo entusiasmado como siempre.

Buena mi polla- Murmuró Julián mientras lo observaba con todo el odio que podía ofrecerle, a la vez que recibía una mirada de reproche de parte de sus padres.

Tras Daniel hacer una animada conversación con los padres de Julián se levantó de su silla y dijo.

—Voy al baño, sinceramente no me aguanto jajaja, ya vuelvo- Dijo para terminar desapareciendo por el largo pasillo.

Mamá, papá, creo que me iré a arreglar, no quiero llegar tarde a la clase de Coxon, ya saben que no dudará ni un segundo en ponerme una anotación-Avisó
a sus padres mientras se levantaba del comedor y se dirigía únicamente al pasillo donde había desaparecido el desgraciado de Daniel.

Hola campeón, ¿Cómo vas con esos estudios?- Le preguntó Daniel a Julián tratando de darle un abrazo tras haber cerrado la puerta del baño detrás de él.
Julián rápidamente le tiro un manotazo así evitando que sus asquerosos brazos lo rodearán.

Nisiquiera se te ocurra tocarme- Le advirtió Julián mientras le miraba con asco y odio al mismo tiempo.

Tranquilo bestia, no entiendo todavía tu odio hacía mi, no tiene sentido.

—¿No tiene sentido? No tiene sentido que una persona tan mierda e hipócrita como tú siga vivo, ¿Sabes que tampoco tiene sentido? No tiene sentido que sigas en este mundo mientras no estas pudriendote en el puto infierno, pero tranquilo todo normal, yo mismo me aseguraré que dentro de muy poco estés suplicando por tu perdón más este no se te será otorgado y hay otra cosa de la que debes estar enterado, siempre estaré satisfecho de saber que haz dado tu último respiro- Le hizo saber Julián mientras le dedicaba una última mirada de odio con la sonrisa más hipócrita que pudo haber sacado mientras se iba alejando de él en dirección a su habitación.

Pálido y asustado.

Así había dejado el furioso Julián al pobre Daniel, pero de algo estaba seguro Daniel y era que lo conocía muy bien y sabía que aquello no había sido solo una amenaza también había sido una advertencia, si por algo era conocido Julián es por su sorprendente sinceridad, y eso lograba hacer que Daniel se pudiese mear en sus pantalones si se descuidaba.

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